Transitar las violencias revictimizantes desde la búsqueda con amor 

David López Nájera*/ GIASF

Foto: Colectivo Buscándote con Amor, Estado de México. 

Lamentablemente en México, la problemática de desaparición forzada continúa en aumento; han sido los colectivos y las familias quienes han demandado al Estado la localización de sus familiares, y justicia por los actos cometidos. En la  búsqueda los familiares se enfrentan a la violencia institucional ejercida por los agentes del Estado que revictimiza a las buscadoras; ante ello han aprendido a agruparse para demandar con más fuerza,  el motor en la búsqueda es el amor y la esperanza de encontrar a sus seres queridos. Ejemplo de esto son Adriana Nájera, Veronica Cortes y Manuel Flores, a continuación parte de su andar. 

El 25 de mayo del 2015 fue la última vez que Adriana Nájera habló con su hijo Gustavo Nájera Ayllon. Gustavo, quien entonces tenía 16 años de edad,  había ido a Xalapa, Veracruz, a trabajar para poder aportar en la economía de la casa. Él se comunicaba constantemente con su madre mientras se encontraba de viaje. La última vez que se comunicó le comentó que los habían detenido policías por haberse pasado un alto; y que los llevarían detenidos al cuartel de San José, en Xalapa. Después de ello ya no volvió supo nada de él. 

Ante la ausencia de comunicación Adriana intentó buscarlo; contactó a su vecina, cuyo hijo (amigo de Gustavo) también fue a trabajar a Veracruz, pero no tuvieron noticia de ninguno de los dos. Adriana tuvo que reunir dinero durante una semana y media para poder trasladarse desde el Estado de México (su lugar de residencia) a Xalapa. Cuando logró llegar a esta ciudad se dirigió al Cuartel de la policía Estatal a preguntar por el paradero  de Gustavo; la respuesta del oficial que la atendió fue: 

“¿Por qué tardó tanto en venir a buscar a su hijo señora? Si hace una semana que no sabe de él, tuvo que venir de inmediato. Aquí no hay registro de su ingreso. Además su hijo es menor de edad y tiene que estar pendiente de su hijo”. 

Adriana lo vivió como un regaño por parte de las autoridades. Tuvo que acudir a la Fiscalía a levantar el acta por desaparición; también solicitó que se levantara la Alerta Ámber, pero esta jamás se activó; ambos actos fueron claramente violentos y revictimizantes por parte de las autoridades.  También le hicieron las pruebas periciales de adn, pero estas no fueron procesadas de forma adecuada por lo que se perdieron; Adriana repitió las pruebas 3 años después en la Fiscalía del Estado de México, pues no le era posible trasladarse a Xalapa, y esta fue una vía que busco para que las pruebas llegarán a la Fiscalía de Veracruz. 

Adriana ha continuado en búsqueda desde ese momento; su situación económica dificulta que pueda trasladarse  constantemente a Veracruz, por lo que acude cuatro o cinco veces al año para preguntar por los avances en el caso de su hijo.  En  la investigación de su caso, han transitado al menos cuatro  Ministerios Públicos, algunos “haciendo” más que otros. Sin embargo, a la fecha hay pocos avances Ella menciona que un gran problema al que se ha enfrentado en la búsqueda de su hijo es la distancia, pues no puede darle el seguimiento como ella quisiera; además de que a habido ocasiones en las que se traslada y simplemente le dicen que no hay avances, y otras en las que de un dia a otro le piden que acuda a la Fiscalía cuando conocen la dificultad que eso implica para ella. 

Adriana le ha solicitado al Ministerio Público (MP) que esté llevando su caso que al menos le marque una vez al mes, para saber sobre los avances de su hijo; aunque le responden  que sí, y que estarán en constante comunicación con ella, esto no ha ocurrido nunca; incluso han dejado de responder mensajes y llamadas. 

El desinterés o la falta de seguimiento por parte de los Ministerio Público es una acción que se repite con más frecuencia de la que debería, además de esto se suman las malas prácticas y los actos de revictimización, que claramente son violentos; a los que las buscadoras  se van enfrentando al buscar a su familiar desaparecido; otro ejemplo de ello es el caro de Erik Flores. 

El 12 de mayo del 2018 desapareció Erik Flores Cortés.  Erick había salido a comer con su primo a Ojo de Agua, localidad perteneciente al municipio de Tecámac en el Estado de México. Horas antes de su desaparición, había acordado con su padre Manuel Flores que el día siguiente pasaría por él para que fueran a jugar futbol, pues competían en la liga local junto con un grupo de amigos. Manuel se fue solo al partido esperando que su hijo lo alcanzara en el  campo de fútbol,  cuando  se percató que ya era tarde y su hijo no llegaba, le dijo a su esposa que fueran a buscarlo. 

Erick vivía con su pareja y su hijo recién nacido, Manuel y su esposa Verónica le preguntaron a su nuera sobre el paradero de Erik, ella les comentó que había salido con su primo político, acudieron a casa de su primo y ahí encontraron reunida a la familia del primo. Ellos les comentaron que desde la noche anterior supieron que habían sido detenidos por policías en Ojo de Agua, y después de ello ya no supieron más del paradero de los jóvenes. 

Manuel y Verónica, salieron a la búsqueda de su hijo, recorriendo semefos y agencias de policías para poder localizarlo, sin embargo; la búsqueda no fue exitosa. Acudieron a la fiscalía del Estado de México, para levantar el acta de desaparición, y ahí comenzó su búsqueda.  Ambos coinciden que al principio los MP solían ser muy groseros: 

“Los MP nos trataban mal, nos citaban a una hr, por ejemplo a las 10 am y nos atendían como hasta las 3 pm; para entrar y que nos dijeran ¿Que? ¿Qué es lo que quieren?. Pues saber de nuestro hijo, que ha avanzado, aquí no hay nada de avances y no sabemos de su hijo”. 

Coinciden en que han sufrido muchas violencias por parte de los MP que han llevado su caso,  al punto que uno de ellos les solicitaba dinero para emitir un oficio, o para ir a búsquedas en otros municipios o ha otro estado, además  les pedía dinero para la gasolina además de pagarle su comida. Al igual que con la señora Adriana, en el caso de Erik han transitado entre cuatro o cinco MP tomando su caso, el último que lo asume aproximadamente hace tres meses aún no conoce los detalles de la Carpeta de Investigación; Manuel dice que parece que ni siquiera la ha leído.

También les han solicitado de un día para otro que acudan a la Fiscalía, sin considerar sus tiempos o si están en posibilidades. Pero desde hace ya cinco años, Manuel y Veronica no han desistido de buscar a su hijo: esperan encontrarlo y poder abrazarlo una vez más. 

Adriana, Manuel y Verónica reconocen que lo que les ha permitido continuar con sus búsquedas ha sido encontrarse en colectivos con personas que están viviendo situaciones similares.  En estos espacios han encontrado apoyo y entendimiento; además de que no juzgan “su depresión”; sino que entienden que hay algunos días malos y algunos buenos pero que es a partir del apoyo del colectivo como se puede continuar día a día en la búsqueda de sus hijos. 

Ellos como padres han tenido que aprender a defenderse de los funcionarios del Estado que puedan llegar a ser violentos en sus actos;  a reconocer y hacer valer sus derechos como padres buscadores, también como miles de personas han tenido que salir a buscar a sus hijos a diferentes espacios; pues el Estado está sobrepasado y si ellos no los buscan pareciera que los Agentes del Estado no hacen lo que les corresponde. 

Este aprendizaje se ha socializado, los familiares en búsqueda comparten los aprendizajes con otros familiares y esto ha posibilitado un frente común para demandar y exigir que las violencias a las que son expuestos no se continúen replicando. Los familiares encuentran en los colectivos espacios de empatía y comprensión sobre la situación que atraviesan. El amor hacia sus hijos los ha mantenido en su búsqueda. Ellos han aprendido a resistir, a demandar justicia y a acompañarse en la búsqueda.

Foto del colectivo Buscándote con Amor, Estado de México. 

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* David López es psicólogo, estudiante de la maestría en Psicología Social por la UAM Xochimilco, estudiante asociado al GIASF y operador del Observatorio Etnográfico de las Violencias. 

El Grupo de Investigaciones en Antropología Social y Forense (GIASF) es un equipo interdisciplinario comprometido con la producción de conocimiento social y políticamente relevante en torno a la desaparición forzada de personas en México. En esta columna, Con-ciencia, participan integrantes del Comité Investigador y estudiantes asociados a los proyectos del Grupo (Ver más: www.giasf.org) así como personas columnistas invitadas.

La opinión vertida en esta columna es responsabilidad de quien la escribe. No necesariamente refleja la posición de adondevanlosdesaparecidos.org o de las personas que integran el GIASF.

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