México, Distrito Federal. Me están dando la libertad no por el delito, sino por las grandes violaciones y manipulaciones que se hicieron en mi proceso, precisó Alberto Patishtán en la conferencia de prensa inmediatamente posterior a su liberación. En cuanto a la reparación de daños, el profesor tzotzil señaló: yo no guardo rencor, en mi corazón hay paz. Lo que haré es estar con mi gente y lo que le toque al Estado mexicano, es de él.
Este 31 de octubre de 2013 fue el último día que el profesor tzotzil permaneció recluido. Jorge Márquez, Oficial Mayor de la Secretaría de Gobernación, fue el encargado de entregar la notificación de la inmediata libertad. El indulto otorgado por el ejecutivo, señaló Trinidad Ramírez del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco- durante la recepción y conferencia de prensa, no fue una gracia ni un perdón gubernamental, sino un logro de la sociedad civil y del propio Patishtán.
La prioridad para el profesor, quien estuvo sentenciado a 60 años de prisión acusado de participar en el homicidio de siete policías en el año 2000, es estar con su familia como debe ser, y posteriormente dios iluminará mi pensamiento. También resaltó que lo que hará de ahora en adelante depende del resultado de sus 28 sesiones de radioterapia contra el tumor que tiene en el cerebro, y que le provoca pérdida de la vista. Pero aquí estoy, tranquilamente y con ánimos, apuntó.
«Si dejo de reír siento que es un día perdido. Por eso, si me ven sonreír a cada rato, no se preocupen porque esa es mi profesión», agregó.
Patishtán recordó que lo detuvieron por defender a mi pueblo oprimido e hizo un recuento del proceso que lo mandó a cuatro cárceles distintas durante 13 años: un intento de destitución contra el presidente municipal priista de su pueblo, El Bosque, los sucesivos traslados entre penales y la organización al interior de estos. Me querían acabar, resumió, pero soy inocente. Quisieron acabar mi lucha y restar, pero lo que pasó fue que se multiplicó. Quisieron ocultarla, y lo que hizo fue resplandecer.
El profesor tzotzil, considerado por organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional un preso político, se refirió a sus hijos Gabriela y Héctor Patishtán, quienes tenían nueve y cuatro años al ser encarcelado: No los vi crecer, pero algo agarraron de la semilla que yo tenía, supieron sembrarlo y germinarlo, y hoy los frutos los estamos viendo todos.
En las primeras palabras que dirigió en público, el profesor tzotzil se preguntó y se respondió quién es Patishtán. «¿Quién es Patishtán? Soy una persona que no sólo oigo, sino que escucho. ¿Quién es Patishtán? Es uno que está perdiendo la vista. Al parecer ya no los veo tanto por los ojos, sino que los veo con el corazón».
A todos los individuos y organizaciones que se unieron a la campaña por su libertad, Patishtán les agradeció su trabajo y advirtió: sigamos construyendo, falta mucho. Lo importante es que no estamos comenzando, sino que se trata de continuar.
El grito Zapata vive, la lucha sigue, respondido con un no estamos todos, faltan los presos, fue el colofón de una batalla jurídica y política que culminó con un cambio a la ley de indulto, ante un sistema jurídico que en todas sus instancias se negó a reconocer la inocencia de Patishtán.