Sharol y Gabriel son maestros de danza folklórica en la alcaldía de Unión Hidalgo Oaxaca y, para aligerar el confinamiento que lleva casi 100 días, promueven los sones tradicionales del Istmo de Tehuantepec, a través de las redes sociales.
Son hermanos y muxes – como se les llama a los integrantes de la diversidad sexual en esta zona de Oaxaca- y su único propósito es que los jóvenes aprendan a bailar las danzas típicas de esta zona oaxaqueña, que aseguran va en decadencia.
El único requisito que piden es que las mujeres desde sus hogares porten una enagua o falta holgada y los hombres un sombrero, y posteriormente durante sesenta minutos explican paso a paso las técnicas de baile y el movimiento del cuerpo.
Las clases se transmiten los fines de semana a través del Facebook de forma gratuita, porque ahora en pandemia tuvieron cancelaciones de eventos y otras actividades, por lo que decidieron compartir su talento.
Ellos quieren que se revaloricen los sones regionales , porque es una forma de mantener viva la cultura zapoteca porque se incluye la vestimenta tradicional- enaguas y huipiles- así como accesorios y peinados.
“Un son regional” explica Sharol da identidad a los pueblos y a las personas que lo bailen, pero “no se baile como sea, sino hay posturas, ritmos y movimientos” que se han perdido y que ahora a través de las clases en línea muchas personas que viven fuera pero son originarias de esta zona, pueden aprender con una explicación detallada.
En cada transmisión que se efectúan los días sábados a través de la pagina “Zapotecos” y “Pachangueando TV”, el alcance es de 500 a 800 personas del Istmo de Tehuantepec y de todas partes del mundo.
Consideran que las clases en línea ha servido mucho, y ha sido un desestrés para las personas que lo ven, porque además de admirar los bailes también aprenden.
Sharol y Gabriel son especialistas en Danza Folklórica, estudiaron en universidades y desde pequeñas aprendieron a bailar los sones de su tierra, además han representado a su localidad en la fiesta de la Guelaguetza.
Además de bailar, rescatan sones regionales pocos admirados pero que tienen un valor cultural importante y que han revivido a través del tiempo.
Confiesan que han recibido ayudas de personas adultas y conocedores de la historia y de los bailes , y así han armado su clase tratando de rescatar la autenticidad posible.
No tienen fecha de caducidad, y mientras puedan, van a seguir mostrando sus bailes, porque aseguran el confinamiento se ha extendido y bailar es uno de los alivios emocionales más rápidos que existen.
Publicado originalmente en IstmoPress