¿Soberanía alimentaria o agronegocios?

Ancap y ANRed

La posible expropiación de Vicentín trajo aparejado el discurso de la “soberania alimentaría”. Fue uno de los argumentos utilizados por el Presidente para avanzar en la polémica medida. Vicentín es esencialmente una exportadora de semillas transgenicas con distintos grados de tratamiento, aunque también se diversifica en otras ramas de alimentos. El pase a manos del Estado de una empresa top ten del agronegocio, guarda prioritaria necesidad de controlar un sector clave de la economía por el ingreso de divisas. Aunque resta conocer la letra chica del proyecto, escuchamos las primeras voces desde campo popular y campesino que acercan las primeras impresiones. 


El lunes pasado Alberto Fernández anunció la intervención a Vicentín y el envió de un proyecto de ley para expropiar a la sexta agro-exportadora del país que adeuda unos 1350 millones de dólares y tiene como principal acreedor al estado argentino por casi 19 mil millones de pesos; producto de un préstamo del Banco Nación otorgado durante el Gobierno de Macri. A esto hay que sumarle otros 9.550 millones por “saldos impositivos y aduaneros” (principalmente el no pago de retenciones). Durante la conferencia, entre las argumentaciones expuestas, se refirió a que la expropiación de la agro-exportadora sería “un paso hacía la soberanía alimentaria”.

Rosalia Pelegrini es coordinadora de la secretaría de género de la UTT y sobre el concepto de soberanía alimentaria comentó: “Para cambiar el modelo de producción de un pueblo y poder elegir como queremos comer y que queremos comer. El estado es fundamental, sino el alimento en este sistema que vivimos queda librado al libre mercado y al agronegocio. El alimento ya lo vimos no puede quedar librado al mercado. Tiene que ser un bien social, por eso saludamos la intervención del estado, no hay soberanía alimentaria si no hay acceso a la tierra, si no generamos un proceso democrático de distribución de la tierra, no la hay tampoco si no generamos canales para les productores y poder vender directamente a consumidores y consumidoras, no la hay sin semillas nacionales. En Argentina no hay una industria nacional de semillas que puedan generar abastecimiento de alimentos para el pueblo. No hay soberanía alimentaria si no hay igualdad de género. Miles de mujeres producimos alimentos y lo hacemos sin acceso a la tierra y en condiciones de vulnerabilidad ante la violencia machista y la cultura patriarcal”. Y destacó hacia el futuro “Hay que hacer una convocatoria al otro campo, ese del foro agrario y popular, una convocatoria de pequeños y medianos productores extensivos y de cereales en la Argentina, para pensar juntos como salir adelante con Vicentin. No sirve de nada que entren divisas si están manchadas con el envenenamiento de pueblos rurales, familias y de nuestros suelos. Esos esquemas hay que pensar”.

En el camino de las diversas voces sobre la noticia de Vicentin en las organizaciones campesinas Diego Montónreferente nacional del MNCI Somos Tierra expresó: “Nos parece importante el marco que el Presidente le dio junto a la senadora Fernández, que sostuvieron que vamos camino a la soberanía alimentaria. Entendemos que eso está planteado como un objetivo como un horizonte hacia dónde vamos a caminar. Es un objetivo que requiere de muchas medidas y cambios estructurales en nuestro sistema agroalimentario y muchos estamos con expectativas de cara a lo que el gobierno pone como un horizonte”. En este caso el dirigente campesino advirtió que se debe avanzar en un punto importante: “Argentina tiene muy concentrada la tierra, la soberanía alimentaria exige urgente una agenda de democratización de la tierra y exige poner al centro la agricultura familiar y campesina, y a los consumidores de alimentos al centro de todas las políticas agroalimentarias para establecer precios justos en los alimentos y para establecer y fortalecer las dinámicas de mercado local. Exige promover y fortalecer la agroecología, la dinámica de la sustitución de los agrotóxicos por insumos y dinámicas biológicas que también hagan sustentable a la agricultura. Exige líneas de crédito y de fomento para el sector de la agricultura familiar campesina e indígena, cooperativa y pequeños productores entre otras de las medidas fundamentales. Por eso venimos trabajando fuertemente en la agenda que denominamos: “Con derechos campesinos hay Soberanía Alimentaria”.

Carlos Vicente es un conocido luchador de los territorios campesinos por una soberanía alimentaria; coordinador de información y difusión en América Latina en GRAIN, organización internacional que trabaja apoyando a campesinos y a movimientos sociales en sus luchas por lograr sistemas alimentarios. Sobre el tema en cuestión subrayó: “Vicentín es un actor central del agronegocio en la Argentina y es muy difícil que deje de serlo. Realmente las organizaciones campesinas, indígenas, sociales y ecologistas no estamos de acuerdo con la continuidad de este modelo. Hay una profunda contradicción que va a avanzar en la medida en que la correlación de fuerzas permita lograr las transformaciones que buscamos. Desde el Foro Agrario propusimos en febrero una expropiación y allí delineamos unos primeros puntos para una transformación en el modelo productivo. Lo que está claro, en principio, es que una fábrica procesadora de soja y productora de aceite y biodiesel para la exportación difícilmente tiene que ver con la soberanía alimentaria”. En cuanto a la definición que tanto circula hoy en medios nacionales de soberanía alimentaria dijo: “Es el derecho de los países y de los pueblos a decidir qué es lo que queremos producir a nivel agrícola y ganadero, y en relación a la producción de alimentos y cómo queremos alimentarlos. Si hubiese un proceso en el cual con participación de los trabajadores, con participación de las organizaciones sociales y de las cooperativas se reformulase el modelo productivo de Vicentín habría posibilidades de lograr cambios profundos. En este momento eso no se vislumbra porque el que han nombrado como interventor es una persona ligada profundamente al agronegocio y a la producción de transgénicos y defensora de este modelo. Así que no pareciera que esto fuera lo que va a ocurrir, pero es una intervención y si se concreta la expropiación habrá que ver cómo se pone en marcha esta nueva etapa.”

La Cooperativa de Trabajadores Rurales de San Vicente (CTR) lleva un fuerte trabajo vinculado con los alimentos desde la producción agroecológica y un tambo propio. Diego Gandini es dirigente de la organización e hizo referencia sobre este debate: “Es el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población ,con base en la pequeña y mediana producción, respetando sus propias culturas y diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indígenas de producción agropecuaria, de comercialización y de gestión de los espacios rurales, en los cuales la mujer desempeña un papel fundamental. Entonces, la soberanía alimentaria se ejerce cuando los pueblos definen cuando, como, donde y que alimentos producir”. En referencia a lo que puede ocurrir a futuro señaló: “Es interesante pensar, que nuestro esquema de producción de alimentos, no es definido desde políticas, erradas o no, soberanas; sino que producimos de esta manera, porque así lo impuso el mercado y la acumulación del capital internacional, que es quien “planifica” nuestro modelo. Dicha planificación, nos sometió a ser unos de los países más urbanizados del mundo, con un 93 % de población en las ciudades y a grandes extensiones de tierra en pocas manos y sin población campesina.  Por eso es importante definir taxativamente, que lo que se necesita es replantear, el sistema o  modo de producción, desde el que planifiquemos la producción de alimentos desde una perspectiva de la vida”. En cuanto a la posible expropiación aseveró:”Tener una empresa testigo para el sector, como así también, controlar una parte de la fuga de divisas que desangra nuestra economía. Y digo permitiría, porque aún no está definida su expropiación  o “salvataje”, conceptos diferentes. Lo que devela muy claramente el debate, de estos días es la eficaz maquinaria orientada al saqueo de países enteros,  que es el “comercio internacional capitalista”. Es poner los “avances” de la ciencia y la técnica, en función de la rentabilidad y de la muerte. Estos señores tienen, como hace varias centurias, organizada toda la extracción de valor de regiones grandísimas del planeta, logrando anestesiar sensibilidades, ocultando el costo en vidas humanas”.

Benigno López es Coordinador del Frente Nacional Campesino (FNC), organización que trabaja en  Formosa, Corrientes, Misiones, Chaco, Neuquén, Buenos Aires, San Juan y Santa Fe. Integrada en su totalidad por campesinos, campesinas y trabajadores rurales. Sobre la soberanía alimentaria explicó la posición del FNC: “La soberanía alimentaria no es lo mismo que seguridad alimentaria, la participación trasparente del estado puede hacer que la corporación Vicentin contribuya con la soberanía alimentaria, es imprescindible que asís sea. De lo contrario el pueblo argentino siempre termina pagando deudas y timba para grandes especuladores, evasores y estafadores. Eso no debemos permitir”. Sobre la expropiación y que no sea un pase entre privados Lopez afirmó: “No somos expertos en la parte jurídica, es necesario tener en cuenta que YPF S.A. está integrada por varios actores privados, muy del estado no es, entendemos que se pretende que Vicentin se transforme en una empres mixta. Evitar que Vicentin no pase a manos de las grandes corporaciones transnacionales será un paso positivo, pero no suficiente. Las acciones mayoritarias lo debe el Estado Argentino. Entendemos hace falta leyes muy especificas que regule la participación mayoría del estado argentino en una Empresa Agroexportadora (mixta). Es imprescindible que el Estado avance en la regulación de la exportación Agropecuaria, pensar en al parecido a lo que fue el IAPI”.

Marcos Filardi, de la red de cátedras libres de soberanía alimentaria, expresó:  “La soberanía alimentaria como sabemos es un paradigma contrapuesto al modelo agroindustrial dominante y hasta ahora Vicentin es un emblema del sistema dominante. Si esta empresa se pòne al servicio de la soberanía alimentaria las reglas del juego pueden cambiar. Es un signo de preguntas y un objeto de disputa, que esta empresa esté al servicio de la soberanía alimentaria. Nos corresponde a las organizaciones campesino indígenas que esta empresa no siga reproduciendo el modelo agroindustrial dominante”.

Publicado originalmente en ANRed

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