Todas somos artistas

Mary Farquharson

Fotos: Consuelo Pagaza y Mary Farquharson

Ciudad de México | Desinformémonos. La comunidad artística salió en grandes números a marchar el día de hoy pero, más que las caras conocidas de actrices, músicas, poetas y pintoras, hubo muchísimas decenas de miles de mujeres que fueron las verdaderas artistas. Cantaron, bailaron, gritaron, improvisaron y sobre todo, crearon una enorme y fuerte obra que es un reclamo por la justicia.

Las músicas que marcaron el ritmo y que dieron vida a la marcha fueron las batucadas de luchadoras, bandas que son improvisadas y que son imponentes. La ‘Colectiva Incendiosas’, la ‘Colectiva Sirenas’ (que hacían su debut musical el día de hoy) la Lesbobatukada, que tiene mucha experiencia en el campo. Hubo mujeres tocando sartenes con cucharas de madera y una argentina que tocaba un tambor ‘alegre,’ hecho de madera y de pieles de animal. El tambor, fue hecho por mujeres en Colombia y tocado por una argentina en las calles de la Ciudad de México.

Estaba presente incluso la voz de la cultura pop comercial. Una pancarta decía, con las letras tan conocidas escritas en inglés: “GIRLS JUST WANT TO HAVE FUN, NOT TO BE KILLED.”

Estaban grandes actrices de la Compañía Nacional de Teatro, y junto con ellas marcharon las estudiantes y maestras de la Casa del Teatro, del CUT, del Cedart y el ENAT. Marcharon, me insistieron, en solidaridad, porque son mujeres y quieren marchar. Según ellas, las verdaderas actrices del día de hoy fueron todas las que se vistieron de brujas, de payasas o de luchadoras (o una combinación de las dos, como la chava que mostraba su pancarta fuera de la Cantina ‘Manifestación’. Decía “QUEMARÍA LA CIUDAD ENTERA PARA QUE MARÍA NUNCA MÁS SUFRIERA”. Me juraba que no es artista, pero no le creí).

La intensidad de la pintura se encontró fuera de los lienzos, en las latas de espray con las que pintaban el asfalto con los nombres de mujeres asesinadas. La pintura se encontró en las muchas cabezas color morado y en la manos rojas, muy rojas, impresas sobre la bandera mexicana. Las artistas plásticas de nombre estuvieron presentes, cantando y marchando al ritmo de sus miles de compañeras. El arte conceptual de hoy fue más bien anónimo. #desgarradas, con una obra muy fuerte: un montón de medias rellenas de periódico, como si fueran brazos, piernas y cabezas, sin la posibilidad de identificación.

Las verdaderas artistas plásticas de hoy que fueron las niñas con pancartas dibujadas por ellas mismas, como la de la pequeña Fátima, acompañada por su papá y por sus dos perros vestidos de terciopelo color morado. Su pancarta, con una lluvia de colores vivos –dibujados con movimientos de ira– decía: “NI UNA FÁTIMA MENOS.” Hablaba por todas las Fátimas, y por ella misma.

Estuvo presente una colectiva de escritoras, y otras que anduvieron marchando a solas. Sin embargo, las grandes poetas del día fueron las que gritaron juntas: “MUJER, HERMANA, SI TE PEGA NO TE AMA” y las bailarinas fueron las que zapatearon sobre las bardas de metal que otras habían tumbado.

Después de momentos de silencio masivo, apareció un mar de manos bailando en el aire porque el arte es contradictorio y es de diferentes intensidades. Va lento, va rápido, va con alegría, va con ira y va con una tremenda tristeza impresa en las caras de las madres, a quienes debemos tanto por no haber protegido a sus hijas.

Como el mejor arte, la marcha tuvo sus momentos de introspección, de rebelión, de reto y de mucha ira. “Sin violencia,” gritaban la gran mayoría de las mujeres, pero también aplaudían cuando las compañeras lograron subir arriba de las bardas altas en frente de la catedral y desde ahí pintaban el cielo con explosiones de color morado.

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