Andar de graffitero está cabrón
Nuestra sociedad es intolerante y cerrada a las nuevas culturas juveniles. Lástima que seguimos en la oscuridad.
Bader Jiménez (Graffitero)
Con el graffiti, como práctica cultural, se hace una crítica a la realidad social. Asimismo es una condición de joven que es asociado al vandalismo y la delincuencia.
Roberto García (psicólogo social)
Soy Carlos Asencio Ramírez Méndez, soy del barrio de Santocho[2]; por allá todos me conocen como el Hoge, y algunos más manchados me dicen Coruco. Hoge es mi sobrenombre. Pinto con ese tag, ya llevo un buen rato en esto. Cumplí tres años de andar pintando. Me he llegado a enfrentar con los puercos. Muchas veces he pagado multas y algunas he salido golpeado. Andar de graffitero está cabrón y más si no te la sabes o si te sales a pintar solo. No porque te apañan los puercos, sino que luego te salen gueyes moneando y te quieren talonear.
La mayoría de la banda grafittera comienza pintando por primera vez en su secu (escuela secundaria); se puede haber tenido influencias de sus compas más grandes o parientes, yo lo comencé a hacer porque veía a mi tío pintar. Cuando empecé, todo mundo me discriminaba. Ahora igual, pero me vale. Después de un rato sin darte cuenta ya todos en la escuela te dicen por tu placa y te hace sentirte orgulloso.
Al pintar te metes en muchos pedos pero si sales de ellos eres chingón. A mí una vez me torcieron en el Imán[3]. Esa vez acabé bien puteado y bien taloneado.
Uno pinta por principios y éstos no son precisamente los de los burgueses, sino los de uno mismo. Hay personas que piensan que por salirte a pintar en las noches y destruir al maldito mercado gringo o sus tiendas multinacionales es un delito. La gente piensa así porque se quieren volver gringos, o ya están bien apendejados por su mierda capitalista. Estas empresas multinacionales se han apoderado casi por completo de la totalidad del mundo.
Muchas veces he sido discriminado. Siempre me critican, pero ya me acostumbré. Me vale gaver. Pero hay veces que si me hacen emputar, pero no pasa de un tiro o una mentada de madre.