El 20 de febrero llegaron a Túnez miles de jóvenes de todas las ciudades y pueblos del país.
Sus demandas: un cambio radical de sistema político y el fin de una dictadura asfixiante. Una marcha de más de 150 mil personas ocupó simbólicamente el centro del poder.
Como sus coetáneos de Plaza Tahrir en Egipto, se han plantado con un campamento frente a los palacios del poder. “Si no se van, no nos vamos”.
En la tarde del 25 de febrero empezaron los enfrentamientos justo frente al Ministerio del Interior, lugar de tortura y detención de la dictadura.
La policía, a falta de periodistas internacionales, atacó a tiros y mató a por lo menos cinco personas. Los jóvenes han resistido a la represión. En todo el país han continuado los ataques a la comisaría de policía y han ocupado los edificios públicos del antiguo partido de gobierno. El ejército dejó de apoyar al dictador desde el 13 de enero pasado y ahora cuida el orden público para el gobierno provisional.
La pobreza de las regiones rurales se suma a la falta de perspectivas y libertades.
En las regiones del interior, muchas empresas transnacionales se abastecen de cientos de fábricas maquiladoras. Los obreros denuncian salarios inferiores de los minimos pemritidos por la ley.
Thala, es un ejemplo. Ciudad pobre y marginada, desde el 23 de diciembre del año pasado, empezó a rebelarse en contra del régimen de Ben Ali.
Seis jóvenes fueron victimados por la policía en los enfrentamientos que ocurrieron del 3 al 12 de enero
El partido de la dictadura RCD se disolvió el 9 de marzo pasado. La policía política está bajo investigación y el gobierno provisional ha convocado a elecciones para una Asamblea Constituyente el próximo 24 de Julio.
El desempleo, la pobreza y el deseo de conocer Europa sigue impulsando a miles de jóvenes hacia la migración.
Sin embargo, las demandas sociales de la revolución tunecina siguen vigentes en el país: “Trabajo, dignidad, libertad”.
Publicado el 01 de Abril de 2011