Siete años sin Bety Cariño

Redacción Desinformémonos

Bety Cariño fue asesinada por un grupo paramilitar el 27 de abril de 2010 y su caso se ha mantenido en la impunidad, pues hasta el momento sólo se han capturado cuatro responsables del grupo paramilitar. La asesinaron junto a Jyri Antero Jakkola en la carretera de San Juan Copala cuando llevaban una caravana humanitaria a los indígenas triquis desplazados de la zona. 

La vocera de los activistas, Griselda Victoria de la Cruz, lamentó que se busque liberar a los culpables de los asesinatos y  demandó a las autoridades competentes que se aplique todo el peso de la ley para que el crimen no quede impune.

“Aquí mi casa, mi trabajo y mi vida después del desplazamiento 2010-2016” dice una de las lonas instaladas por mujeres y hombres originarios del poblado de San Juan Copala, quienes mantienen un campamento para recordar la expulsión de sus tierras y del asesinato de la única que ha velado por sus derechos: la activista Bety Cariño.

Alberta Cariño Trujillo, “Bety Cariño”,  se trasladaba por el paraje de Los Pinos, en el camino de la Agencia Municipal de la Sabana a San Juan Copala, Juxtlahuaca, Oaxaca, a bordo de una camioneta Suburban. La acompañaba el finlandés Jyri Antero Jaakkola, integrante de la organización Unión Uusi Tunli ry  (Nuevo viento).

La tarde del martes 27 de abril de 2010, la carretera fue bloqueada con piedras. Al descender del vehículo, Bety y Jyri fueron baleados.

Bety Cariño formaba parte de muchas luchas y su defensa por las mujeres indígenas siempre fue puntual. Luchó por la ecología, contra megaproyectos mineros y de construcción de presas, por la autodeterminación de los pueblos, promovió las radios comunitarias y apoyó al municipio autónomo de San Juan Copala.

Sus primeras luchas fueron en el valle de Tehuacán, Puebla, donde defendió el agua de la contaminación que producían las granjas avícolas y las fábricas de mezclilla, también organizó a las mujeres vendedoras de tortillas, desarrolló proyectos de economía solidaria y apoyó la fundación de centros para apoyo a los migrantes. Junto a su esposo, Omar Esparza fundó el Centro de Apoyo Comunitario Trabajando Unidos (Cactus), asociación civil dedicada a desarrollar proyectos de educación popular alternativos, derechos indígenas y derechos de la mujer.

Cariño formó parte de esa generación de activistas de izquierda que mantuvo la distancia con la clase política. 

En el conflicto de San Juan Copala, los grupos paramilitares desplazaban a la comunidad y encerraban a las mujeres. Si salían las asesinaban. Faltaban medicinas y alimentos. Ante la situación Bety organizó una caravana internacional de solidaridad.

El 27 de abril de 2010 partió la “Caravana de Observación por la Paz” integrada por más de 50 personas hacia San Juan Copala el poblado triqui que durante décadas y hasta la fecha, padece conflictos por el control de la comunidad, por la existencia de grupos paramilitares y por la extrema pobreza.

La Caravana partió de la Plaza de la Libertad de Expresión, ubicada en el centro de Parque Independencia de Huajuapan de León y llegaría hasta el poblado a fin de romper el cerco que mantenían los grupos paramilitares, llevar alimentos y servicios a la comunidad.

El ataque ocurrió en la tarde. Fueron emboscados y, con fusiles tipo AK-47 dispararon contra los activistas. En el ataque murieron Alberta Cariño Trujillo y el finlandés Jyri Antero Jaakkola. También resultaron heridos los activistas Mónica Citlalli Santiago Ortiz, Noé Bautista Jiménez y el periodista David Cilia. Las demás personas fueron capturadas, encañonadas, despojadas de sus pertenencias y liberadas posteriormente.

El ataque se lo adjudicaron los grupos denominados Unidad de Bienestar Social de la Región Triqui (Ubisort) y el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (Mult), grupos que supuestamente mantenían la custodia de la tierra desde 2007.

El gobierno de Oaxaca ha decidido dejar el territorio a manos de los grupos organizados de la región.  Lo cierto es que, a siete años de la emboscada paramilitar, aún se desconocen las verdaderas causas del ataque.

Desde la comunidad de Chila de las Flores en la Mixteca la recuerdan: “no tenemos palabras, nunca te olvidaremos compañera. Seguiremos caminando en tu memoria y no descansaremos”. 

Con información del Diario de Oaxaca 

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