Oaxaca, Oaxaca. La resistencia, el tequio -ayuda mutua-, el guendaracané -cooperación- y la comunalidad resaltan en el Saa Guidxi que realiza anualmente el pueblo de San Blas Atempa, en una festividad dedicada a celebrar la vida y la unidad social.
Este festejo se desarrolla durante una semana entera, en donde los shuanas y shelashuanas, que son hombres y mujeres llamados “principales”, organizan la festividad junto con los mayordomos, pues la intención es retomar la tradición que data de más de medio siglo.
Aunque la fiesta se realiza en honor a San Blas Obispo, la cultura zapoteca que predomina en un cien por ciento en este municipio es la que destaca en la vestimenta, con la enagua y el huipil, así como en la gastronomía y en las formas de la celebración.
En entrevista para Desinformémonos, los shuanas de la comunidad explicaron que la festividad dura una semana porque se rinde tributo y se agradece a la vida y la naturaleza para que les vaya bien durante el año.
“Acá el pueblo coopera, hacemos el corte de hojas, la comida, y todas las actividades son con tequio, que es la ayuda mutua. A nadie se le paga, estas son nuestras tradiciones. Es necesario recuperar la esencia zapoteca, resistir, continuar y dar nuestro tiempo y esfuerzo como parte de nuestra cultura, lo que somos”, señaló uno de los principales en colectivo.
El Saa Guidxi o ‘fiesta del pueblo’ contempla también el “Martes Saa”, que es una celebración pagana que se efectúa en la víspera del miércoles de ceniza, y San Blas es el único municipio del Istmo de Tehuantepec que lo celebra como un acto de resistencia.
“Estamos celebrando la vida, la dignidad y la resistencia que como pueblo zapoteca tenemos. El Saa Guidxi es eso, es unión, lucha y defensa. Acá respetamos a todos”, expresó Fulvia Hernández Zárate.
Reconoció que el diidxazá -zapoteco- es la lengua que predomina dentro de la comunidad, por lo cual también se revaloriza en cada una de las festividades que se realizan.
Las mujeres que participan en el Martes Saa son las shelashuanas o lideresas morales, conocidas como principales de las iglesias, quienes otorgan a los automovilistas y personas una copa de vino y les ponen su sello a cambio de una cooperación.
“Estamos muy contentas, son nuestras tradiciones y costumbres y nos enorgullece ser auténticas. El Martes Saa es identidad y deseamos que perdure por siempre”, dijo Graciela Orozco.
Además de las shelashuanas, vecinas y amigas, en su mayoría mujeres adultas, participan en esta celebración, en la cual bailan, beben y disfrutan de la comida tradicional.
En este año, Rosa del Carmen Martínez Orozco, originaria de la comunidad de Tierra Blanca, representó a la caporal y fue la encargada de colocar los sellos de achiote en la mejilla.
“El sello significa que son hijos del señor San Blas Obispo. Es nuestra identidad, nos da alegría y mucha felicidad que nuestras tradiciones sigan vivas”, expresó.
Por último, señaló que el Saa Guidxi es incluyente y reconoce la diversidad. Así también lo manifestaron los integrantes de la diversidad sexual, quienes forman parte de este festejo anual celebrado desde el miércoles de ceniza hasta el primer viernes de cuaresma.