Cuando el gobierno, las empresas y el crimen organizado se trenzan con el objetivo de generar esquemas de poder, nace la macrocriminalidad. Su disolución no es fácil en un país como México, que cuenta con los factores ideales para su crecimiento, mismos que dan pie a otras problemáticas como la trata de personas.
Esto explicó la Lic. Narda Andrea Martínez Gutiérrez en la segunda sesión de la Cátedra Ellacuría, SJ, “Macrocriminalidad y trata de personas. Contexto nacional y latinoamericano”. Este espacio formativo es impulsado por Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, SJ de la IBERO Puebla para analizar el complejo entramado que surge con la mezcla de una crisis de estatalidad y una ciudadanía blanda con problemas sociales y estructurales profundos.
“Lo que se busca es que veamos cómo la trata de personas y las redes de macrocriminalidad me afectan en mi día a día, y que yo puedo ser parte de la problemática”: Lic. Narda Andrea Martínez.
Entre los actores representativos de la macrocriminalidad se encuentran las redes del crimen organizado. Estas son los detonantes de una forma extrema de corrupción, pues gracias al apoyo de agentes gubernamentales y empresariales, capturan el poder público para satisfacer fines privados.
“El principal problema en México es que esas redes fracturan al Estado y, por ende, gobiernan todas las regiones del país”. Esta extensión de poder se entiende gracias al concepto de narcoestado, que es la toma y control del país por el narcotráfico, del cual ya no solo forman parte los cárteles, sino también los gobiernos estatales y federales, así como otros actores políticos y empresarios.
El narcotráfico se ha valido de diferentes estrategias para mantenerse vigente y seguir abarcando cada vez más terreno. Acciones como control territorial, captación de menores, narcomenudeo, guerra entre cárteles y uno de los más representativos, la trata de personas.
La trata es vista como un negocio benéfico para estos grupos, pues sus clientes suelen ser las mismas personas que deberían castigar estos actos, como la policía. Las víctimas, principalmente mujeres, niñas y adolescentes, son captadas con la promesa de un trabajo en el narco, y si bien al principio es así, rápidamente son objeto de explotación sexual.
La captación de infancias y adolescentes es una de las problemáticas a las que la Lic. Martínez hace especial énfasis al hablar de crimen organizado, pues son usados como carne de cañón en una guerra inexistente que disminuye su esperanza de vida hasta los 12 años.
Las cifras oficiales dan cuenta de la urgencia: la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) estimó que 30,000 niños, niñas y adolescentes habían sido captados por redes de macrocriminalidad en 2015. Para 2018, esa cifra aumentó a 460,000. La Red por los Derechos de la Infancia en México y el Observatorio Nacional Ciudadano en 2021 reportaron que entre 145,000 y 250,000 infancias y adolescencias estaban en riesgo de ser reclutadas.
Ante este panorama, la experta llamó a su auditorio a reflexionar y analizar la trata de personas desde las redes de macrocriminalidad, pues es en esta esfera que las y los menores de edad suelen ser los más afectados. “Estamos viviendo violencia y altos niveles impunidad, lo estamos palpando en nuestra cotidianidad. Entonces les invito a que estemos pensando en cómo esto nos está afectando”.
Publicado originalmente en la IBERO Puebla