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«Mi nombre es Samir Flores Soberanes, esta es la comunidad de Amilcingo, municipio de Temoac, Morelos. Soy campesino orgullosamente. ¿Qué es lo que me gusta de mi pueblo? De mi pueblo me gusta todo, sus barrancas, el ejido, el campo donde cultivamos, la gente con la que me topo a diario, mis vecinos, la comida de la región, me gusta todo».
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Samir no conocía el miedo, dice su padre Cirino Nabor Flores, a quien le hubiera gustado que lo conociera, pues así, piensa, a lo mejor estaría vivo. Sentado en el patio de su casa, habla por vez primera de su primogénito, el luchador social, organizador de pueblos y defensor del territorio asesinado el 20 de febrero de 2019. No es fácil. La voz se corta, los silencios se alargan, la vista se nubla. Una luz aparece en su rostro cuando lo recuerda de pequeño: parlanchín, preguntón, sociable, juguetón y bueno para la calle, tanto que a los cinco años ya se regresaba solo del kinder “Siervos de la Nación”, a donde sólo permitió que su mamá lo acompañara los primeros días.
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Felicidades. Como siempre, excelente periodismo.
Lamento profundamente su pérdida. Supe de su sacrificio. Me sumo a la demanda de Justicia al Gobierno – ¡AHORA! Cuídense. Hasta siempre… Soy productor de hortalizas orgánicas. ¡Abrazos!
Samir, un gran ejemplo de lucha y amor al pueblo, buscando beneficio comunitario valioso.
Nunca olvidemos nuestras raices, busquemos la vida en comunidad de manera pacifica.