La segunda jornada de la caravana El Sur Resiste fue mucho más que una arada en el camino. En el ejido Puente Madera se citaron las principales resistencias de Oaxaca, las que buscan bloquear la minería hasta las que denuncian los parques eólicos, pasando por el avance de los monocultivos y los mega emprendimientos que quieren convertir el istmo de Tehuantepec en un centro de acumulación de capital, de negocios a gran escala y de flujos de mercancías pivotando sobre Asia.
La jornada comenzó con una caminata hasta El Pitayal, tierras comunitarias donde las comunidades se abastecen de madera, pero donde abundan conejos y otros animales que suelen cazar. Ese espacio es ahora codiciado por las autoridades que impulsan un polígono industrial de 360 hectáreas que pretenden construir sobre las tierras comunales.
La enorme marcha realizó una ceremonia por la madre tierra en la que se sembraron árboles en una tierra castigada por la sequía o, como dicen las comunidades, por los múltiples saqueos que sufren.
Al retornar de El Pitayal delegaciones internacionales que simpatizan con el zapatismo (muchas recibieron la Gira por la Vida en 2021) y comuneras y comuneros asistieron al Foro Político Cultural de Rebeldías y Resistencias que consistió en tres paneles con participaciones paritarias de varones y mujeres, jóvenes y adultos, siendo coordinado por personas de diversidades del colectivo Oaxatrans.
Un sentido homenaje a Marcelina Nolasco, fallecido por Covid en enero de 2021, emocionó a quienes fueron sus compas que destacaron el impulso que dio a la educación y su propuesta política que sintetizaron en una frase que se volvió sentido común: “Defender el territorio es también poner en pie proyectos propios”. Un lema quE sobrevoló y le dio contenido al Foro, en el sentido de complementar la resistencia con la creación de mundos otros.
Tomaron la palabra miembros de la Asociación de Pueblos Indígenas del Istmo por la Defensa de la Tierra y el Territorio (APDIITT), entre ellos Santiago Alegría que fue contundente al criticar a “los traidores que hablan por la espalda, mientras nosotros lo hacemos de frente”. Respecto a la 4T, dijo que “se trata de unos de los peores gobiernos de la historia de México porque hasta con los funcionarios de Peña Nieto pudimos dialogar”, en referencia al trato displicente que reciben ahora.
La detallada intervención de Bettina Cruz repasó los principales proyectos del corredor transístmico, con especial dedicación a los 29 parques eólicos que contienen tres mil aerogeneradores que, a simple vista, se imponen con la misma contundencia de los monocultivos. “Pagan apenas el 1% de las ganancias al propietario de la tierra, de modo que sólo los que poseen más de 15 hectáreas tienen ingresos importantes al año”.
Cruz abordó los daños ambientales que suelen pasar desapercibidos: “La tierra se seca, desaparecen los grandes árboles y también los murciélagos que son grandes polinizadores. Los generadores derraman aceite que contamina, pero lo peor es la pérdida del control de territorio por los campesinos, ya que las empresas y tienen que enseñar una credencial para acceder a sus parcelas”.
En contra de la propaganda oficialista, la pobreza crece en el istmo, así como el control del crimen organizado. “Mintieron cuando dijeron que las eólicas son para combatir el calentamiento global, sin sólo negocios”, dijo Cruz. Finalizó diciendo que “son la tierra y el monte los que nos dan vida”.
Hablaron comuneros de La Ventosa que se levantaron con piedras y palos contra una minera canadiense que les estaba arrebatando “su” cerro. Felipe Jiménez se refirió a los problemas que genera la minería en el oriente del estado: “Siempre son los sures los que resistimos; los sures de nuestros pueblos; los sures de nuestros estados; los sures de nuestro continente”.
Luego explicó que el proyecto de canal interoceánico tiene más de cien años, con otros nombres pero siempre con objetivos extractivistas. Habló de que el mapeo de los parques eólicos comenzó en 2004 y que la agroindustria ha cubierto las tierras de monocultivos de mango y maguey.
“Nuestros pueblos están contaminados, fraccionados políticamente al punto que las asambleas están deshechas. Esas asambleas son centrales en nuestras formas de vida”, explicó en referencia a cómo los gobiernos federal y estatal se empeñan en acabar con la organizaciones. Muchas concesiones, dijo, están escondidas o disfrazadas. Su intervención tuvo el complemento de la David Hernández, quien aseguró que “la 4T viene a despojarnos de las tierras de la comunidades, pero no tenemos miedo”.
El Corredor es un proyecto integral, no sólo para acelerar el flujo de mercancías entre ambos océanos, sino que es también tiene una potente dimensión energética y tecnológica. “Si el istmo cae, detrás nuestro caerían otros territorios”, concluyó la autoridad ejidal.
En los siguientes paneles hubo denuncias sobre la represión en Oaxaca y en la sección de alternativas expusieron jóvenes sobre los proyectos educativos, volcados a la educación comunitaria, la agroecología y el compostaje, y gallineros comunitarios.
La participación del padre Francisco Vanderhoff, de 84 años, quien lleva 40 años trabajando con comunidades zapotecas y mixes, aportó su visión sobre el cooperación entre 46 comunidades y los 1.500 de la organización que produce y comercializa café orgánico. “No se puede cambiar el sistema de golpe”, dijo. “Protestar sin tener alternativas no va muy lejos”. Y se despidió alentando la resistencia al Corredor y los proyectos que construyen los pueblos “desde abajo”.
El cierre fue especial. Las ocho mujeres que se encargaron de la cocina pasaron al frente y despidieron a los visitantes entre prolongados aplausos en un clima de honda emoción. Mujeres de abajo, mujeres sencillas son las que sostienen las resistencias y alimentan las rebeldías. En todas partes.