“El tema es la unión: no separarse, estar siempre unidos”, fue el mensaje que Delia Giovanola, integrante y fundadora de la organización argentina Abuelas de Plaza de Mayo, transmitió a varias generaciones de familiares de desaparecidos en México.

La abuela argentina participó del conversatorio Niñez y desaparición forzada: historias de lucha en México y Argentina, que se realizó este día en el salón Digna Ochoa de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), convocado por esa institución y las organizaciones Artículo 19, Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos de México (FUNDEM) e Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.).

Con 93 años de edad y energía desbordante, Delia Giovanola no sólo escuchó atentamente los testimonios de madres, hermanas, compañeros e hijos de personas desaparecidas en México, tanto en décadas pasadas como en la mal llamada guerra contra el narcotráfico. Sobre todo les alentó a seguir peleando por encontrar verdad y justicia, a no perder nunca las esperanzas porque las victorias pueden llegar décadas después como le ocurrió a ella, quien en 2015 pudo encontrar a su nieto Martín, desaparecido por 39 años sin conocer su verdadera identidad.

“¿Cómo pelea una madre a quien le llevaron a un hijo? No se sabe qué hacer -recordó Delia los comienzos de la lucha de Madres y Abuelas en Argentina, en los años setenta-. Atinamos a reunirnos y eso fue lo que nos ayudó. Eso nos dio fuerza”. Madres llevan décadas peleando en México y otras que están dando los primeros pasos a contracorriente estaban presentes en la sala.

Rosalvina Zapata es una de ellas. Integrante de FUNDEM, hizo una extensa lista con algunos de los incontables trámites y gestiones que ha realizado la organización; gestiones que van desde reuniones con funcionarios a proponer leyes y redactar informes internacionales. “Y vamos a seguir el ejemplo de nuestra hermana Delia, luchadora incansable”, dijo la madre de Carlos Gerardo García Zapata, desaparecido en el estado de Coahuila el 31 de octubre de 2008. “Vamos a seguir luchando, a seguir su ejemplo y no rendirnos. Porque queremos un México mejor donde ya no haya desapariciones”.

Desde el público, María Herrera, quien ha sufrido la desaparición de cuatro de sus hijos en el estado de Michoacán, dijo que la presencia de Delia como anteriores visitas de Estela de Carlotto y otras activistas argentinas “es sumamente importante porque son un referente. Las admiramos, las respetamos”, pero también pidió “necesitamos que no nos dejen solos: que abracen nuestra causa como nosotros hemos abrazado la suya”.

Nashieli Ramírez Hernández, presidenta de la CDHDF dijo que “el golpe de Estado que se vivió en Argentina en 1976 dejó cerca de 30,000 desaparecidos. La violencia para reprimir a los movimientos disidentes se extendió en varios países de Latinoamérica, entre ellos México. Nos hermanamos en el dolor y la lucha”. Sin embargo también marcó las diferencias entre las realidades de ambos países porque mientras en Sudamérica avanza la justicia aquí “el tiempo pasa. Han transcurrido 50 años y no sólo no se han atendido aquellos casos, se suman más y más (…) Las instituciones no pueden darse el lujo de no atender”.

Testigo del paso del tiempo y víctima directa de la corrosión que causa la impunidad es Nereida Avilés Jaimes, hija de Epifanio Avilés Jaimes, el primer desaparecido que se ha documentado en México. Epifanio, campesino y alfabetizador, esposo y padre de tres hijos, fue secuestrado por integrantes del Ejército Mexicano en el estado de Guerrero en 1969.

“Yo era una niña de 8 años. Teníamos una vida muy feliz pues mi padre era un hombre extraordinario, un hombre muy amoroso”, recordó Nereida. Crecer con su ausencia “repercute constantemente. Es algo muy doloroso y te marca para siempre. Lo entendemos perfectamente todos los que hemos perdido a un familiar por causas de la desaparición forzada. Éramos niños cuando esto sucedió y tenemos una historia que contar: el Estado Mexicano desapareció a nuestros padres, a nuestros familiares, y nos destrozó la vida”.

Cincuenta años después, “continúan el silencio y la impunidad del Estado Mexicano, responsable de esto”. María de Vecchi, representante de Artículo 19, agregó que “la impunidad de desapariciones de personas en el pasado explica la impunidad del presente”.

La madrugada del 16 de octubre de 1976, en Argentina la dictadura militar desapareció al único hijo de Delia Giovanola, Jorge Oscar Ogando, y a su esposa Stella Maris Montesano, entonces embarazada de ocho meses. Los militares dejaron a la hija mayor de ambos, Virginia, y entonces Delia se convirtió en abuela-madre de esa niña, a quien crió. Juntas buscaron durante décadas y gracias a ese esfuerzo, aunque no han podido encontrar a Jorge ni a Stella, en 2015 pudieron llegar a la verdad: el bebé había nacido, era varón y “fue comprado por una partera de las que vendían bebés como botín de guerra”, relató Giovanola durante el conversatorio. “Pero tuvo la suerte de que fue criado con muchísimo amor por una pareja que no tenía hijos”.

En noviembre de 2015, gracias a la batalla incansable de Delia, su familia y Abuelas de Plaza de Mayo, encontraron a Martín. Restituyeron su identidad, es el “Nieto 118”. Este jueves 13 de noviembre de 2019, las abuelas anunciaron el hallazgo del Nieto 130, se llama Javier Matías Darroux Mijalchuk, y desde México Delia festejó la buena noticia pero también advirtió que “después de andar 42 años, nos faltan todavía alrededor de 350 nietos. Antes éramos muchas abuelas pero ahora quedamos sólo 6 porque ya somos muy mayores”. La esperanza está en los nietos recuperados, “porque ellos se integran a nuestra comisión y después serán ellos los que seguirán la búsqueda de sus hermanos”.

“Si Martín estaba en Miami y la nieta 129 en España, otro de nuestros nietos puede estar aquí”, por eso recorren el mundo sin descanso. Y lo cierto es que aquí no sólo pueden estar sus nietos, también podrían vivir con identidad falsa ahora los hijos de personas desaparecidas por el Estado Mexicano durante décadas anteriores.

“De quienes sí podemos afirmar que estaban embarazadas al momentos del secuestro son Cristina Rocha Manzanares, secuestrada en Sinaloa con cuatro meses de embarazo, y también María Teresa Torres Ramírez, secuestrada en Acapulco con tres meses de embarazo. Su madre recibió información de que su hija había dado a luz a un niño meses más tarde”, dijo Ana Valentina López de Cea a nombre de H.I.J.O.S. Además existen otros dos casos de mujeres que se presume estaban embarazadas cuando fueron desaparecidas: Violeta Tecla Parra y Araceli Ramos Watanave, “aunque no podríamos afirmarlos concluyentemente dado que no hemos podido dar con el origen de la información” .

En México también hay nietos a quienes buscar, como esos bebés que pueden haber nacido en cautiverio y como los bebés de mujeres desaparecidas en estos años: sólo en Guerrero, al menos 12 mujeres fueron desaparecidas junto a sus bebés y niños de enero de 2017 a la fecha (https://piedepagina.mx/perderse-con-todo-e-hijos/).

Y también hay mucha verdad y justicia pendientes. Ahora el Estado nos muestra apertura de archivos pero “son archivos mutilados, con información tachada e incompletos porque la ley del Estado así lo ha querido”, reclamó Valentina por H.I.J.O.S. “¿Qué significa que a 30, 40, 50 años nos entreguen archivos parciales? ¿A quién o quiénes protegen? Porque claramente no es a los desaparecidos y sus familias, que tienen y tenemos derecho a la verdad”.

JUICI Y CASTIGO

NO OLVIDAMOS NO PERDONAMOS

NO NOS RECONCILIAMOS

H.I.J.O.S.

(Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) México