La demanda y venta de arreglos fúnebres en el mercado de flores de Jamaica, uno de los más grandes e importantes de la Ciudad de México, se incrementó hasta en un 50 por ciento a medida que la pandemia de Covid-19 se agrava en la capital, donde más de 6 mil personas han perdido la vida por el virus.
Mientras que para el resto de los locatarios la emergencia sanitaria representó la disminución de sus ganancias hasta en un 70 por ciento, Alejandro Ramírez, originario del Estado de México y trabajador de la florería de arreglos fúnebres “La Estrellita”, asegura que para su negocio “se ha duplicado todo”. Antes de la pandemia, cuenta Alejandro, “hacíamos en promedio diez arreglos fúnebres, pero ahora hacemos 20”, y reconoce que “por la enfermedad hay más personas que vienen a adquirir todo lo funerario”.
No obstante, Alejandro afirma que todos los locatarios se han visto afectados por la crisis económica derivada de la contingencia. Dos semanas antes del 10 de mayo, fecha esperada para los productores y comerciantes de flores, el mercado fue cerrado por la emergencia sanitaria, e incluso antes del cierre gran parte de los casi 2 mil trabajadores del Mercado de Jamaica se fue de sus locales “y se le pudo ayudar con lo mínimo”.
El incremento en las ventas no ha sido igual para todos los locatarios. La familia de Gil Arenas Loredo, joven originario de Naucalpan, Estado de México, ha trabajado en el mercado por generaciones para la venta de cruces, coronas y arreglos fúnebres, pero con la emergencia sanitaria sus ingresos disminuyeron hasta en un 50 por ciento: “Han de pensar que se vende mucho, pero la realidad es muy diferente. Por la situación que estamos pasando la gente no compra a lo mejor un arreglo de Cristo, pero sí otros arreglitos para ponerles a sus difuntos, porque muchos tampoco han trabajado”, dice.
Gil cuenta que el local es la única fuente de ingresos de la que dependen al menos siete familias, las cuales se vieron afectadas con la llegada de la pandemia y las medidas de seguridad sanitaria tomadas en el mercado. “No tuvimos que despedir a nadie”, explica, “pero sí pedimos que nos esperaran porque iban a cerrar el mercado e iba a haber poco trabajo, y lo entendieron los trabajadores”.
Con el mercado abierto nuevamente, el negocio de Gil retomó la venta de arreglos florales fúnebres y ofrece sus servicios las 24 horas del día, atendiendo a las medidas de prevención obligatorias que implementó la mesa directiva del mercado, como la toma de temperatura en las entradas y el uso permanente de cubrebocas y gel antibacterial.
Poco a poco, los locatarios, productores de flores y comerciantes recobran sus actividades en este emblemático mercado e invitan a la población a que los visite. “Por la enfermedad que estamos pasando, en las entradas tenemos personal de seguridad que está desinfectando y tomando temperatura, para que nadie corra ningún riesgo y nosotros podamos dar un buen servicio”, asegura Alejandro. “Aquí estamos, no hay otro mercado como este en el mundo”, concluye Gil.