A diez años decimos: Sin maíz no hay país. Sin país no hay maíz.
Con la participación activa de diferentes sectores de la sociedad civil y más de 300 organizaciones, la Campaña sin maíz no hay país cumple diez años de lucha y trabajo constante por defender la soberanía alimentaria de México, la agricultura campesina y el derecho a una alimentación saludable.
Hoy, al igual que hace 10 años, la revisión del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) pone en mayor riesgo al campo mexicano. Poco se espera de las negociaciones del mismo que han de iniciar prontamente según lo anunciado por Trump, mucho menos se espera del equipo negociador de Enrique Peña Nieto que ya demostró en el caso del azúcar su incapacidad para defender lo que a México corresponde.
La Campaña Sin maíz no hay país, tiene entre sus urgentes demandas, por las que renuevan su compromiso y redoblan esfuerzos, es cambiar el modelo neoliberal y autoritario por uno basado en la defensa del bien común, continuar la lucha por la soberanía alimentaria e hídrica, retirar a la agricultura y la alimentación del TLCAN, lograr la prohibición definitiva de la siembra comercial de maíz, soya y otros alimentos transgénicos, así como defender el agua como un derecho humano indispensable para la producción de alimentos, evitando su privatización.
Integrada por una gran red de alianzas entre actores sociales del campo y de la ciudad, la campaña se ha movilizado a lo largo y ancho del país e inclusive internacionalmente, para tratar de rescatar la milpa, no sólo en el campo sino también en la mesa y en los hábitos de la gente.
Desde el 25 de junio de 2007, la Campaña por el maíz ha logrado ganar batallas importantes contra la posición e intransigencia del gobierno y de los grandes monopolios agroalimentarios transnacionales. Algunos de estos logros han sido, la penetración de la información en la sociedad sobre la siembra de maíz transgénico en México, los riesgos y amenazas para la salud de su consumo. Otro de los logros, sumado a una lucha de muchos años atrás, es haber elevado a rango constitucional el derecho a la alimentación.
Sin embargo, el riesgo persiste. “En la actualidad, la política en contra del campo se ha profundizado y en especial contra la agricultura familiar indígena y campesina, que actualmente produce 70 por ciento del maíz blanco para tortillas y 60 por ciento del frijol que comemos, que permite autosuficiencia, crea empleos y mitiga las carencias de las mayorías. Están en riesgo nuestra alimentación, nuestras formas de vida y nuestra riqueza cultural” señalan los integrantes de la campaña reunidos en el Museo de las Culturas Populares de Coyoacán.
Para leer el pronunciamiento de la campaña Sin maíz no hay país… sin país, no hay maíz.
HAY LAPOSIBILIDAD DE PRODUCIR LAS NECESIDADES ACTUALES DE MAIZ.TRIGO Y SOYA,EN UNA ROTACION DE TIERRAS EXITOSA.PERO ES NECESARIO ANTES COMBARIR LA CORRUPCION,YA QUE SIN HONESTIFAF E; [ROYECTO NO SERIA VIABLE. NECESITAMOS LA LEY »»EUNUCO»»ES DECIR QUE LAS PERSONAS FISICAS Y MORALDES QUE COBTEN DE LOS GOBIERNOS,NP GP EN DE; BENEFICIO DE LA LEY DE PRESCRIPCIO,PARA QUE EN CASO DE QUE COMETAN DELITO EN CONTRA DEL ERARIO.LOS BIENES NACIONALES ETC.SUS DELITOS NUNCA PRESCRIBAN seria una ley disuasoria ESTE PROYECTO ,DARIA LUGAR A UN DESZRROLLO ECONOMICO PARA MAS DE 2 MILLONES DE JEFES DE FAMILIA. franciscodueas35@yahoo.com.mx