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“Tánana”: El emotivo documental sobre los pueblos navegantes de la Patagonia

Un regreso al origen, a lo esencial y más profundo de la vida yagán, cuando navegar por mares australes era lo habitual y cotidiano para esos hombres y mujeres que hacían de las frías aguas del Beagle y el Cabo de Hornos su vida en pleno.

Esto es lo que revela el documental “Tánana” que en lengua yagán significa “estar listo para zarpar”, de Alberto Serrano y Cristóbal Azócar, reviviendo la esencia del pueblo canoero a través de uno de sus miembros, Martín González Calderón, quien a bordo de una nave artesanal se sumerge por las desafiantes aguas del Cabo de Hornos.

Un tránsito al pasado pero reflejando el presente de esta cultura, representado por Martín González, miembro de la etnia canoera yámana, que junto al sociólogo y director del Museo Antropológico Martín Gusinde (MAMG) de Puerto Williams, Alberto Serrano, es el que plantea el documental “Tánana”.

 “Se trata del regreso de Martín González Calderón a diversos lugares del archipiélago del Cabo de Hornos, en donde creció y navegó, y a los cuales no había regresado en casi 40 años. Pero también es, de cierta forma, el regreso a la experiencia del modo de vida navegante tradicional, el regreso al maritorio y lo que significa para los pueblos navegantes su vida centrada en el mar”, explica Serrano, director del documental junto a Cristóbal Azócar.

“La idea surge a través de conversaciones con Martín, en donde va apareciendo permanentemente una alusión a todo el archipiélago, a una serie de lugares únicos, los cuales vivenció de una manera que hoy no existe. De este modo comenzamos a pensar la manera de regresar a estos lugares, de reconocer el territorio y los recuerdos de él. Así fue cómo surgió entonces la idea de hacerlo a través de un documental”, comenta el director del MAMG.

El director explica que dentro de los objetivos estaba regresar a estos lugares de tan difícil acceso en el presente. “La experiencia de la navegación tradicional va más allá de los lugares o el paisaje y su fauna, es un modo de ser, de estar y entender el mundo y pensamos que lo audiovisual podría abrir el espacio a permitirnos reunir ambas cosas, el registro y la experiencia. Ahora, espero que eso lo hayamos conseguido”.

Fundamental es el rol que emplea Martín González en el documental, expresando las ganas por superar las dificultades existentes para navegar a través del archipiélago. “Tras los conflictos limítrofes de los estados chileno y argentino, y la consolidación de su instalación en el territorio a través de sus instituciones, la posibilidad de navegar libremente para los descendientes yaganes, fue truncada. Hoy, y desde hace algunas décadas, no pueden navegar como lo hacían antes y están sujetos a la legislación chilena de control marítimo que es sumamente conservadora y no tienen coherencia con el modo de vida de la gente que siempre ha vivido y seguirá viviendo en el archipiélago. Todo esto ha desarraigado a los yaganes de la inmensidad de su maritorio y ese es el gran conflicto que Martín está dispuesto a superar”, dice el sociólogo quien además adelanta que de manera paralela ya está trabajando en una serie de cortometrajes vinculados a Tánana.

“Sigue siendo muy importante poder dar cuenta de la situación actual de los pueblos originarios de Magallanes y reflejar de que no se trata sólo de una deuda histórica, sino que de una deuda con su situación presente, todavía atravesados por terribles injusticias y políticas públicas que no pretenden cambiar el fondo de los problemas y sólo buscan maquillar un poco las cosas”, afirma el realizador.

Difícil tarea

Grabar este documental, no fue fácil, duró casi dos años, esto obviamente acompañado de las dificultades lógicas de grabar en la tierra más austral con un clima variante, a demás de la post producción que significa elegir tomas dentro de muchas para la cinta, trabajar fuera del hogar, en una tierra alejada y de poco acceso a Internet, fueron parte de lo que comentó el realizador del film Alberto Serrano, quien agradeció a las personas que ayudaron desinteresadamente en este trabajo “Somos dos directores Cristóbal Azócar y yo, y hubo muchas personas que nos ayudaron desinteresadamente durante un largo tiempo para sacar esto adelante realmente a pulso, por el interés de todos quienes colaboraron. En especial agradecer a Eduardo Velásquez, a Cristián Pasciani, a Cristina y Eugenio Calderón, a Herman Monges, en especial a Melisa Gañán y por supuesto a Martín González”.

Fuente: www.elpinguino.com

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