Fotos: PERO RENDÓN/ICM
No es imposible un enfrentamiento militar entre China y Estados Unidos (EU), países que sostienen una nueva y segunda Guerra Fría, al disputarse la coordinación y conducción de la globalización, señaló el teólogo y filósofo brasileño Leonardo Boff.
En su conferencia magistral ‘Retos de la democracia’, que impartió en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, Boff explicó que mientras EU impone su hegemonía con las armas, China quiere ganar la hegemonía de la globalización por la vía económica, porque no puede confrontarse militarmente con EU, pero sí económicamente.
Es por eso que China está penetrando fuertemente en toda América Latina (AL), especialmente en Brasil, lo que ha preocupado a EU. Y es que bajo el llamado ‘nuevo camino de la seda’, el gigante asiático sostiene relaciones económicas con 56 naciones a las que inyecta 26 trillones de dólares, para apoyar la infraestructura de países pobres, para que sean involucrados en el desarrollo y puedan consumir los productos chinos.
Como China necesita fundamentalmente de commodities (minerales y todo tipo de alimentos), ve en Latinoamérica “una especie de reserva ecológica mundial” para su proyecto; de ahí que el año pasado tan sólo en Brasil invirtiera 54 mil millones de dólares para construir una línea ferroviaria del Atlántico al Pacífico, que atraviese la cordillera de los Andes, para exportar productos.
Estados Unidos también necesita que América Latina produzca commodities para el mercado mundial, pero lo hace con una estrategia de desindustrialización de los países de la región, con el fin de recolonizar toda AL.
Para lograr poner en línea a todos los países con los intereses de EU, la política imperialista de esta nación se sirve de: desestabilizar a los gobiernos (contrarios a Estados Unidos), hacer campañas de desmoralización de la política y destruir a las figuras de liderazgo popular a través de la difamación social; como ocurre con los brasileños Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva y Dilma Rousseff, a quienes “hasta ahora no les han podido comprobar ninguna corrupción” y “por más que los jueces sean parciales no hay crimen por el cual imponer una pena judicial”, dijo Boff.
Sin embargo, la estrategia es desmontar todos los avances que hizo ‘Lula’, pues todos los proyectos que beneficiaban a millones de personas están siendo desmantelados; por ejemplo, se eliminaron los subsidios a la enseñanza y se afectaron las leyes de jubilación, lo que “es una agresión sistemática contras las políticas sociales”.
“La situación en Brasil es sumamente grave y nos hace pensar lo que puede pasar en América Latina con los gobiernos progresistas o que tienen más una vertiente popular y que no se ponen en línea de los intereses globales del imperio. Es un juego extremamente cargado de consecuencias tristes para el pueblo; volver a una neocolonización, dejarnos totalmente a una marginalidad y ser solamente los que suministran bienes y servicios naturales a los países centrales”.
Retos de la democracia
Esa ofensa a los derechos sociales y personales hace que actualmente la gran lucha en Brasil sea por rescatar la democracia, de la cual Boff comentó que se tienen muchos tipos:
1. Democracia directa. Funciona solamente en Suiza.
2. Democracia representativa. Que no funciona en AL, porque los pueblos no se sienten representados por los diputados y senadores, porque son electos gracias al financiamiento de las grandes empresas y los intereses de éstas.
3. Democracia participativa. Es una donde no sólo el parlamento y los políticos deciden los destinos del país, sino que también se consulta continuamente a los movimientos populares. Se aplica mucho en las bases de Brasil, especialmente en los municipios donde son muy fuertes los movimientos sociales de negros, de mujeres, por la tierra o por un techo.
4. Democracia social. De corte popular, incluye los retos que vienen de la Tierra y de la ecología; es un ecosocialismo.
5. Democracia comunitaria. Es una contribución de los andinos, y que bajo el título del bien vivir y el bien convivir tiene como eje central el equilibrio y armonía en la familia, en las clases sociales y con un profundo respeto a los derechos de la naturaleza, de la Madre Tierra (la ‘Pachamama’, como la nombran los incas).
El XXI, siglo de los derechos de la naturaleza
Sobre este último punto, la Tierra, Boff recordó que el 22 de abril de 2009 en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se determinó nombrar a la jornada de conmemoración de la Tierra, Día de la Madre Tierra, lo que “significa un avance en una democracia socioecológica”.
Por eso, mientras el pasado fue el siglo de los derechos personales y sociales, “el siglo XXI será el de los derechos de la naturaleza, de los derechos de la Tierra”. En esa reunión en la ONU, el brasileño dijo que en tanto con la tierra como suelo uno puede hacer lo que quiera, sea cavar, comprar o vender; la Tierra como Madre no se puede comprar, ni vender, sino que se tiene que amar, cuidar y proteger.
La Tierra es un súper organismo vivo que articula lo físico, químico y biológico de tal manera que siempre produce o reproduce vida, pero no es un baúl lleno de recursos; porque estos son finitos. Por eso no se pueden extraer de manera infinita los recursos de la naturaleza.
“No podemos seguir adelante con ese tipo de desarrollo, porque muchos economistas que trabajan la ecología, el más importante de ellos Joseph Stiglitz, que es un Premio Nobel de Economía, ha calculado que si los países opulentos y ricos quisieran universalizar su riqueza a toda la Tierra, necesitaríamos cuatro Tierras semejantes a esta; lo que es imposible”.
“Por eso tenemos que cambiar; es el mensaje de la encíclica Laudato Si del Papa Francisco, que no es una encíclica verde, es una encíclica de una ecología integral, que considera lo ambiental, lo social, lo mental, lo espiritual, todo en conjunto para salvar y cuidar de la casa común (la Tierra). Ahí, por 35 veces, el Papa insiste en que hay que transformar nuestra forma de producción, nuestra forma de consumir; porque si no lo hacemos vamos al encuentro de lo peor”.
Así, una democracia que incluya los derechos de la naturaleza, de la Madre Tierra, sería un paso adelante a los tipos de democracia que hemos tenido. Y los sujetos portadores de esa nueva democracia son las personas que sufren, que sienten en la piel la explotación, el hambre, la marginalidad que el sistema mundial impone a gran parte de la humanidad.
A esas personas, pertenecientes a movimientos sociales, el Papa Francisco les dijo en julio del 2015 en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, que deben luchar por las tres ‘T’ que dan dignidad al ser humano: Tierra, Trabajo y Techo.
“Tierra, porque es una madre, y no hay que verla como medio de producción, sino hacerla productiva, pero como una madre produce, sin explotarla; Techo, porque somos seres humanos y no animales que viven en la naturaleza; y Trabajo, con dignidad, no solamente para enriquecer el mercado, sino para conseguir los medios de vida y realizar nuestras potencialidades”, explicó Leonardo Boff.
A esos representantes de los movimientos sociales, el brasileño recordó, que el Papa les dijo que tienen que ser los profetas de lo nuevo, ser los constructores de la refundación de la democracia; una democracia que involucre a todos, incluso a la naturaleza con sus derechos. Y que tenga tres características: que la economía no sea orientada para el mercado, sino que sea una economía para el pueblo; que luchen por la justicia social, que es la base para una cultura de la paz; y que cuide de la casa común, la Madre Tierra, sin la cual ningún proyecto tiene sustento.
“Tenemos que refundar la democracia con base en esa población que quiere participar, crear condiciones de vida para toda la humanidad; no solamente para esas élites que tienen un consumismo individualista exagerado, no un consumo solidario, una sobriedad compartida”, comentó Boff.
Ciertamente en todo el continente americano hay bastante desamparo y decepción porque se siente que la crisis está contaminando las bases de la vida social. Mas se necesita esperanza, la cual como decía San Agustín, tiene dos bellas hermanas: la resistencia y la valentía.
Resistencia, para no resignarse al mal e intentar cambiarlo, a través de la valentía de cambiar, de empezar lo nuevo. “La esperanza vive de esas dos dimensiones, la resistencia frente al mal y la indignación no aceptada; y la voluntad de cambiar, la valentía de cambiar”.
La esperanza es la capacidad continua de tener proyectos con sentido y para mejorar las condiciones humanas, de tener otras visiones más justas de la convivencia de los seres humanos entre sí y con la Madre Tierra. La esperanza es esa fuerza que nos mueve continuamente para reempezar, superar obstáculos, ir más allá de los fracasos y tener la valentía de soñar con mundos posibles que están dentro de nuestra posibilidad.
“Esa esperanza va a triunfar, no vamos a sucumbir de nuevo a regímenes dictatoriales profundamente injustos, pues a pesar de todos esos dolores tenemos fuerzas para inaugurar algo nuevo, donde cada uno sea una semilla que contenga todo dentro”.
“Si cada uno se piensa como una semilla, los movimientos sociales se entienden como una semilla, tendrán la fuerza de una semilla, y ahí creo que vamos a superar la crisis y tener sí, lo que unos ya llaman una democracia planetaria, donde el planeta Tierra será administrado por sus problemas, por una centralidad pluriforme para enfrentar problemas colectivos y solucionarlos colectivamente, lo que no ocurre hasta ahora. Yo creo que hay que vivir de esa esperanza, y que ella tiene la última palabra, y no el desamparo, la desesperación y la crisis”; concluyó Boff.
Leonardo Boff
Leonardo Boff, quien acudió a la Universidad Iberoamericana Ciudad de México para hablar de la democracia en tiempos de violencia hacia la Madre Tierra, indicando los caminos de respeto a la vida de los pobres y de la Tierra, nació en Brasil en 1938. Es doctor en teología y filosofía. Siempre ha sido un defensor de los derechos humanos, especialmente de los pobres, y defensor de los derechos de la Tierra. Pertenece a la primera generación de teólogos de la liberación (surgida en la década de los años 70 del siglo XX). Escritor prolífico, es autor de más de 60 libros.
Desde sus primeras obras teológicas, como Pasión de Cristo, Pasión del mundo, Jesucristo liberador, Gracia y liberación, planteó las bases teológicas de una crítica de la civilización capitalista a partir de la escucha del mundo de los pobres, expresado en los movimientos sociales.
Ha integrado en su reflexión teológica a la ecología como una dimensión constitutiva de la justicia y de la misericordia humano-divina. Es embajador de La Carta de la Tierra, una declaración internacional de principios éticos fundamentales para la construcción de una sociedad global, justa, sostenible y pacífica para el siglo XXI (signada recientemente por la IBERO); iniciativa que cuenta con el apoyo de multitud de organizaciones internacionales de la sociedad civil y de diferentes religiones para evitar el colapso ecológico y civilizatorio producido por la razón instrumental.
Participó activamente en la redacción de la encíclica del Papa Francisco Laudato si, un documento mayor del pensamiento cristiano contemporáneo que anude en su análisis el problema de la violencia global y la justicia con la misericordia en el contexto de la depredación global producida por la sociedad moderna.
La conferencia magistral ‘Retos de la democracia’ fue impartida por Leonardo Boff en el marco del ciclo ‘Por un cambio de mundo. Habitar la democracia’; organizado por la Vicerrectoría Académica de la IBERO. Durante su ponencia, el brasileño estuvo acompañado en la mesa del presidio por el Dr. Alejandro Guevara Sanginés, vicerrector Académico; y el Dr. Carlos Mendoza Álvarez, director de la División de Humanidades y Comunicación.
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