Tixtla, Guerrero I Desinformémonos I La generación de alumnos 2013 – 2017 de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa se graduó con la ausencia de siete compañeros. Durante la ceremonia de clausura de cursos, exigieron la presentación con vida de sus 43 compañeros desaparecidos en Iguala en septiembre de 2014.
La generación de 118 alumnos se llamó “La voz de mis hermanos retumba en mi corazón” y de ella al menos siete jóvenes no asistieron a la clausura: Bernardo Flores Alcaraz quien desapareció en Iguala el 26 de septiembre; Eugenio Tamarit y Freddy Vázquez fueron atropellados y murieron en Atoyac en enero de 2014; Jonathan Morales Hernández y Filemón Tacuba fueron ejecutados a balazos en la carretera Tixtla-Chilpancingo en octubre de 2016; Miguel Ángel Juárez y Julio César Ramírez fallecieron por causas naturales.
Los egresados de esta generación expresaron que en la Normal de Ayotzinapa no sólo dejan su historial académico, sino la lucha por la presentación de los 43 desaparecidos en Iguala, quienes también eran sus hermanos de sangre.
El recién egresado Fructuoso Castro, habló en tlapaneco a los presentes, dijo que en su estancia en la Escuela Normal de Ayotzinapa, aprendió a enriquecer pensamiento, a analizar las reglas sociales y convertirse en un ser humano con capacidad de crítica: “Al mirar lo que nos ha hecho iguales, pero también distintos, con certeza podemos decir que donde hay educación no hay clases sociales. ¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!” gritó al final de su discurso.
Gerardo Bonifacio Gutiérrez, secretario general del comité estudiantil, recordó que a esta escuela, ubicada en el municipio de Tixtla, llegan los jóvenes de las familias pobres, los que tienen que dormir en el suelo, los que sufren hambre, que viven la carestía y las consecuencias del sistema capitalista.
“Aquí en Ayotzinapa aprendemos a estudiar, a trabajar y a organizarnos, como lo han hecho las 92 generaciones pasadas. Hoy hacen falta Jonathan, Filemón, Eugenio y Freddy, cuatro maestros rurales que no podrán impartir las clases en sus comunidades señaló Gerardo Bonifacio Gutiérrez, secretario general del comité estudiantil, quien recordó que a esta escuela, ubicada en el municipio de Tixtla, llegan los jóvenes de las familias más pobres, que tienen que dormir en el suelo y padecer hambre porque viven la carestía y las consecuencias del sistema capitalista.
La sangre de los compañeros caídos en esta generación significa una responsabilidad para las generaciones que vienen. Los que cayeron defendiendo la matrícula, su academia y a la normal, merecen el mismo reconocimiento que los que egresan, manifestó.
El director del plantel, Víctor Gerardo Díaz, señaló que no puede dejar de manifestar que faltan 43 estudiantes, por lo que pidió al gobierno que los regresen con vida, ya que la normal de Ayotzinapa ha sido embestida por intereses mezquinos que tratan de aniquilar su historia y su esencia.
Con información de La Jornada
video: El Sur de Guerrero
foto de portada: Quadratín