México, D.F. Bajo el rayo del sol de mediodía, decenas de personas se aglomeran en una fila que parece interminable frente a la taquilla ubicada a espaldas de la Catedral; es aquí donde se entregan las pulseras para poder ingresar a la pista de hielo que, por cuarto año consecutivo, el gobierno del Distrito Federal ha instalado en el Zócalo capitalino como parte de un programa de “entretenimiento invernal” para los habitantes de la ciudad llamado “La magia de la Navidad”.
La entrada a la pista de aproximadamente 800 metros es gratuita, pero la espera es larga: primero es necesario formarse en la taquilla (hay quienes esperan en la fila hasta cuatro horas) para obtener un brazalete, en el cual se indica la hora de acceso. Después hay que formarse nuevamente treinta minutos antes de la hora marcada en la pulsera para recibir los patines y así, finalmente, poder estar sobre el hielo durante 55 minutos.
Ana María Barranco, por ejemplo, esperó junto con su esposo y sus dos hijas siete horas antes de poder patinar. Eso, sin contar las dos horas de camino que hizo desde Ixtapaluca hasta el centro de la ciudad. “Llegué a las 11 de la mañana y como a las dos de la tarde me dieron las pulseras, pero nos tocó hasta las 6, y tuvimos que esperar”, explica Ana, quien se dedica a la venta de productos por catálogo y reconoce que nunca antes ha patinado sobre hielo, pero “quiere intentarlo para saber qué se siente”.
Como Ana María, muchas de las personas que esperan su turno en las largas filas no saben patinar, situación que no resulta sorprendente, pues el patinaje sobre hielo no es un deporte común ni accesible para la gran mayoría de la población mexicana. Y quizá sea precisamente por ello, que no son pocos los que, aunque con lesiones leves como torceduras y golpes, acuden al servicio médico que se ubica a un costado de la pista. Allí, son atendidos por paramédicos, pero, tal como lo señala el reglamento, las instalaciones “están libres de cualquier responsabilidad en caso de accidentes”.
El programa “La magia de la Navidad” no consiste únicamente en la enorme pista de patinaje. Además, el gobierno ha instalado a lo largo de la plancha principal otras “atracciones” relacionadas con el frío y la nieve, la cual por cierto, ha cubierto la ciudad de México únicamente en dos ocasiones en la historia reciente: en 1940 y en 1967.