Más de 300 refugiados y migrantes resultaron heridos tras los ataques con balas de goma y gases lacrimógenos de la policía macedonia, en la frontera con Grecia, ante la desesperación por el impedimento del flujo de personas por Europa y la expulsión de migrantes a Turquía.
Los disturbios iniciaron cuando los refugiados en el campo heleno de Idomeni, donde actualmente hay más de 11 mil personas, intentaron derribar el cerco fronterizo con Macedonia.
Durante el fin de semana circuló un volante en el que se convocaba a una «marcha a la frontera», lo que motivó despertó a los refugiados a acercarse a la verja.
Según Liza Bendvska, portavoz de la policía macedonia, «empleamos productos químicos autorizados y ningún tipo de bala».
«Dispararon gases para protegerse y proteger la frontera, cuando un grupo de migrantes intentó destruir la alambrada», justificó el portavoz del ministerio del Interior, Toni Angelovski.
El gobierno heleno intentó convencer a los refugiados y migrantes del campo de Idomeni de que se trasladen a los centros de acogida en el país, pero la intención de llegar al centro del continente europeo para huir de la violencia en sus países los obliga a esperar hasta que las fronteras se abran.
Con información de agencias