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Pueblo de Xoco, en la Ciudad de México, pronto va a desaparecer por la urbanización desmedida, sentencian vecinos

carolina bedoya monsalve

Ciudad de México, 28 de enero del 2015. Debido al incremento de los proyectos inmobiliarios en el pueblo de Xoco, en la delegación Benito Juárez de la Ciudad de México, sus tradiciones se van esfumando con el tiempo, pues no sólo el cemento se traga sus viviendas también a sus tradiciones. Actualmente varias colonias aledañas reportan escasez del flujo de agua desde hace más de un año, debido a edificaciones como el proyecto Ciudad Mitikah que contempla hasta de sesenta niveles de zona habitacional, manifiesta Diana Chávez del comité vecinal de Xoco.

Una pequeña iglesia adornada con cientos de flores coloridas se pierde en la inmensidad de la imagen de desarrollo que actualmente se devora a los barrios de esta zona de la ciudad de México. Los sesenta pisos del edificio que se ubica en la parte trasera de la iglesia y el centro hospitalario, parece que se devorará a esta parroquia construida en el siglo XVII.

“Además del incremento poblacional en esta zona, el aumento de complejos inmobiliarios y comerciales ha ido desapareciendo a este pueblo que aún conserva tradiciones muy arraigadas”, confiesa la habitante del pueblo de Xoco ubicado en el perímetro de las calles Río Churubusco, avenida Universidad, eje ocho y Cuauhtémoc en la delegación Benito Juárez. Para esta mujer sus habitantes se quejan de que nunca han sido consultados sobre estos proyectos que afectan gravemente sus residencias y cotidianidad.

Los proyectos actuales que se construyen en este lugar de tres mil 500 habitantes, van desde las zonas habitacionales, comerciales, oficinas y una clínica médica además de los comercios que ya retoñan en este pequeño pueblo. El proyecto más controversial es Ciudad Mitikah, llamado antes Ciudad Progresiva, que será el más alto de la ciudad, que traerá consigo al menos 10 mil personas.

A raíz de esto los servicios públicos como el agua, la electricidad y el predial han aumentado de manera considerable, expone Chávez y agrega que esto genera que muchos de los habitantes vendan sus casas y migren a otras zonas de la ciudad.

Una de los puntos más preocupantes para este pueblo es el consumo de agua, sólo pensando en el requerido para este proyecto habitacional. En un primer informe de la constructora se intimaban tres millones de litros de agua y por las leyes del Sistema de Agua, se requiere una cisterna de al menos seis millones de litros diarios, según informa Diana Chávez y aunque sabe que no los dejaran sin el suministro de agua, teme por las colonia cercanas, que muchas de ellas ya presentan escasez del liquido vital.

Las estrechas calles de lo poco que queda de este pueblo se han ido convirtiendo en estacionamientos de visitantes de los edificios habitacionales y por trabajadores del Centro Medica Inn. La magnitud de la urbanización absorbe casi la totalidad del terreno del pueblo de Xoco, sentencia Diana Chávez.

La estatificación de la zona es otro de los temores de sus habitantes, que en su mayoría se dedican al comercio local, el proyecto de volver peatonal la calle Real de Mayorazgo hace que se imaginen una vía como madero, una de las más turísticas y transitadas del centro de la capital federal, acabando con la tranquilidad a la que están acostumbrados sus habitantes, sentencia la integrante del comité vecinal.

Con un contexto no muy favorable, los habitantes del pueblo de Xoco resisten a los proyectos urbanísticos en una de las ciudades más sobre pobladas del mundo. Defender su patrimonio arquitectónico y cultural a pesar de los poco o nulos avances en esta lucha con el modelo de desarrollo y progreso los ha unido cada vez más como vecinos.

Los hombres y mujeres sólo exigen que se respete la ley de desarrollo urbano delegacional, que no se desarrollen proyectos de esas magnitudes que no afecten las costumbres de sus habitantes, que ya son mal vistas por los nuevos habitantes que consideran que hacen fiesta hasta para enterrar a sus muertos, alterando la paz de la zona, refiere Diana Chávez.

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