Son pa’ llevar

Amaranta Cornejo Hernández

México, DF. La trupé Son pa’ llevar es una conjunción de esfuerzos que documenta interpretaciones e intervenciones musicales en la Ciudad de México y sus lugares próximos, mediante la creación y difusión de videos.

 La intención básica es hacer sonar cierta música, en cierto espacio y compartirla al mundo. “Grabamos todo en una sola secuencia, poniendo particular interés en el audio, para que las grabaciones queden apropiadas para escucharse en cualquier tipo de bocinas”.

 La idea se concreta con la experiencia colectiva de la grabación en algún espacio (público o privado) para llegar posteriormente a la conformación de un acervo digital público de expresiones musicales originales, reales, representativas de las búsquedas individuales y colectivas de esas personas de carne y hueso que son los músicos. Aunado al registro de la música y sus intérpretes se busca con persistencia hacer visible para el público del video en internet cómo es el lugar en que se realiza la intervención o cómo es la respuesta de las personas que disfrutan (o no) de los fugaces conciertos.

 Son videos que documentan experiencias planeadas, pero que adquieren su carácter de improvisación, al estar la música fuera de su contexto comercial o espectacular, y de intervención, al proponer algo, de pronto, a personas que no necesariamente estaban avisadas o preparadas para ser parte de ese momento, que es la interpretación de una canción.

 A continuación la historia y avatares de esta propuesta cultura en las voces mezcladas de sus integrantes.

 La trupé

 Nos llamamos trupé, mexicanizando la trouppe francesa, por esa suerte de compañía artística, relajada en la estructura, pero comprometida con la acción. Somos un grupo de personas, con diversos oficios, profesiones y trabajos e intereses en común: el cine y el video, la música y el sonido, la fotografía, la imagen, la narración, la poesía, el chiste, la fiesta, el baile, las artes escénicas, el paseo, la bicicleta, la ciudad, lo que le queda de verde y agua, los amigos, las tribus, los rituales ‘clánicos’, la convivencia y la creación en colectivo.

 Algunos trabajamos en casa y otros tenemos que ir a una oficina. Pero nadie se escapa. Tenemos poco tiempo, como la mayoría de la gente, para poder aprender a tocar un instrumento, otro idioma, o a utilizar una nueva herramienta tecnológica (somos parte de esa generación que transitó del mundo analógico al digital). También, como la mayoría de la gente, nos atraviesa la preocupación constante del de-qué-vivir, cómo conseguir la chuleta y la papa, dónde vivir, cómo conseguirnos la posibilidad de una casa, de qué futuro se avecina. La realidad nos mantiene tensos, la del país, la del mundo, la de la familia, la propia. Pero, al mismo tiempo, creemos en la necesidad de insistir y resistir, de crear, de reproducirnos, de vivir y revivir, de poder unir esfuerzos para que nuevos sucesos chidos y divertidos aparezcan. Así que, nos convoca principalmente la creación artística colectiva, la conversación y la fiesta.

 Entonces, para tomar la calle, las cámaras, los micrófonos y hacer sonar la música (en la trupé hay amantes de la música, intérpretes frustrados, bailadores y cantadores de jolgorio, amigos y parientes de músicos, pero ningún músico de oficio), para conocer a la gente, lo que hacemos es invertir un poquito de lo que tenemos (tiempo, dinero, saberes y esfuerzo) para realizar una creación colectiva, una puesta en riesgo, una breve hazaña callejera, un convivio, un producto cultural concreto”.

 En la trupé hay gente que nació entre 1967 y 1980, más o menos. Casi todos chilangos (de Ciudad de México), alguna mexicana-uruguaya. Varios fotógrafos, algunos documentalistas, algunas productoras, algún trabajador de sistemas, algunos poetas, varios ciclistas, varios peatones y paseantes urbanos.

 Fuimos estudiantes de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), la UAM (Universidad Autónoma Metropolitana), la ENAH (Escuela Nacional de Antropología e Historia), el INBA (Instituto Nacional de Bellas Artes), entre otras, y luego nos hemos formado y hemos engrosado las filas de los empleados del sector público, del privado, del no gubernamental, y del autoempleo y el desempleo. Además,  venimos de haber participado en varios intentos de trabajo colectivo (artísticos, políticos, comunitarios, estudiantiles, cooperativos, productivos); algunos exitosos, otros fallidos o extintos, y otros más en proceso de consolidación.

 De tanto andar de aquí pa’ allá, sin saber muy bien a dónde ir, ahora estamos queriendo construir, desde cada quién, y entre nosotros, con lo que nos ha quedado del escombro, lo mejor de las experiencias vividas: la cooperación, la colaboración en línea, la practicidad, la improvisación, el diálogo para el acuerdo, la franqueza, la ligereza, el aprendizaje par a par, la mirada concentrada en el trabajo del artesano, el buen humor durante el trabajo, y también la seriedad en el juego, la concreción, la conclusión profesional de una idea.

 Así, se conforma la trupé: profesionales, aficionados y apasionados; gente que quiere aprender y gente que quiere compartir lo que sabe, sin considerar que haciéndolo pierde algo.

 El método: nuevas formas de trabajo

 Trabajan voluntariamente. Cada quien aporta el tiempo y esfuerzo que quiere. Sin embargo, como cada video implica una cierta forma de hacer, hay que organizarse y coordinar. Desde abril de 2010, coordinan el proyecto Alicia y Noé. Ellos eligen a los músicos, investigando, por lo que les hayan dicho otros amigos músicos, escuchando discos, buscando en los MySpace,  de las bandas platicando y proponiendo a grupos o solistas. Los contactan por correo, les platican la idea, y quedan de conocerse o verse en algún ensayo o después de un concierto. Ahí se proponen o acuerdan posibles fechas y lugares. A partir de entonces, Alicia o Noé o quien haya propuesto el grupo (en algunas ocasiones Lilia, Samuel o Ale) se encarga de la comunicación y coordinación con los músicos. La responsabilidad de quien propone una banda es darle  seguimiento hasta el día de la grabación.

 Por correo electrónico o por Facebook nos vamos poniendo de acuerdo en quién quiere y puede ir, cuándo y con qué”. Así, quien coordina va viendo qué y quién falta. Finalmente, una vez que están confirmados todos los que irán a conformar la cru (crew) de grabación y los equipos técnicos necesarios se confirma con los músicos un lugar, que puede ser una casa o el mismo sitio donde se hará la intervención, para vernos a hacer pruebas y hasta desayunar.

 El lugar se elige de forma conjunta. En la trupé ya tenemos una lista de ideas que nos gustaría hacer; se las contamos a los músicos, pero les pedimos que ellos también la piensen un rato. Así que algunas veces es donde ellos proponen y otras donde nosotros proponemos. Lo importante es que nos guste a todos, y –aunque sea en un lugar privado–  queremos sacar a la música de sus contextos mercadotécnicos, políticos y escénicos convencionales.

 Después de grabar, algunas veces, vamos a la casa de alguien, con los músicos, a ver lo que grabamos. Ahí se escoge un poco entre todos lo que queremos que salga. Algún editor o editora de la trupé (Lilia, Samuel o Noé) se apunta para editar, y se encarga del proceso completo. El proceso completo finaliza cuando sube los videos a nuestros canales en Youtube y Vimeo. Antes de lanzarlo al público, todos (músicos y trupé) vemos el video, de forma privada, y hacemos observaciones, sugerencias, peticiones, reclamos y ajustes. El editor decide qué hace con eso. Y ya está. Para algunos videos, hemos contado con la colaboración de Josué, quien ha realizado la post-producción de audio de algunos videos.

 Algo importante de mencionar aquí, es nuestra convicción de que hay que seguir aprendiendo y compartiendo saberes. Todos somos aficionados, dijo Charles Chaplin. Y nosotros recuperamos la idea, porque al mismo tiempo que hacemos queremos mostrar que se puede hacer, aún sin que seamos profesionales, doctores o mega expertos en la materia”.

 El internet y las nuevas tecnologías se han impuesto en el mundo de manera compleja. Hay una proliferación de discursos y prácticas muy interesantes, pero al mismo tiempo, los dueños del dinero, los países y la tecnología de punta no quieren compartir fácil y gratuitamente. “Nosotros creemos también que son necesarios los procesos de transferencia y convergencia de medios, en la apropiación de herramientas y técnicas, para poder generar, producir y difundir discursos, ideas, prácticas propias que nutran a los pueblos de cualquier parte –los no-dueños del dinero, los países y la tecnología de punta–  y provoquen intercambios”.

 Entonces, echando mano de lo que han aprendido y les inspira de sus propios pueblos es la manovuelta, el tequio, la Guelaguetza, el potlatch, la comunidad, la compartencia libre de saberes y experiencias. Por esta búsqueda y esta idea hay dos elementos que también definen al Son pa’ llevar.

 Por un lado, está el hecho de que entre nosotros trabajamos compartiendo saberes; los más experimentados en cámara, Noé y Samuel, enseñan a quienes queremos aprender (por ejemplo, Nicté y Alicia); los más experimentados en sonido (Alfredo, Pablo, Josué, Noé) han enseñado a quienes se están formando en audio (Noé, Daniel, Lilia); quienes son buenas para la producción, por ejemplo (Lilia, Alejandra, Alicia) nos enseñan a todos; los avezados en sistemas, blogs y redes, enseñan a los demás, y así. Este camino es largo, y ha ido madurando en este primer año. Ahora hay más gente que sabe hacer más cosas. Y gente que no participa siempre en la trupé a veces viene a enseñarnos cosas, a darnos talleres. Además de los sones pa llevar, algunos salimos en parejas a grabar otros sucesos musicales, con la intención de practicar con cámara y micrófono, luego a editar y así. Es un proceso que está abierto.

 Por otro lado,  todos los productos concretos que realizamos, los videos, fotos y textos se rigen bajo licencias de Creative Commons (CC). La de CC es una propuesta alternativa al copyright, que sin contravenir los derechos de autor, los agranda, y que promueve una cultura del arte público. La idea es que la obra artística es resultado de un proceso acumulado de experiencias y saberes, no un exclusivo resultado del esfuerzo individual. En ese sentido se reconoce y se celebra la autoría. Pero hay que recordar que hacemos artes porque alguien antes, muchos, hicieron arte antes que nosotros, nos inyectaron microbios esmeralda en la imaginación. Por eso, con CC, se promueve la idea del uso libre, del disfrute público y también la responsabilidad del reconocimiento del trabajo y la creación particular. Lo que se combate es el plagio con fines de lucro. Lo que promovemos es la reproducción libre y gratuita, y la celebración de una idea, una obra o una interpretación original.

 Motores y antecedentes

 Toda la trupé viene de intentos y experiencias varias, por ejemplo, Noé tiene un blog que se llamaElelectróninestable, con una sección denominada “Que suene la calle” (algunos pueden verse ensucanaldeyoutube: electron10); en esta sección presenta a músicos que le llaman la atención en sus andanzas por la calle; graba con lo que tenga a la mano, y les hace una pequeña edición para ponerlos en línea.

 Además,  Alicia y Noé conversan sobre la posibilidad de hacer otro tipo de acción política; más bien artística, creativa, con amigos. Alicia había organizado y participado, desde un par de años atrás, en sesiones colectiva de improvisación musical (conocidos anglófonamente como jams) promovidos por su prima, la arpista y cantante Diana Müller.

 Un día convocamos a algunos músicos profesionales y aficionados a hacer una especie de improvisación musical, pero en la calle. Después de comer, jugar y tocar un rato en la azotea, nos fuimos a la Alameda de la colonia Santa María la Ribera, Ciudad de México, con un megáfono y varios instrumentos (la mayoría de músicos que acudieron a la convocatoria eran intérpretes de son jarocho). Emiliano Buenfil, con el megáfono arengaba a la gente a asomarse para escuchar y ver; Lorena Moctezuma improvisaba décimas, algunos cantábamos y otros acompañaban con percusiones. Esto sólo sucedió una ocasión peroahíse comenzóacocinar laidea de que teníamos que hacer algo de manera formal.

 Por otro lado, habíamos visto los videos de Vincent Moon, en el portal francés de música en internet, La Blogotheque. Ahí tienen una sección que se llamaConcertsaEmporter oTakeAwayShows, que en español quiere decir: conciertos para llevar. Los videos de Moon, en los que grabó a Arcade Fire, Beirut, Yeasayer, My Brighest Diamond, Grizzly Bear, entre otros, nos inspiraron bastante, y nos dieron la pauta para seguir unas ciertas reglas del juego, en nuestra propia casa y ciudad, en nuestro idioma, y con nuestras culturas mexicanas, varias, fragmentadas, intrincadas. Así, pues, Moon es nuestro primer punto de referencia, pero también elCinemaVérité; algunas películas comoCrossingtheBridge oLatchoDrom, y la necesidad de otras formas de ver, escuchar y elegir la música.

 Primer cumpleaños

 La historia de la trupé se remonta a abril de 2010, cuando nacieron en el Centro Histórico de la Ciudad de México, recorriendo las calles con jarana, percusiones, micrófonos y cámaras en mano. El 3 de abril fuimos de avanzada a buscar lugares para grabar; La Lengua tocó en una peluquería, el patio de una  vecindad de la calle de Cuba, y caminando, ahí nomás en la calle. El 10 de abril fue el primer encuentro entre los músicos y los amigos videoastas a los que Noé y Alicia habían convocado para integrar la trupé.

 El 11 salimos a grabar a Judith de León, Santiago Chávez, Rodrigo Solís y Leticia Servín. Los primeros integrantes de la trupé fuimos Daniela Querol, Samuel Guzmán, Camilo y Noé Pineda y Alicia Andares. El 14 salió públicamente el primer Son pa’ llevar.

 Son pa’ llevar es el nombre que escogimos porque nos asumimos parte del movimiento que iniciaron Cryotaque y Vincent Moon con los Take Away Shows (TAS). Ahora, en América Latina, hay más de cinco grupos haciendo más o menos lo mismo, sobre todo en Chile, Brasil y Argentina. En nuestro blog hay una lista de enlaces a colectivos que son parte de este movimiento; también, en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica”. Alicia Andares escribió un texto que da cuenta de este movimiento:http://storify.com/lichiambula/laemergenciadeunmovimientoartisticoenlatino

 Estábamos haciendo el primer video con La Lengua, desarrollando la idea del género y de la trupé, buscando el nombre, cuando Santiago nos propuso como traducción chilanga de los TAS, Son pa’ llevar. Nos gustó por el juego de la palabra “son”, que por un lado es un verbo, que remite a los conciertos – los conciertos son–  y, por el otro, refiere a varios géneros musicales latinoamericanos –son jarocho, huasteco, calentano, cardenche, cubano– , lo que trae a cuenta el fandango, el convivio y la fiesta.

 Cooperación para el financiamiento

 Hasta ahora hacemos todo lo que podemos con la cooperación e inversión de cada quien es lo que utilizamos como financiamiento.  Son pa’ llevar pone la coordinación, una parte del equipo, las personas que realizan; Marca Diablo, Ixquic Communicare, y En la Línea Producciones han facilitado equipos (cámaras, micrófonos, etcétera) para la producción de varios videos. “Los integrantes, en lo individual, de la cru de grabación básica ponemos nuestro dinero individualmente (o como se dice en México, hacemos la ‘vaca’), para la comida, las necesidades técnicas y de equipamiento, el transporte, el canal de Vimeo, y lo que se necesite. No hay obligatoriedad ni una cuota definida. Cada quien pone lo que puede. También hemos contado con la contribución de muchos colegas, amigos y personas, con saberes, trabajo, dinero o en especie. Los mencionamos a veces en los videos, o en el blog, en la sección de agradecimientos.

 Un año después, ¿qué sigue?

 Ahorita estamos en plena convocatoria de participación para seleccionar un diseño de imagen o logo para el proyecto. En mayo celebraremos con gran fiesta nuestro primer.

 Queremos encontrar más expresiones particulares de la diversidad musical que existe en nuestra ciudad y nuestro país. Nos interesa planificar mejor, para poder registrar la música de los músicos de la calle, así como las re-elaboraciones e interpretaciones de las músicas tradicionales del país. Estamos ávidos y abiertos a conocer más propuestas. Aunque, en principio, queremos tratar de conseguir más interpretaciones acústicas que enchufadas, nos hemos ido abriendo a ello, siempre que las condiciones nos lo permitan.

 También quieren salir de su nicho de acción, la Ciudad de México, aunque les faltan  espacios públicos para intervenir en la ciudad monstruo, les interesa mucho salir del DF, hacer rutas hacia Oaxaca, Veracruz, Guadalajara, San Cristóbal de Las Casas.

 Queremos viajar y conocer otras formas de la música, y otras ideas para intervenir musicalmente los espacios. Por ejemplo, Alicia se fue a Paraná, Argentina a visitar, precisamente, a los de La Lengua, y ya está trabajando en la edición, con Fernanda Álvarez y Judith de León, principalmente, de algunos videos que documentan la música que se hace allá; por un lado, canciones originales, con reminiscencias del folclor y el rock argentino y brasileño y, por otro, la interpretación local del un ritmo originario de Montevideo, Uruguay, el candombe.

 Planeamos crecer un poco, pero queremos hacerlo sin que se vuelva un desmadre. Hasta ahora, coordinan el proyecto, Noé Pineda y Alicia Andares. La cru de grabación básica está integrada por Lilia Romero, Samuel Guzmán, Daniel Estrella, Juan Guzmán, Alejandra Elizalde, Suheily Perera, Alicia y Noé.

 Han participado ocasionalmente también, como fotógrafos, Nicté Hernández, Luis Aguilar, Julio Godefroy y Daniela Querol; como sonidistas, Alfredo Loaeza, Eduardo Villegas, Judith de León; Israel Pineda, asistiendo en la producción; Josué Vergara, haciendo post-producción de audio; Itzel Aguilar y Rogelio Dueñas, como cronistas; Fernanda Álvarez y Santiago Chávez, como editores. Recientemente, han participado también Nahun Calleros y Alvin Champurrado.

Publicado el 01 de Abril de 2011

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