México, DF. El Encuentro de Música Tradicional Mexicana “Son para Milo” nace en el 2002 tras el fallecimiento del profesor Hermilo Rojas Aragón. Profesores, amigos, músicos y familiares se reúnen para hacer del canto y del baile una forma de recordarle.
Milo (como se dice en México a quienes se llaman Hermilo) nació en Zaachila, Oaxaca, pueblo aguerrido y orgulloso de sus raíces. Es en 1976 cuando llega al Distrito Federal para ingresar a la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (BENM) donde, además de formarse como docente, se integra como ejecutante del taller de música y danza Tezcatlipoca, del que posteriormente se desempeñará como director artístico y coreográfico, hasta su muerte.
Como consecuencia de un arduo trabajo etnográfico, llega a ser un gran conocedor de las tradiciones de nuestros pueblo; como incansable promotor de la cultura, elabora y compila textos referentes a tradiciones y costumbres de su pueblo natal, los cuales forman parte del disco Lani Zaachila Yoo (La fiesta en la casa de Zaachila), que se grabó en 1990 bajo el auspicio del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y Radio Educación.
Con el firme propósito de establecer la enseñanza artística como parte de la formación de los docentes, fue fundador y artífice principal de uno de los cursos de danza mexicana de gran renombre dentro de la BENM, “La danza como integradora del arte”. Ya que reconocía la importante tarea de los docentes en la formación de las futuras generaciones, fue activo promotor de las exposiciones etnográficas dentro de la institución e impulsó al interior de la misma el acercamiento a los diferentes géneros musicales y dancísticos, con la participación de informantes y músicos destacados.
De esta forma, el Encuentro de Música Tradicional Mexicana, además de ser un homenaje a su trayectoria, se plantea como un espacio que pretende continuar con el trabajo realizado por Milo, quien no solamente buscaba la difusión de la música y la danza, sino sobre todo el rescate y preservación de cada una de los usos y costumbres que le dan vida a cada una de estas manifestaciones. Así, y fundados en los usos y costumbres de nuestras comunidades, en el trabajo comunitario y solidario (características principales del tequio), es como nace y se consolida el evento. Es importante destacar que para su realización no se cuenta con el apoyo económico de ninguna institución, solamente con el apoyo de varios hombres y mujeres que con aportaciones económicas, en especie, o con el de su trabajo, y con el único interés de preservar y difundir nuestra cultura. Es así como ha sido posible que este evento incluyente y autogestivo siga vivo y con el deseo cada vez más renovado para su permanencia.
Por medio de una de las manifestaciones de gran riqueza cultural que poseemos en nuestro país como lo es la música tradicional -expresión sonora rítmica y melódica que posee sus propias particularidades, producto de la mezcla de creatividad e inspiración de lo indígena y el mestizaje-, la cual se ha ido transmitiendo de generación en generación y se mantiene viva en las diferentes regiones de nuestro país, este encuentro reúne un abanico multicolor de géneros y a la férrea lucha por su conservación.
Así, el “Son para Milo” se ha constituido en uno de los movimientos culturales más importantes de la música tradicional mexicana en la ciudad de México; su importancia ha trascendido al resto de la república y se reconoce más allá de nuestras fronteras. Está caracterizado por ser un movimiento que respeta las formas puras y tradicionales; no obstante, da cabida a todas aquellas nuevas propuestas de creadores, intérpretes o compositores que renuevan y le dan frescura a nuestro amplio patrimonio musical.
Este mosaico cultural no estaría completo si no estuviera acompañado del patrimonio tangible e intangible del que somos poseedores, lo cual asumimos como un compromiso ineludible y responsable para mantener vigentes los valores que nos dan identidad como mexicanos.
Es importante remarcar que el objetivo del evento no sería posible sin esos cientos de participantes que año con año vienen a cantar y bailar. Animados por la alegría que emana del evento, hacen gala de su indumentaria y sus mejores pasos. Un reflejo importante de la envergadura del evento se observa en la participación de niños en los grupos musicales o en la tarima, muchos de ellos que incluso han crecido junto con el encuentro de música que durante 11 años ha dado cabida a todas estas expresiones.
De esta forma, el Encuentro de Música Tradicional Mexicana se ha posicionado como un espacio de identidad; no de esa identidad comercializada en los medios de comunicación -la que se enarbola cada 16 de septiembre o la que radica en el “están conmigo o están contra mí” de los que se encuentran en el poder- sino en la identidad emanada de nuestros pueblos originarios, de los que se encuentran excluidos de los medios de comunicación y de nuestra historia oficial, de los que día a día luchan por su supervivencia. Es un proyecto, como muchos otros, que demuestran el poder y la organización de nuestra gente, un espacio que fomenta los valores de la comunidad como la solidaridad, el respeto por nuestros pueblos y la constante búsqueda del bien común.
Ante todo ello no se vuelve una coincidencia que la BENM sea la sede de dicho evento ya que, además de ser la institución en la que el profesor Hermilo se formó y la que le permitió iniciar su ardua labor en la preservación de la cultura, se contó inicialmente con el apoyo de las autoridades que conocieron su trayectoria y tenían además la firme convicción de que ésta debía ser el cobijo de dicho proyecto por ser la formadora de docentes. Sin embargo, y precisamente porque el evento tiene valores y objetivos alejados de los intereses monetarios y de una pretendida identidad construida por la clase política -que pretende aplastar la organización y la conciencia, además de que criminaliza a la juventud y arrebata espacios con el ampliamente manifestado objetivo de crear instituciones para formar “técnicos en turismo y técnicos en actividades productivas”- es que el evento se ha encontrado con diversos obstáculos para su realización.
Pese a todo, el Encuentro de Música Tradicional Mexicana “Son para Milo” se llevó a cabo los días 1, 2 y 3 de junio en la explanada de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros; además, como consecuencia natural de la importancia del evento, presentó una memoria discográfica que permite registrar, a partir del año 201, una evidencia palpable de la música tradicional mexicana que sea ha dado cita a lo largo de su exitosa trayectoria. Esto se cristaliza hoy en el segundo volumen, en el que se dan cita algunos de los tantos géneros musicales propios de nuestro país.
Publicado el 4 de junio 2012