“¿Tu tío Pepe tocaba el violín?” Le preguntó un día Evodio Escalante a Eugenia, hija de Silvestre Revueltas, músico y compositor de La noche de los Mayas, de Sensemayá y de otras rolas memorables.
“Me hizo un violín”. Pero —Eugenia le advirtió al autor de José Revueltas: una literatura ‘del lado moridor’— “sólo como metáfora, como engaño”.
(“Pintar un violín”, poner entre los dedos índice y medio la nariz y subirlos y bajarlos, en México es una grosería).
La pregunta sobre un presunto Pepe violinista vino a cuento porque se decía que en una reunión con el poeta Efraín Huerta, estando “ya alegres”, Revueltas tocó el violín.
Para no quedarse con la duda, le preguntó un día a Román Revueltas Retes si era cierto. “No, no tocaba, hacía violines”. Su primo sacó así de dudas a Eugenia Revueltas, académica de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
La gran familia
José Revueltas nació el 20 de noviembre de 1914 en Santiago Papasquiaro, Durango, en una familia de talentosos artistas: Silvestre, músico y compositor nacionalista; Fermín, pintor estridentista; Rosaura, actriz, bailarina y escritora; Consuelo, pintora. El 20 de noviembre se cumplen 106 años del natalicio de José.
A los seis años se mudó con su familia a la Ciudad de México. Siete años después, casi al cumplir 15 años, en un mitin en el Zócalo, pintó el portón de un edificio público. Acusado de sedición, días después lo detuvieron y fue enviado al reformatorio. Sería la primera de otras estancias carcelarias.
En 1967 le otorgan el Premio Xavier Villaurrutia por Obra literaria a “uno de los mejores escritores de mi generación”, apunta Octavio Paz en Posdata.
Pepe Revueltas muere en la Ciudad de México el 14 de abril de 1976.
Un hombre poliédrico
A tono con la estrategia familiar de “cada quien su Revueltas”, Eugenia dice que José, como su papá Silvestre, era un hombre poliédrico, con muchas facetas, algunas enternecedoras (era el tío que nos contaba historias divertidas los domingos en casa de la tía Rosaura) y otras terribles.
Era, también, el revolucionario, “uno de los hombres más puros de México”, para el poeta Paz, creador de Piedra de Sol.
Además era el escritor de cuentos (Dormir en Tierra, Dios en la Tierra, Material de sueños), el novelista (El luto humano, Los errores, Los días terrenales…), el teórico (Ensayo sobre un proletariado sin cabeza), el dramaturgo (El cuádrate de la soledad), el guionista (Rio Escondido,La otra), el cronista y un tanto poeta.
A la maestra Eugenia Revueltas, médica a la que le ganaron los genes de las letras, cuando leyó por primera vez Los errores, le pareció “tan terrible, tan dramática” y después, cuando el FCE publicó una edición “bonita” en homenaje a su tío José, que leyó “con otro instrumental de crítica”, le pareció una novela espléndida, novedosa, “con una poética de nuestro tiempo”, alejada del tradicional modelo decimonónico.
Por qué leer a Revueltas
Su obra, dice su sobrina Eugenia, se está volviendo un clásico. Clásicos, para Italo Calvino, son aquellos viejos textos que le siguen diciendo cosas al nuevo lector, como a nosotros La Ilíada de Homero, Edipo Rey de Sófocles y otros textos griegos de la antigüedad.
O quizá, reconoce, los jóvenes leen a Revueltas porque “les fascina el revolucionario, siempre leal a su causa y que nunca se dejó corromper” en un mundo de traidores.
—Mejor cuentista para algunos y para otros novelista complicado, ¿por dónde empezar a leer a Revueltas?
Compleja e interesante su novelística, es mejor para los jóvenes lectores empezar por sus cuentos: Dormir en tierra, Dios en la Tierra y Material de sueños.
Después continuar con los libros mayores: El luto humano y Los errores, por ejemplo. Su lectura requiere de un lector avezado, ya que Revueltas se mueve en diferentes niveles; ideológico, teórico, afectivo, autobiográfico.
Releerlos 50 años después ha sido sido un descubrimiento para Eugenia Revueltas. El luto humano es impactante. “Con qué profundidad mi tío José llega a la interioridad del mexicano mestizo”.
Los días terrenales (por su propuesta ideológica) motivó uno de los peores ataques de amigos y camaradas a Revueltas. Les pareció una novela “negativa, pesimista, dostoievskiana”.
Sin embargo, por su obra, sus ideas y sus acciones, no sería la única purga contra el autor de Los muros de agua. Sería expulsado de todos lados.
Casi siempre hay en sus libros un personaje que uno dice “es José”, quien no es nada complaciente consigo mismo y siempre tiene una mirada incisiva sobre la realidad.
El tepehuano
Aunque hay muchos mitos en torno a la familia Revueltas, que tiene “una vertiente germánica, Eugenia cuenta un suceso que no es cuento.
Casadas con alemanes, Rosaura y otra tía tenían el vicio de hablar en alemán en las reuniones y eso ”molestaba un poco”.
Un día, en una fiesta, todos hablaban en otros idiomas. Mis tíos Consuelo y José, fastidiados, se pusieron de acuerdo: “oye, hermano, ya me chocó esta gente… ¿y si hablamos en tepehuano?”.
Se inventaron un lenguaje. Y lo hablaban tan bien, que los invitados, todos, se les quedaron mirando: ‘qué lengua tan extraña, no la conocemos’. Eso decían, “y nosotros muertos de risa”.
Los apandados
El apando, dice Eugenia Revueltas, es una historia basada profundamente en una experiencia existencial, no libresca. Con base en sus experiencias carcelarias (desde el reformatorio, pasando por las Islas Marías y Lecumberri), Pepe Revueltas describe en este texto la situación terrible del apandado y de los guardias que los vigilan, ya que éstos están como aquéllos, apandados, presos.
Que José Revueltas haya estado preso desde muy chico, despierta un sentido de afinidad en los jóvenes que quieren leer o leen El apando.
Pero también no le extraña a Eugenia que algunos no terminen de leerlo. “Es frecuente. En clases les pregunto: ´¿te acuerdas de esto?´ y me doy cuenta que vieron la película” de Felipe Cazals.
Vocación revolucionaria
—¿Qué enseñanzas de vida nos dejó Jose Revueltas?
Fue realmente un hombre honesto y de amor a la verdad. Leal a sus ideas. Que siguió, contra viento y marea, su vocación tanto literaria como política.
Por su congruencia con lo que él consideraba el pensamiento revolucionario y porque no lo convencía la “ortodoxia a rajatabla”, lo expulsaron varias veces del Partido Comunista Mexicano, lo expulsaron de todos lados, incluso de la Liga Leninista Espartaco que fundó en 1960.
Finalmente, Eugenia asegura que José Revueltas tiene una profunda vena anarquista, que se puede leer en su novela Los errores y en su Ensayo sobre un proletariado sin cabeza (el libro que más irritó a los comunistas mexicanos, dice Octavio Rodríguez Araujo), donde hay un entretejido sugerente entre ideología, literatura y poética”.
Dormir en tierra
En Material de Lectura/Cuento Contemporáneo, que publica la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, puedes leer Dormir en tierra aquí.
Publicado originalmente en Gaceta UNAM