Roma
Roma (Alfonso Cuarón, 2018) es una película notable en el contexto actual del cine mexicano, más allá de todas sus cualidades cinematográficas, vino a evidenciar con un estreno muy propositivo y al margen de las dos grandes cadenas, la situación actual de la exhibición en México. Cinépolis se negó a exhibirla porque tendría que convivir con Netflix. Es una lástima ya que Roma es una película para verse en el cine, en pantalla grande, para apreciar todos los detalles deuna puesta en escena impecable, que se cuenta en planos secuencias y casi con ausencia de planos cerrados. De cualquier forma, la película está en el aire, la gente habla de ella, se ha creado una necesidad de tener una opinión sobre el tema.
Sin el duopolio de la exhibición es difícil llegar a todo el país, sin embargo el impulso que trae Roma la ha llevado a presentarse en comunidades indígenas, auditorios inusitados como la función en la ex casa presidencial de Los Pinos con una audiencia de más de tres mil espectadores, se muestra en Plazas Públicas, cine clubes, salas independientes, alternativas, en el festival de cine zapatista de Oventik tuvo un lugar destacado con otros miles de asistentes, se ha exhibido en la sierra mixe, entre otros muchos espacios.
Durante toda esta gira ha demostrado una vez más que México es un país de cine, la gente, el pueblo, el público quiere ver cine mexicano, se acerca y se pone frente a la pantalla para que le cuenten una historia, en este caso la de Cleo, una trabajadora del hogar a principio de los años setenta en una familia de clase media que vive precisamente en la colonia Roma. Esto es lo que ha sorprendido a la sociedad mexicana, tan racista como es, que un director que viene de Hollywood quiera contar su infancia centrándose en la vida de la mujer mixteca que fue su nana. Esta elección por Cleo como el personaje principal le da sentido a la historia, de otra manera habría sido una aburrida película costumbrista.
Roma le viene muy bien a México con su personaje indígenaviene a refrescar la temática del cine mexicano, también a unirse a tantos otros cineastas mexicanos que han encontrado en los pueblos originarios historias para ser llevadas al cine. Espero que esta gran película abra un debate muy necesario sobre la identidad cultural de nuestro país, sobre el racismo mexicano que se niega a reconocer los derechos de los pueblos indios, que también son mexicanos pero diferentes. Sería interesante conocer la lectura de la película desde la mirada femenina de las bases de apoyo zapatistas, de los pueblos mixtecos (Cleo es mixteca) o de las mujeres ayuuk allá en la sierra mixe.
Alberto Cortés
Director de cine ganador en tres ocasiones del premio Ariel. Egresado del Centro Universitario de Estudios Cinemátográficos, entre sus películas y documentales se encuentran Amor a la vuelta de la esquina, Ciudad de Ciegos, Corazón del Tiempo, La tierra de los Tepehuas, Resistencia…somos gente del maíz, entre otros.