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Precarización laboral de los trabajadores de la salud en México

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  1. El carácter dual de la actual crisis del capitalismo mundial

El curso actual de la crisis económica mundial que estamos viviendo combinada con la agudización de la crisis sanitaria por el Covid-19 posee aspectos económicos, sociales y políticos que deben ser analizados con especial atención, para permitirnos constatar las formas en cómo los gobiernos y el gran capital, han pactado la vía por la cual han decidido enfrentar dichos conflictos que inhiben la acumulación de capital a nivel mundial.

De manera inicial, es importante resaltar que el carácter de la actual pandemia por el Covid-19 tiene significaciones y dimensiones diferentes con respecto a las pandemias antes vividas por la humanidad. Ello, se explica en gran medida primero, por la interconexión mundial, regional, y local instaurada a partir de la década de los años ochenta como requisito para hacer posible la movilidad del capital a partir de la fragmentación de los procesos productivos hacia nuevos mercados; y segundo, por la gran velocidad con la que se operan los mercados totalmente mundializados e interconectados en la distribución, la circulación y el consumo de cualquier tipo de mercancía incluida evidentemente la fuerza de trabajo.

Esta situación se ha traducido durante la pandemia por Covid-19 en un altísimo ritmo de propagación del virus a escala mundial, ningún país pudo cerrar sus fronteras para evitar la propagación pues esta medida atentaría contra los procesos de acumulación del capital. Por lo tanto, pensamos que no basta con ubicar la problemática como parte de la fase neoliberal, pese a que en este tiempo se desmontaron y destruyeron las instituciones del Estado benefactor, es por lo tanto, un problema de fondo, que ha dejado al descubierto al propio sistema capitalista y sus lógicas de reproducción en el que se desnuda el discurso pro vida y se que se antepone la ganancia sobre la vida.

De manera inicial en el reporte de investigación hablaremos de la tendencia en el crecimiento de la economía mundial, mismo que se ha distinguido durante las últimas seis décadas por un proceso de descenso en los ritmos de acumulación de capital a escala mundial, profundizado en especial durante la fase neoliberal, dicho proceso se refleja en las tasas de crecimiento real del Producto Interno Bruto (en adelante PIB), registradas por debajo del 5% anual.

Utilizaremos en esta parte del análisis el indicador económico del PIB, que históricamente da cuenta del comportamiento tendencial sobre el crecimiento de la acumulación de capital mundial, por lo que presentamos datos históricos de este indicador a través de la tasa real de crecimiento anual del PIB de 1961 al 2020, periodo que abarca tanto la fase del Estado Benefactor como la del actual Estado neoliberal.

En la siguiente gráfica, podemos inferir que desde 1976 con el agotamiento del llamado modelo de sustitución de importaciones se sostienen ritmos de crecimiento en la acumulación de capital inferiores al 5% anual, y que en particular es durante la fase neoliberal donde se ha promediado un ritmo en las tasas reales de crecimiento de 2,64%, asimismo, se observa durante esta fase una mayor presencia de crisis económicas con un mayor un nivel de devastación para la economía mundial; las fechas icónicas de dichas crisis económicas son 1982, 1987, 1994, 2000, 2008 y la que se está gestando actualmente.

Gráfica 1.

Hacia finales del 2019 se produce no sólo el inicio de lo que posteriormente el 11 de marzo del 2020 sería declarado por la Organización Mundial de la Salud (en adelante OMS) como pandemia por el Covid-19, sino que también se traduciría como el punto de inflexión para un deteriorado proceso de acumulación de capital como consecuencia de las exigencias y dominación del capital financiero sobre el capital industrial a través del proceso de financiarización. En otras palabras, la emergencia sanitaria ha representado por añadidura el elemento que logró dislocar el conjunto de la economía mundial profundizando las afectaciones económicas y sociales para la clase trabajadora.

Al respecto, el Fondo Monetario Internacional (en adelante FMI) presentó en abril del 2020[1] en su informe de perspectivas de la economía mundial un pronóstico sobre el crecimiento del PIB mundial para ese año, estimando una cifra de -3.0%; lo cual en definitiva ya representaba en sí mismo una contracción muchísimo más severa que la que se pudo observar durante la crisis financiera mundial del 2008.

El mismo FMI estimaba regionalmente las tasas reales de crecimiento del PIB para el 2020, por un lado, en el rubro de las economías imperialistas, como lo es el caso de la Zona Euro al pronosticar un PIB de -7.50%, en dicha zona se destacan los casos de Italia con -9.10%, España con -8.0%, Francia con -7.20, Alemania con -7.0% y del Reino Unido con -6.50%; en el mismo reglón de las economías imperialistas, pero fuera de esta área se ubica Canadá con -6.20, Estados Unidos con -5,90%.

En contraparte el mismo FMI estimó para las economías de la periferia que se encuentran integradas por las economías de Asia, con el caso de India con 1.90% y de China con 1.20% y, también en Europa con Rusia con -5.50%.

Continuando con las economías en la periferia se encuentra la región de América Latina y el Caribe. El FMI proyectó para esta zona una tasa de crecimiento real del PIB de -5.20%, destacando el caso de dos países, al considerar que se verían con más afectaciones económicas, por un lado, se encuentra México con -8.5% y, por el otro Brasil con -5.30%.

En la siguiente gráfica, se aprecia para México que, durante los últimos 38 años de la fase neoliberal, el crecimiento tendencial en el proceso de acumulación capitalista ha registrado una tasa real de crecimiento del PIB del 2% (véase la gráfica 2).

Gráfica 2

Para el caso de la región latinoamericana, la CEPAL estimó al inicio de la pandemia por el Covid-19 un crecimiento para la región del 1,3%, después de los estragos de la emergencia sanitaria rectificó el dato, estimando que el PIB caería –en el mejor de los casos- un 1,8%, dichas estimaciones de la CEPAL partían de la evaluación en la que el comercio mundial se reducirá espacialmente, reduciéndose los volúmenes de producción y las operaciones a nivel mundial, ocasionando como consecuencia que el desempleo se agrava cada vez más.

En ese sentido, la Organización Mundial del Comercio (OMC) hizo mención sobre el deterioro en el volumen de las exportaciones e importaciones de millones de mercancías en el mercado internacional, la directora de la UNCTAD Pamela Coke-Hamilton, hizo énfasis en que la economía China estaba enfrentando un escenario mucho más complejo y peor que el vivido durante la crisis financiera en 2008, pues existían datos obtenidos en el indicador oficial de China, el Índice de Gerentes de Compras (PMI), el cual registraba que la actividad de las fábricas estaba totalmente contraída.

Sin embargo, no era una situación nueva, pues ya se avizoraban dichos deterioros en el intercambio comercial a escala mundial desde 2019, pues el volumen del comercio mundial de bienes había caído en 0,4%, debido, primordialmente, a las barreras comerciales implementadas a inicios de 2018. En consecuencia, para 2020 la contracción del comercio mundial se profundizó conforme avanzó la pandemia por Covid-19, ocasionando que muchas empresas regresarán al sistema nearshoring, conocido como el proceso de externalización de la actividad laboral de una empresa a través de la subcontratación con otras empresas de un país relativamente cercano. Dicho sistema implica la relocalización del capital a partir de la gestión de las cadenas de suministro y de la manufactura, por lo que la confianza en los proveedores mundiales se vio afectada drásticamente.

Sin embargo, en medio de este proceso dual por la ralentización de la economía y la pandemia por el Covid-19, los grandes capitales no desaprovecharon esta oportunidad extraordinaria para ensayar en cada palmo de los mercados de trabajo una serie de mecanismos que les permitan aumentar sus ganancias; primero, a través del Estado con la implementación de métodos de represión y de control de la población trabajadora; y segundo, al configurar los ritmos futuros para definir las magnitudes de la explotación de la fuerza de trabajo, lo cual significa un traslado de los costos de la crisis a las clases trabajadoras, al implementarse los mecanismos que permitan a los grandes capitales contrarrestar la caída tendencial de la acumulación capitalista mundial, como el teletrabajo, y que se están expresando con una mayor precariedad laboral con el objetivo de disminuir los costos de la fuerza de trabajo, lo cual ha significado para los trabajadores formales menores salarios nominales ante el incremento del desempleo, inestabilidad en las formas contratación, disminución en los niveles de consumo de los bienes salarios de la clase trabajadora, suspensión de varios derechos laborales como el pago de las horas extras, el reparto de utilidades, el aguinaldo, etc., elementos vitales en materia de trabajo como forma de protección frente a la pandemia por Covid-19 de la clase trabajadora a nivel mundial, en otras palabras, millones de trabajadores han tenido que lidiar en sus centros de trabajo con la posibilidad de contagiarse y/o fallecer, un claro ejemplo de esta situación la viven los trabajadores del sector salud, quienes durante prácticamente un año han laborado en sus centros de trabajo para atender pacientes Covid-19 y que constantemente han denunciado las deplorables condiciones laborales en las que lo han tenido que hacer y que a lo largo del reporte de investigación analizaremos.

Consulta el reporte completo del Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM aquí.

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