El pasado 7, 8 y 9 de Julio visitamos, junto con un grupo de estudiantes, la comunidad Masehual Ciudad de Cuetzalan situada en la Sierra Norte del Estado de Puebla como parte de un viaje de investigación que tuvo como objeto conocer de manera superficial la historia y el funcionamiento de una de las redes de cooperativas más completa y potente del país.
En esta comunidad opera de manera hegemónica el paradigma Mesoamericano ya que se encuentra a un par de kilómetros de Yahualichan, una ciudadela Totonaca con una antigüedad mayor a 1800 años. Esta ciudadela está a su vez a poco más de 60 kilómetros de la antigua metrópoli de Tajín en el actual Estado de Veracruz.
Debido a su localización la comunidad es posesionaria de una gran riqueza natural la cual intentan utilizar de manera respetuosa y en beneficio del bien común a través de una compleja e interesante red de cooperativas.
En Quetzalan o Cuetzalan existe otro modo de “estar” y de vivir que es plenamente visible desde las situaciones rutinarias, como son los productos locales que se comercian, pasando por la forma dispersa de ocupar el territorio de las montañas tropicales de Puebla, y hasta en la capacidad de accionar de manera colectiva en proyectos a largo plazo como la cooperativa “madre” Tosepan Titataniske fundada en 1980.
Esta cooperativa tiene más de 35,000 socios de Puebla y Veracruz. Su objetivo primario es que las familias de la región y la comunidad mejoren su calidad de vida y accedan al bienestar. Bajo el horizonte de la cooperativa se produce gran variedad de alimentos y productos sin deforestar o perjudicar a los ecosistemas, mantienen funcionado una gran variedad de enotecnias con la intención de cerrar ciclos naturales, esto es protegiendo la flora y la fauna, adaptándose a ella, a sus características y condiciones.
Además de exportar varios productos a diferentes países en volúmenes envidiados por cualquier empresa capitalista normal, para el mercado local se produce de manera orgánica alimentos como la pimienta, el maíz, la canela, la miel, y por supuesto el café, así como demás productos típicos de la zona.
Para lograr lo anterior resulta impresionante constatar cómo a partir de un “capital semilla” o una inversión de decenas de miles de pesos esta cooperativa ha pasado a generar decenas de millones de regreso. Más impresionante aún resulta constatar como desarrollaron la capacidad de fijar precios de mercado para diversos productos en aras del beneficio del consumidor local de los Pueblos Totonacas y Masehuales.
Además de la cooperativa “madre” que comercializa el café como producto estrella de Quetzalan y las más de 400 comunidades o agencias adyacentes que se aglomeran a través de la sierra, existen también proyectos de diferentes vertientes. Como lo son una cooperativa de ahorro y préstamo, una cooperativa que se dedica a la construcción de vivienda sustentable, una que se dedica a la producción, tratamiento y transformación del bambú, una cooperativa de proyectos productivos entre muchas otras iniciativas.
En nuestra visita también pudimos conocer de primera mano diferentes cosas como los materiales y técnicas utilizadas para construir diferentes tipos de edificios, como las cabañas en las que se hospedan los cooperativistas, hasta diversos tipos de árboles y plantas tropicales presentes en el territorio de la cooperativa, pasando incluso por un pequeño sistema de bordos que respeta una caída natural de agua para evitar el desazolve del terreno.
Un elemento a destacar de manera importante es que dentro de la cooperativa se construyen consensos en asambleas democráticas. Cada cierto tiempo se reúnen a planear y deliberar acerca de los temas relevantes para la comunidad, la cooperativa y las personas. Llama poderosamente la atención como a partir de una organización de carácter privado la actuación en horizonte colectivo se ha visto robustecida y como esta proyección ha restado de protagonismo al propio gobierno municipal. Prueba de ello es como la cooperativa maneja mayor presupuesto y tiene más influencia sobre la zona en gran cantidad de asuntos que el mismo gobierno municipal.
De esta manera encontramos como esta comunidad y su red de cooperativas construye alternativas a problemas de amplio calado y de talla planetaria como la desigualdad socio-económica y el cambio climático. Con ello también demuestran que la dignidad y el buen vivir dependen de cómo se utilizan los recursos y la fuerza de trabajo antes de lo que pueda reportar cualquier cuaderno contable o indicador
Esta es una visión panorámica en retrospectiva de lo que ha logrado una comunidad de un municipio en donde el ochenta por ciento de las personas son consideradas pobres. Se puede encontrar aquí una economía regional puesta al servicio de las mayorías en donde el precio de diversos productos es alrededor de veinte o quince por ciento más barato que en gran parte de las comunidades rurales del resto del país.
Además de todo lo anterior, las comunidades de la Sierra Norte de Puebla al igual que miles de comunidades de todo el país, enfrentan la amenaza del desplazamiento forzado, el despojo y la muerte por la intención del gobierno y empresas transnacionales de establecer 5 presas hidro-electricas, varias minas y pozos de extracción de petróleo a través de técnica de fractura hidráulica conocida coloquialmente como “fracking”.
A la amenaza infraestructural de los grandes inversores se le suma el castigo y abandono presupuestario a la sierra norte de Puebla por parte de las autoridades hacia las comunidades por mantener una posición abiertamente contraria a las políticas dictadas desde el gobierno federal, avaladas y promovidas por el gobierno Estatal de Puebla. Ejemplo de ello, comentan, es el decaído estado de los caminos y carreteras que conectan el territorio de una comunidad a otra. Muchos han sido ya los caminos construidos por iniciativa y trabajo de las mismas comunidades.
En la sierra la gente no se han quedado callada, habita y defiende su territorio, pero… ¿Y en la ciudades qué haremos para estar a la altura? En evidencia queda otro ejemplo de dignidad frente al neoliberalismo, de organización frente al extractivismo y de colectividad frente al individualismo. Todo, a pesar de tener a todo el aparato del sistema en su contra. Mas nos vale tomar nota.