“¿Podría incluir una frase en totonaco? Akinin UV, Nosotros somos UV”. Rodolfo es consejero suplente por los estudiantes de la sede de Totonacapan, una de las 4 que conforman la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI). Con un hablar pausado y meditado, explica los motivos que llevaron a los estudiantes de esa casa de estudios a tomar las instalaciones ubicadas en el municipio de Espinal, estado de Veracruz.

“Lo que estamos haciendo es apropiarnos de nuestras propias aulas, de nuestra propia sede porque la sentimos nuestra. Como le dijimos a los docentes en la Asamblea que tuvimos: estamos poniendo en práctica un poco de lo que nos enseñaron ustedes.”

La respuesta de los maestros de la UVI Totonacapan no ha sido uniforme, pero algunos docentes han presionado a los estudiantes, que ocupan la sede desde la mañana del lunes 30 de mayo, para que abandonen la medida y que vuelvan a las aulas. Que piensen que es el fin del semestre y otros argumentos cortoplacistas.

“De una u otra forma los docentes nos han estado presionando pues sienten que somos enemigos de su propia casa. Están cediendo a lo que les exigen desde el Consejo General Universitario de la Universidad Veracruzana. Es un desánimo para nosotros porque cuando tomamos la sede, los docentes se sumaron a esta lucha, aunque pusieron algunas condiciones, limitando nuestra libertad de expresión.”

La presión es tal, porque desde que el conflicto por la deuda que el gobierno del estado tiene con la mayor casa de estudios de Veracruz tomó estado público y dimensión masiva -como pudo verse en las dos mega marchas en defensa de la UV – la Rectoría de la UV ha estado poniendo paños fríos al descontento. Llegó a proponer que las marchas debían hacerse en silencio, o tomar en cuenta el calendario electoral, ya que Veracruz es uno de los estados que el próximo fin de semana celebra elecciones municipales.

No todos los maestros han cedido a la presión central y se mantienen firmes junto a los muchachos. También han recibido el apoyo de defensores de derechos humanos de la zona, que han dado difusión a la medida.

Al final del primer día de la ocupación, los estudiantes entregaron un pliego petitorio al Consejo Central y también al vicerrector de la región Poza Rica, Luis Alanís Méndez. El primer punto, del que se desprenden los demás, es la exigencia del pago inmediato de los 2500 millones de pesos que el gobierno adeuda desde hace 3 años a la UV. De ese monto, a las UVI le corresponden 8 millones.

El segundo punto tiene que ver con la situación edilicia y de falta de recursos de las sedes de las Interculturales, que son 4 y que a pesar de que tienen 10 años de vida, parecen estar olvidadas para la Institución madre.

“Aunque las 4 sedes de las UVI están mayormente terminadas, la sede de Totonacapan tiene graves problemas edilicios. Ese es uno de los motivos por el que estamos luchado. Nuestras instalaciones no son dignas para los estudiantes que venimos de los pueblos originarios. No tenemos agua, no tenemos luz eléctrica, muchas puertas están incompletas. Solamente podemos ocupar ciertos espacios y no la totalidad de la sede. Tenemos unos equipos de aire acondicionado guardados, echándose a perder, porque la escuela no tiene el suficiente voltaje en la corriente para hacerlos funcionar. Nuestras vías de comunicación para llegar a la sede son pésimas, cada vez que llueve es un problema llegar a clases.”

La de Totonacapan es, a ojo de los estudiantes, la que sobrevive con más carencias de todas las UVI. “Es por eso que también somos nosotros los que nos estamos levantando” Pero los estudiantes movilizados señalan que no sólo es una cuestión de comodidades – o más bien su falta- sino que es algo más profundo. Las UVI son, en el grueso de los casos, la única chance que tuvieron esos 350 estudiantes que conforman su matrícula, de acceder a la educación terciaria.

En estas escuelas se enseña una sola licenciatura: “Gestión Intercultural para el Desarrollo”

“Nos duele lo que está sucediendo y creemos que las UVI están en riesgo de perderse. Quienes estudiamos esta licenciatura estamos hechos para trabajar en las comunidades, para enfrentar sus necesidades. Estamos hechos para volver a casa.”

La mayoría de sus estudiantes provienen de las comunidades de la zona, en el caso de Totonacapan, de los municipios que están en torno a Espinal, Papantla, Coyutla, Filomeno Mata, Mecatlán, Coahuitlán, Zozocolco. Lugares remotos como Entabladero, Oriente Medio Día, Pajasco Limonar, la Colonia Guadalupe, Paso de Valencia o El Chote.

“Los pueblos originarios somos los que hemos tenido históricamente mayores condiciones de vulnerabilidad, ni siquiera teníamos acceso a estudiar, la misma UV nos excluye a los estudiantes de los pueblos originarios. No somos muy visibles, muchos ni saben que existimos, pero las UVI son nuestra oportunidad para seguir estudiando, tener una profesión y cumplir nuestros sueños. Quienes estudiamos en las UVI no lo hacemos para migrar sino para volver, quedarnos en casa y accionar desde la región.”

Rodolfo indica cómo las UVI son una propuesta innovadora, que funcionando como corresponde, pueden favorecer el desarrollo de las regiones más alejadas y de las comunidades indígenas, precisamente porque promueve la permanencia de los estudiantes en sus lugares de origen.

“Mi papá es campesino y mi mamá es ama de casa. Vengo de una comunidad de Papantla. A duras penas estamos pagando la licenciatura. No son sólo nuestros sueños de estudiar, son los de nuestros padres, que hacen un esfuerzo enorme. La mayoría de los estudiantes de la UVI somos hijos de jornaleros, o de madres que venden en los mercados de las ciudades y con eso sostienen la educación de sus hijos. Todo se consigue con mucho esfuerzo, nos están quitando algo que es sumamente importante en nuestras vidas. Nos están robando nuestros sueños.”

Por aquellos pueblos fue que los estudiantes se dedicaron a hacer actividades de difusión del conflicto porque dicen: la Escuela es de la zona, no sólo de los estudiantes. Las otras 3 UVI han colaborado en la difusión del conflicto, pero no se animan a dar el paso al paro, por las presiones y el temor de desobedecer la línea emitida desde la central.

“Nosotros mismos les dijimos a los compas universitarios: pongámonos las pilas y hagamos algo. A los de las facultades de medicina, de pedagogía, de arquitectura, ¿no les duele? ¿los que están en la ciudad no van a hacer nada?” Hasta el momento, sólo la sede de Totonacapan está en paro indefinido de actividades.

Volviendo al pliego petitorio de los estudiantes en lucha, el tercer punto – clave atendiendo a lo antedicho – es que se dote de un mayor presupuesto a las UVI, pero directamente gestionada por la dirección de las 4 sedes (en las que hay delegados de todos los órdenes) y no por la Casa UVI, ubicada en Xalapa, capital del estado, donde hoy se gestionan los recursos de las necesidades a cientos de kilómetros de distancia.

“Necesitamos un mayor presupuesto en cada sede, pero en cada sede en sí” El reclamo tiene que ver con una mayor autonomía presupuestaria para cada una de las escuelas, desde las escuelas y no desde la capital del Estado. “En cada sede también se podría dar un mayor impulso a las comunidades de nuestras regiones” Algo que de lejos no se ve.

El cuarto punto del pliego petitorio mete el dedo en la yaga del conflicto: “Exigimos al Consejo General Universitario de la UV que realice acciones concretas en favor de la educación pública y por el inmediato cobro de la deuda” Es decir, que salga de lo declarativo. “Nos propusieron hacer una marcha en silencio, ¡como si estuviéramos muertos!”

El quinto punto se dirige a la comunidad, que aún no se decide: “Exhortamos a todas las facultades y estudiantes de la UV a que se sumen a esta lucha en favor de la educación pública y por el pago del adeudo a la Universidad Veracruzana. Que la defendamos, pues.”

“¿Podría incluir una frase en totonaco? Akinin UV, Nosotros somos UV, porque la defensa de la educación pública no solo nos compete a nosotros, sino a la sociedad misma.”