Ciudad de México. Aunque la labor de las trabajadoras del hogar en México ha sido importante antes y durante lo que va de la pandemia, sus condiciones laborales precarias se agudizaron ya que las y los empleadores no respetan sus derechos ni cumplen con lo establecido en las normativas vigentes, lo que las deja en una situación de vulnerabilidad ante la crisis sanitaria, coincidieron investigadoras del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir (ILSB).
Al participar en el conversatorio virtual “Trabajadoras del hogar en México”, explicaron que el trabajo del hogar se posiciona como otros servicios en la primera línea de batalla contra la pandemia ante el incremento de las necesidades de limpieza y del cuidado al interior de los hogares, sin embargo en muy pocos casos se les ha proporcionado equipo de protección o seguridad social para evitar que se contagien.
En suma las trabajadoras del hogar, dijeron, padecieron diversas dificultades como despidos injustificados, disminución de su salario, aumento de actividades de limpieza o de horas laborales sin que eso significara un mayor ingreso o pago de horas extras, lo que prueba que si bien su trabajo es reconocido en las leyes aún es necesario un cambio cultural en la sociedad para que su labor deje de ser considerado: “un favor que puede ser condicionado”.
Detallaron que en México antes de la pandemia un 52 por ciento de las trabajadoras del hogar se encontraban en situación de pobreza mientras que en lo que va de la pandemia un 70 por ciento de las trabajadoras declararon haber sufrido alguna afectación a sus laborales. Cuestiones en las que las autoridades mexicanas deben trabajar, ya que hay más de 2 millones de mujeres que se dedican a esta labor en el país.
“Estamos en un país donde lamentablemente gran parte de la población se encuentra trabajando de manera informal y un primer paso para avanzar a la formalidad es tener estos tipos de espacios para analizar qué se puede hacer. Hasta antes de la pandemia una de cada 3 trabajadoras del hogar eran jefas de familia y su ingreso principal era su labor”, agregó la investigadora del ILSB, Indra Rubio.
Resaltaron que de manera histórica la carga del trabajo de cuidado recae sobre las mujeres y puede ser remunerada o no, pero en ambas las condiciones son precarias y no les alcanza para tener una vida digna ni para ellas ni para sus familias. Situación que genera más brechas de desigualdad y otras problemáticas, por ello la ratificación del Convenio 189 en julio de 2020 marcó un avance para que las trabajadoras del hogar ejercieran sus derechos en el país.
“¿Qué pasa cuando un Estado se compromete y firma un Convenio de esta naturaleza? pues que estos compromisos empiezan a volverse leyes y estas leyes deben comenzarse a cumplir poco a poco y no se hace de un día para el otro. Es necesario que más empleadores garanticen el derecho de las trabajadoras del hogar a los servicios de salud y así se visibilicen qué otros mecanismos se deben generar para atender las necesidades de ellas”, explicó la directora ejecutiva del ISBL, Friné Salguero.
Para Friné Salguero el “trabajo en casa es trabajo y es trabajo digno” y es necesario que éste posea la firma un contrato, un salario suficiente, vacaciones, entre otros elementos, para que las trabajadoras del hogar dispongan de manera plena de la garantía de sus derechos laborales.
En opinión del titular de la Unidad de Incorporación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Luis Gerardo Magaña Zaga, desde que inició el Programa Piloto de Incorporación de las Trabajadoras del Hogar al sistema de salud han habido grandes avances como que ellas tuvieran acceso a los mismos servicios médicos que cualquier otra persona trabajadora, lo que resultado en que 32 mil 899 trabajadoras del hogar se incluyeran al programa hasta mayo de este año.
“Este programa está llegando a más de 85 mil personas, entonces ese es el tamaño del alcance de los resultados que se tienen y sé que probablemente cuando se compara con el tamaño de la población de las trabajadoras del hogar no pareciera mucho, pero hay que ver nuestro contexto, estas cifras representan nueve veces más de lo que se tenía asegurado en el esquema anterior y si seguimos con este ritmo de afiliación seguramente vamos a conseguir buenos resultados”, añadió.
Aclaró que las y los empleadores deben entrar a la página del IMSS y llenar un formulario para asegurar a una trabajadora del hogar en el programa, un proceso que tarde entre 5 o 7 minutos. “Con esto están cumpliendo con su obligación de ayudar y reconocer los derechos de las personas trabajadoras del hogar”.
En sus palabras el IMSS debe seguir colaborando con las organizaciones de la sociedad civil, los organismos internacionales, la sociedad civil y las mismas trabajadoras del hogar para impulsar el pleno respeto a los Derechos Humanos de las personas trabajadoras del hogar y así éstas gocen de condiciones dignas para desarrollar sus actividades.
Al respecto esta agencia documentó que el Programa del IMSS logró que a mayo de 2021, 30 mil 296 personas fueran incorporadas, entre ellas trabajadoras, trabajadores, sus familias o personas dependientes.
Estas cifras sólo representan 1.2 por ciento de las 2.4 millones de personas que hasta 2019 laboraban en este sector, la mayoría de las beneficiadas por el programa fueron las adultas mayores y hombres cuando el trabajo del hogar se caracteriza por tener mayor presencia de mujeres.
Llamaron a que la sociedad civil contribuya para generar un cambio cultural en el país respecto a la labor de las trabajadoras del hogar, que las leyes sean cumplidas y que las y los empleadores cumplan con sus responsabilidades.
Publicado originalmente en CIMAC.