El suelo de Texcoco, donde se construye el nuevo aeropuerto

Isabel Pérez, Ciencia UNAM, DGDC

El Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), está siendo construido en la Zona Federal del Ex-lago de Texcoco. Se seleccionó esta zona con base en criterios tales como funcionalidad y eficiencia, sustentabilidad, factibilidad técnica, financiera y del plan de trabajo; flexibilidad de crecimiento futuro e innovación tecnológica, entre otros​.

De acuerdo con Dora Carreón Freyre, investigadora del Centro de Geociencias de la UNAM, la viabilidad aeronáutica que posee la zona de Texcoco fue una de las razones principales por las que se decidió construir ahí el nuevo aeropuerto, además de la cercanía con la ciudad de México; sin embargo, el subsuelo es una característica en contra de la elección de esa zona para una obra de tal importancia y magnitud.

“El suelo de Texcoco no sólo es el menos apto, es el peor suelo en el que podrían construir un aeropuerto; una obra de este tipo requiere un suelo más sólido,  firme y esta área es demasiado inestable para una edificación de esa magnitud”, afirmó.

  • Los materiales del subsuelo, con las vibraciones y las cargas intermitentes que significan la carga dinámica de un aeropuerto, se pueden comportar de manera muy inestable ya que no es solo la carga estática sino también la dinámica; estos materiales  pueden llegar a deformarse y a perder su estructura comportándose como un fluido, porque tienen contenidos de agua muy altos.

Hundimiento excesivo

La tasa anual de hundimiento en la zona es muy alta; de hecho, es el área en toda la cuenca de México que registra mayor tasa de hundimiento, aproximadamente entre 30 y 40 centímetros por año, porque los materiales del subsuelo son excesivamente compresibles.

La especialista detalló que las arcillas donde se construye el nuevo aeropuerto no son iguales a las de la Ciudad de México, ya que no son arcillas bien cristalizadas; se trata de un material amorfo también llamado “jaboncillo” que retiene una cantidad importante de agua y bajo ciertas condiciones de vibración y de carga, su estructura puede colapsar.

Ese tipo de material, agregó, pueden retener hasta cinco veces su volumen de agua, es decir, tienen de 400 a 500 % de lo que es llamado contenido de agua gravimétrico, lo que significa que es un material altamente deformable.

Hasta hoy, no se han hecho públicos los estudios de hidrogeología que expliquen cómo se comporta el agua subterránea en la zona y tampoco la relación entre la extracción de agua y el hundimiento. Pero los habitantes de la zona, que se oponen a la construcción de la obra, mencionan como causa principal su preocupación por el agua de la región que se destinará al proyecto.

En Santa Lucía impera la misma situación; no hay información suficiente disponible que sustente la viabilidad del lugar para erigir ahí una edificación como la que se pretende.

Elaboración de estudios

Lo que sí existe sobre el proyecto el Texcoco, aclaró, son los estudios de caracterización de materiales; se realizaron numerosos sondeos geotécnicos, trabajo de instrumentación y de nivelación, pero esos mismos reportes muestran que existe una deformación diferencial considerable.

El problema, subrayó, es que las arcillas no mantendrán el mismo comportamiento hoy que dentro de diez años. Así, los estudios consultados mencionan que se tiene planeado otorgar mantenimiento cada ocho años, pero con los 40 centímetros de hundimiento que se prevén por año, dicho mantenimiento tendrá que realizarse una vez o más al año, con la consecuente elevación de costos.

Dora Carreón consideró que no existen los estudios suficientes para evaluar las condiciones del impactoo del comportamiento de las construcciones a mediano y largo plazo en ninguno de los dos sitios, ni en Texcoco ni en Santa Lucía.

 

Informe entregado al presidente electo

De acuerdo con el informe realizado por grupos de ingenieros organizados en la Unión Mexicana de Asociaciones de Ingenieros, el Colegio de Ingenieros Civiles de México y la Academia de Ingeniería de México, a solicitud del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, las tres agrupaciones concluyen, de forma separada y con distintos argumentos y enfoques, lo siguiente:

Que la opción por la que se inclinan es la de continuar con la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM). Coinciden en que el proyecto alternativo del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía (AISL), se encuentra en una etapa conceptual y que no cuenta con información suficiente para realizar un análisis adecuado.

Hay un avance importante que, señalan, es de alrededor del 31 por ciento en la construcción general del proyecto, principalmente en las pistas, el edificio terminal y la torre de control, y consideran que los problemas técnicos ingenieriles que presenta el sitio, han sido adecuadamente resueltos.

La definición del proyecto Texcoco (NAIM), tuvo omisiones y deficiencias, lo que tendrá un efecto negativo en su costo de inversión, tiempo de ejecución, eficiencia operativa y altos costos de mantenimiento.

El costo de construcción estimado actual es cercano a 300 mil millones de pesos y probablemente aumentará. Los costos de mantenimiento podrían ser elevados, por las características del suelo y las condiciones hidrológicas de la zona.

La información es escasa para la opción de Santa Lucía; no se cuenta con información sobre aspectos de suelos, hidrológicos e hidráulicos del lugar, ni se cuenta con estudios financieros, de costos y de costo-beneficio.

 

Publicado originalmente en Ciencia UNAM

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