Retomar Brasil: demarcar territorios y habitar la política

Bárbara Pelacani* y Emerson Guerra**

Foto: Emerson Guerra

La 18ª edición del Acampamento Terra Livre – ATL tuvo lugar entre el 4 y el 14 de abril de 2022 en Brasilia, la capital político-administrativa de Brasil. El ATL está organizado por la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) en colaboración con otras asociaciones. Comités de varios pueblos vinieron de todas las regiones del país, en barco, avión o autobús, para llegar a este evento que reunió a 8.000 representantes de 200 pueblos, de un total de 305 pueblos originarios de Brasil. El ATL estuvo marcado por el lema «Retomar o Brasil», en alusión a los «territorios retomados»: estrategia de reterritorialización de algunos pueblos en partes de sus territorios histórico-ancestrales, usurpados durante el proceso de colonización y construcción del Estado-nación brasileño. Durante diez días, el campamento se construyó como un espacio de encuentros, intercambios diversos y movilizaciones, así como de denuncia de las acciones de muerte, ecocidio y genocidio del gobierno de Bolsonaro.

La grandiosidad que marca el ATL es la culminación de una historia de siglos de resistencia indígena en diferentes contextos regionales y escalas espaciales. Sin embargo, hay que destacar un hecho político relativamente reciente, que es la Constitución de 1988, que supuso la redemocratización del país tras dos décadas de dictadura militar. Antes de esta Constitución, la relación del Estado con los pueblos originarios se basaba en una política tutelar de control sobre los territorios y la movilidad indígena como forma de dominación a través de la contención territorial y el bloqueo de la articulación política. La visión del Estado, formalizada en el antiguo Estatuto del Indio de 1973, era que la condición étnica de estos pueblos era transitoria y que debían ser asimilados por la sociedad nacional de acuerdo con los ideales positivistas de la época.

La Constitución de 1988 introdujo cambios significativos en esta política de Estado, uno de los cuales es el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios a vivir según sus culturas, tradiciones y formas de organización y reproducción social, así como a crear sus asociaciones políticas. A partir de ese momento, el movimiento asociativo y de organización política indígena se ha ido fortaleciendo y madurando en las últimas tres décadas, y su protagonismo se ha hecho evidente cuando sus acciones convergen y culminan en un evento nacional como el ATL.

Foto: Emerson Guerra

Campamento Terra Livre 2022

La edición de este año del campamento fue considerada por la propia APIB como la mayor movilización indígena del mundo. Se realizaron cinco marchas para demarcar el espacio de la Explanada de los Ministerios y poner las luchas indígenas en la agenda del Congreso Nacional. En la carpa central del campamento se celebraron sesiones plenarias con 25 debates sobre diferentes temas, con la participación, en el escenario, de 130 dirigentes y del público asistente. Hubo importantes articulaciones políticas derivadas del evento, como denuncias internacionales en la ONU y el Parlamento Europeo, reuniones en el Supremo Tribunal Federal (STF) y el Tribunal Supremo Electoral (TSE), y encuentros con las embajadas de Noruega, Alemania, Canadá, Reino Unido y Estados Unidos. Un hecho que merece la pena mencionar es que toda la comida que se proporcionó gratuitamente a los participantes en el evento fue donada y preparada por el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), lo que garantiza una alimentación sana y sin tóxicos.

La dinámica diaria del ATL estaba marcada por la pluralidad territorial y el origen geográfico de los pueblos, que se reflejaba en la división territorial del campo. Cada delegación ocupó una parte del espacio con sus tiendas y formó su propia aldea. Por lo tanto, hubo una dinámica constante de reuniones en todos los rincones del campamento y en las tiendas intermedias de las asociaciones regionales. Los grupos hicieron sus representaciones políticas, culturales, estéticas, lingüísticas y musicales, demostrando las diversas capas y espectros de lo que genéricamente llamamos resistencia indígena. Toda esta diversidad de expresiones creó una atmósfera muy ilustrativa de la dimensión multiétnica y multilingüe desde la perspectiva de los pueblos originarios, coloreando el centro del poder en Brasil con los pigmentos del achiote y el jenipap, tintes naturales utilizados para la pintura corporal.

Cabe destacar que el ATL no siempre fue así y que en su periodo inicial se desarrolló con un público mucho más reducido, poca infraestructura y con programas de unos tres días de duración. Es interesante observar que el crecimiento de este movimiento es reciente y se manifiesta de forma concomitante con el crecimiento de una ola conservadora y de extrema derecha, expresamente anti-indígena, que ha tomado por asalto la política brasileña. Ante las constantes amenazas y ofensivas de grupos políticos y económicos sobre los derechos y territorios indígenas bajo el gobierno de Bolsonaro, la respuesta de los pueblos originarios fue inmediata. Fueron los primeros en ocupar Brasilia en protestas contra el gobierno y fueron uno de los pocos sectores de la sociedad, si no el único, en mantener un sistema de manifestaciones en la capital federal. Podemos concluir que en el peor escenario político del país desde la dictadura militar, el movimiento indígena ha sido la punta de lanza de los movimientos populares en Brasil.

Foto: Bárbara Pelacani

Estrategias políticas para la construcción de un país más justo

Uno de los momentos más esperados de la ATL fue la visita del ex presidente, y actual candidato a las elecciones presidenciales, Luiz Inácio Lula da Silva. Lula participó inicialmente en una reunión a puerta cerrada con sólo 15 líderes indígenas. Sin embargo, se solicitó su presencia en el pleno general del campamento, respondió a la llamada y fue recibido con euforia, honores, rituales y un pleno repleto. El candidato escuchó a varios dirigentes que le informaron de los retrocesos políticos y las ofensivas contra sus derechos. Hubo un apoyo generalizado a la campaña de Lula, pero con críticas y reservas sobre los temas de sus anteriores administraciones que impactaron en los territorios indígenas. Se dijo explícitamente que ya no quieren un modelo de desarrollo que impacte en sus territorios, como la expansión del agronegocio y la implantación de grandes empresas, como Belo Monte.

El candidato presidencial dijo que su papel allí era más de escuchar que de hablar y reconoció que después de doce años desde su último gobierno podía repensar y aprender muchas cosas. Ya en tono de campaña prometió, si es elegido, revocar las decisiones del gobierno de Bolsonaro, incluidas las de carácter anti-indígena. Expresó su deseo de contar con el apoyo y gobernar junto a los parlamentarios indígenas y sugirió la creación de un Ministerio de Asuntos Indígenas. Por último, afirmó que los pueblos originarios serán consultados sobre los proyectos que afecten a sus territorios. A este respecto, cabe señalar que esto ya está previsto en el Convenio 169 de la OIT, del que Brasil es signatario, pero cuya aplicación efectiva ha resultado insuficiente e ineficaz.

Foto: Bárbara Pelacani

Reforzando las mentes: Emergencias y avisos

Los medios de comunicación indígenas se han destacado en la producción de imágenes y narrativas difundidas en las redes sociales. Protagonizada por jóvenes indígenas, especialmente mujeres, la cobertura realizada en el ATL, contribuye a romper con una comunicación hegemónica y no participativa aliada a grupos políticos conservadores, al agronegocio y al empresariado.

Una innovación y un logro de la 18ª edición del ATL fue la organización de un día dedicado a las mujeres; en las demás ediciones sólo hubo reuniones paralelas y pequeños momentos para ellas. Cientos de mujeres presentaron sus «Voces Ancestrales Recuperando Brasil», impulsando la ampliación de la participación de las mujeres en puestos de poder. Este movimiento ha sido conocido como la Primavera de las Mujeres Indígenas que está tomando fuerza nacional con la primera Marcha de las Mujeres Indígenas celebrada en 2019. En la actualidad, junto con el apoyo de otras mujeres que ya ocupan el liderazgo político, como la diputada federal Joênia Wapichana, la demarcación de los territorios también empieza a referirse a los espacios políticos, llamando a las mujeres a presentarse como candidatas. En la sesión plenaria “Política de los pueblos: nosotras por las que vinieron antes, nosotras por nosotras y nosotras por las que vendrán”, se anunciaron las precandidaturas de mujeres indígenas como diputadas federales y estatales.

En el movimiento de la organización juvenil indígena, el LGBTQIAP+ y el acceso y permanencia en la Universidad fueron trabajados con conferencias y presentaciones culturales. Se demarcó la diversidad de identidades y la fuerza para enfrentarse al patriarcado racista y homófobo. En el ámbito de la educación luchan por la transformación del espacio académico. Estos plenos nos sitúan en el espacio-tiempo haciendo el llamamiento de que “¡El futuro es ahora!”.

Foto: Bárbara Pelacani

Distopías y enfrentamientos

Como confrontación y resultado de las articulaciones de la ATL, se diseñó una Plataforma Indígena para la reconstrucción de Brasil (https://apiboficial.org/2022/04/14/atl-2022-povos-indigenas-unidos-movimento-e-luta-fortalecidos/). Las propuestas implican una agenda ambiental, una propuesta de reconstrucción de las instituciones y de las políticas públicas indígenas, la reconstrucción y reanudación de los espacios de participación, que permitan el control social indígena y reiniciar el diálogo con las instancias de decisión gubernamental. Puntos como la educación, la salud y el acceso a las políticas públicas siguen siendo prioritarios, así como la necesidad de actuar contra la invasión de rancheros, madereros, mineros de oro, ganaderos, milicianos y toda forma de destitución de la autonomía territorial de los pueblos nativos.

Según el documento final del ATL, el Congreso Nacional, Bolsonaro y su base de apoyo, mayoritariamente ruralista y evangélica, defienden una serie de iniciativas legislativas destinadas a materializar su proyecto de muerte. Entre ellos se encuentran el proyecto de ley 490/2007, del Marco Temporal y el proyecto de ley 191/2020, de Minería en Tierras Indígenas.

Para enfrentarlos efectivamente, la lucha indígena se amplía y fortalece pensando en la escala de poder y enfrentando el escenario de la política brasileña como escenario de los conflictos develados en los territorios. Al proponer una aldea política, los dirigentes organizaron estratégicamente la inclusión de indígenas en puestos parlamentarios para tratar de construir un grupo indígena en el Congreso: el grupo de los Cocar (un tocado de plumas) que busca hacer contrapeso a los grupos del Buey (ruralistas), la Bala (traficantes de armas) y la Biblia (evangélicos). Ante estos retos, la frase que resonó en las voces de los pueblos originarios en el Acampamento Terra Livre fue “¡y dile al pueblo que siga adelante! Avanzaremos”.

*Máster en Educación por la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro – UNIRIO

**Doctor en Geografía y profesor adjunto de la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro – UFRRJ


Retomando o Brasil: demarcar territórios e aldear a política

Bárbara Pelacani

Mestra em Educação pela Universidade Federal do Estado do Rio de Janeiro – UNIRIO

Emerson Guerra

Doutor em Geografia e professor adjunto da Universidade Federal Rural do Rio de Janeiro – UFRRJ

A 18ª edição do Acampamento Terra Livre – ATL aconteceu entre os dias 04 e 14 de abril de 2022 em Brasília, capital político-administrativa do Brasil. O ATL é organizado pela Articulação dos Povos Indígenas do Brasil (APIB) em parceria com outras associações. Comitivas de diversos povos saíram de todas as regiões do país, de barco, avião ou de ônibus, para chegar a esse evento que reuniu 8 mil representantes de 200 povos, do total de 305 povos originários no Brasil. O ATL ficou marcado pelo lema “Retomar o Brasil” em alusão às retomadas: estratégia de reterritorialização de alguns povos em partes de seus territórios históricos-ancestrais, usurpados durante o processo de colonização e construção do Estado-nação brasileiro. Durante 10 dias o acampamento construiu-se como um espaço de encontros, intercâmbios diversos e mobilizações, bem como de denúncias das ações de morte, ecocídio e genocídio do Governo Bolsonaro.

A grandiosidade que marca o ATL é a culminância de um histórico de séculos de resistências indígenas em diferentes contextos regionais e escalas espaciais. Todavia, um fato político, relativamente recente, merece ser ressaltado que é a Constituição de 1988 que foi o marco da redemocratização do país depois de duas décadas de ditadura militar. Antes desta Constituição a relação do Estado com os povos originários era pautada por um política tutelar de controle dos territórios e da mobilidade indígena como forma de dominação pela contenção territorial e impedimento de articulações políticas. A visão do Estado, formalizada no antigo Estatuto do Índio de 1973, era de que a condição étnica desses povos seria transitória e que deveriam ser assimilados pela sociedade nacional conforme os ideais positivistas desse período.

A Constituição de 1988 traz mudanças significativas nesta política de Estado, e um deles é o reconhecimento dos direitos dos povos originários de viverem conforme suas culturas, tradições e formas de organização e reprodução social, bem como de criarem suas associações políticas. A partir desse momento há um crescimento do movimento de associativismo indígena e de organização política, que amadurece e se fortalece nas últimas três décadas, bem como seus protagonismos ficam evidentes quando suas ações convergem e culminam em um evento nacional como o ATL.

Acampamento Terra Livre 2022

A edição deste ano do acampamento foi considerada pela própria APIB como a maior mobilização indigena do mundo. Foram realizadas 5 marchas para demarcar o espaço da Esplanada dos Ministérios e pautar as lutas indígenas diante do Congresso Nacional. Na tenda central do acampamento aconteceram plenárias com a realização de 25 debates com temas distintos e contando com a participação, no palco, com falas de 130 lideranças, além do público ouvinte. Aconteceram importantes articulações políticas decorrentes do evento como denúncias internacionais na ONU e no Parlamento Europeu, reuniões em tribunais superiores no Supremo Tribunal Federal – STF e no Tribunal Superior Eleitoral – TSE, e reuniões com as embaixadas da Noruega, Alemanha, Canadá, Reino Unido e Estados Unidos. Um fato que merece destaque é que toda a alimentação fornecida gratuitamente aos participantes do evento foi doada e preparada pelo Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra -MST garantindo comida saudável e sem veneno todos os dias.

A dinâmica cotidiana do ATL foi marcada pela pluralidade territorial e de origem geográfica dos povos, refletida em uma divisão territorial do acampamento. Cada comitiva ocupava uma porção do espaço com suas barracas e formava sua aldeia temporária, se reuniam e faziam suas discussões e articulações. Havia, portanto, uma dinâmica constante de reuniões por todos os cantos do acampamento e em tendas intermediárias de associações regionais. Os grupos fizeram suas representações políticas, culturais, estéticas, linguísticas e musicais demonstrando as várias camadas e espectros do que chamamos, genericamente, de resistência indígena. Toda essa diversidade de expressões criou uma atmosfera bastante ilustrativa da dimensão pluriétnica e multilingue desde a perspectiva dos povos originários, tingindo o centro do poder no Brasil com os pigmentos de urucum e jenipapo, tinturas naturais usadas para pintura corporal.

Vale ressaltar que o ATL não foi sempre assim e que no seu período inicial acontecia com um público bem menor, pouca infraestrutura e com programações que duravam em torno de três dias. É interessante perceber que o crescimento desse movimento é recente e se manifesta de forma concomitante ao crescimento de uma onda conservadora e de extrema direita, expressamente anti-indígena, que tomou de assalto o campo político brasileiro. Diante das constantes ameaças e ofensivas de grupos políticos e econômicos sobre os direitos e territórios indígenas na gestão do governo Bolsonaro, a resposta dos povos originários foi imediata. Eles foram os primeiros a ocupar Brasília em protestos contra o governo e foram uns dos poucos setores da sociedade, senão o único, a manter uma sistemática de manifestações na capital federal. Podemos concluir que no momento do pior cenário político do país, desde o período da ditadura militar, o movimento indígena tem sido a ponta da lança dos movimentos populares no Brasil.

Estratégias Políticas para a construção de um país mais justo

Um dos momentos aguardados do ATL foi a visita do ex-presidente, e atual candidato à eleição presidencial, Luiz Inácio Lula da Silva. Lula participou, inicialmente, de uma reunião fechada com apenas 15 lideranças indígenas. Entretanto, sua presença foi solicitada na plenária geral do acampamento, ele atendeu ao chamado e foi recebido com euforia, honrarias, rituais e uma plenária lotada. O candidato escutou diversas lideranças que relataram os retrocessos políticos e ofensivas contra seus direitos. Houve, de forma geral, apoio à campanha de Lula, porém com críticas e ressalvas à questões de suas gestões anteriores que impactaram os territórios indígenas. Foi dito, explicitamente, que eles não desejam mais um modelo de desenvolvimento que impacte seus territórios como a expansão do agronegócio e a implantação de grandes empreendimentos, como Belo Monte.

O candidato à presidência afirmou que seu papel ali era mais ouvir do que falar e reconheceu que depois de 12 anos desde seu último governo ele pôde repensar e aprender muita coisa. Já em tom de campanha ele prometeu, caso se elegesse, revogar decisões do governo Bolsonaro inclusive as de cunho anti-indígena. Expressou seu desejo de contar com o apoio e de governar junto com parlamentares indígenas e sugeriu a criação de um Ministério de Assuntos Indígenas. Por fim, afirmou que os povos originários serão consultados sobre projetos que afetem seus territórios, caso eleito. Nesse sentido, vale ressaltar que isto já é previsto pela convenção 169 da OIT, na qual o Brasil é signatário, mas cuja aplicação efetiva tem se mostrado insuficiente e ineficaz.

Reflorestar mentes: Emergências e anúncios

Os meios de comunicação indígenas tiveram destaque na produção de imagens e narrativas divulgadas nas mídias sociais. Protagonizadas por jovens indígenas, em especial mulheres, as coberturas realizadas na ATL, contribuem para romper com uma comunicação hegemônica e não participativa aliada dos grupos políticos conservadores, do agronegócio e do empresariado

Uma conquista e inovação no 18º ATL foi a organização de um dia dedicado às mulheres, nas outras edições ocorriam apenas reuniões paralelas e pequenos momentos para elas. Centenas de mulheres apresentaram suas “Vozes Ancestrais Retomando o Brasil”, impulsionando a ampliação da participação das mulheres nas posições de poder. Este movimento de fortalecimento vem sendo conhecido como a primavera das mulheres indígenas que toma força e ganha proporção nacional com a primeira Marcha das Mulheres Indígenas realizada em 2019. Atualmente, junto com apoio de outras mulheres que já ocupam a liderança política, como a deputada federal Joênia Wapichana, a demarcação dos territórios passa a se referir também aos espaços políticos, convocando as mulheres a se candidatarem. A plenária “Aldear a Política: Nós pelas que nos antecederam, nós por nós e nós pelas que virão” anunciou as pré-candidaturas de mulheres indígenas aos cargos de deputadas federais e estaduais.

No movimento de organização da juventude indígena as pautas LGBTQIAP+ e do acesso e permanência na Universidade foram bem trabalhadas com palestras e apresentações culturais. Foi demarcada a diversidade das identidades e a força para enfrentar o patriarcado racista e homofóbico. No campo da educação eles lutam pela transformação do espaço acadêmico. Tais plenárias nos situam no espaço-tempo ao fazer o chamado de que «O futuro é agora!».

Distopias e enfrentamentos

Como enfrentamento e resultado das articulações do ATL foi desenhada uma Plataforma Indígena de reconstrução do Brasil (https://apiboficial.org/2022/04/14/atl-2022-povos-indigenas-unidos-movimento-e-luta-fortalecidos/). As propostas envolvem uma agenda ambiental, uma proposta de reconstrução das instituições e das políticas públicas indigenistas, reconstrução e retomada dos espaços de participação, que permitam o controle social indígenas e reiniciem o diálogo com as instâncias de decisão governamental. Pontos como educação, saúde e acesso às políticas públicas, seguem sendo prioritários, assim como, a necessidade de ações contra a invasão de fazendeiros, madeireiros, garimpeiros, pecuaristas, milicianos e toda forma de destituição da autonomia territorial dos povos originários.

Segundo o documento final do ATL, o Congresso Nacional, Bolsonaro e sua base de sustentação, maioritariamente ruralista e evangélica, defendem uma série de iniciativas legislativas que visam a materializar o seu projeto de morte. Entre estas, destacam-se o Projeto de Lei 490/2007, do Marco Temporal e PL 191/2020, da Mineração em Terras Indígenas.

Para enfrentar de forma efetiva, a luta indigena se amplia e se fortalece pensando a escala de poder e encarando o cenário da política Brasileira como palco dos conflitos desvelados nos territórios. Ao propor o aldeamento político, as lideranças organizam de forma estratégica a inserção dos indígenas em cargos parlamentares para tentar construir uma bancada indigena no Congresso: A bancada do Cocar (adorno plumário usado na cabeça) que busca um contraponto às bancadas do Boi (ruralistas), da Bala (comércio de armas) e da Bíblia (evangélicos). Diante desses desafios, a frase que ecoou pelas vozes dos povos originários no Acampamento Terra Livre foi “ e diga ao povo que avance! Avançaremos.”.

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