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Polémica en la exposición «Zapata después de Zapata»

Eduardo Bello Ocampo

Uno de los cuadros de la exposición actualmente en el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México, “La revolución” cuyo autor es Fabián Chairez, ha suscitado opiniones en contra a cargo de diversos individuos, grupos y asociaciones que quieren sacar raja política en su posición común de ataque al cuadro que expresa a un Zapata desnudo pero con sombrero, una banda tricolor delgada y tacones, en uno de los cuales el tacón es una pistola y de modo tal que se sugiere que se está representando a un zapata gay. Antes de la exposición, este cuadro estuvo expuesto en el bar gay “Marrakesh”, en el centro histórico de la Cd Mx. En este cuadro, ¿se trata de un Zapata Queer?

De entrada las posiciones en contra de la exhibición de tal cuadro demuestran un olvido de los Derechos humanos, de la libertad de creación, que es necesaria para desplegar las ideas, convicciones e intenciones de los artistas. Pero además y por si fuera poco, muestra una clara posición de homofobia basada en una concepción de la historia de bronce manida y mocha. Carlos Monsivás (¡cuánto se le extraña!) diría con ironía que todas esas acciones y declaraciones tal vez sirvieran para documentar nuestro optimismo.

Sin ubicar la obra referida en el contexto de la totalidad de la obra de su autor, sin analizar los elementos formales, ni el asunto, contenido y forma de la obra en mención, su individualidad y su dialéctica interna, asumen una posición ideológicamente cargada hacia lo más conservador, con estridencia y agresividad como la mostrada ayer en el propio Palacio de las Bellas artes, pues los campesinos que se decían miembro de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas impidieron la entrada de espectadores, hecho que no se había dado en muchos años en Bellas Artes. Lo que sí asumo es que la obra ha sido efectiva en sus intenciones plásticas, aunque desconozco las intenciones subjetivas del autor. Las amenazas de destruir la obra, el propio recinto en que se expone y otras semejantes, no hacen sino afirmar la afiliación nazi de quienes las profieren. La libertad de expresión no sólo es verbal o por escrito, puede extenderse también a los discursos artísticos. Así, por ejemplo, nadie condenaría los desnudos de Jorge Marín o José Luis Cuevas.

Si las propias obras de arte tienen una vigencia y una caducidad, no hay que preocuparse por ello, el desarrollo de nuestra sociedad en la historia será decisorio para esto. Mejor sería oír los análisis de los críticos y los historiadores del arte, en vez de los comentarios condenatorios.

Quienes profieren denostaciones y condenas, no están dispuestos al diálogo, ya que es notorio que no saben argumentar, sólo usan una serie de falacias, por ejemplo continuamente se sirven de las falacias ad hominem, ad populum, de relevancia, de generalización excesiva. Su fundamento son las marrullerías y las artimañas basadas solamente en las emociones y para tratar de ganar la discusión.

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Una Respuesta a “Polémica en la exposición «Zapata después de Zapata»”

  1. En total desacuerdo con faltarle al respeto a Zapata, si hubiera dado algún indicio de ser gay , pues ok. Por je no va y pinta a la madre de quien lo defiende, como cadaver en la calle como alcoholic tirada en calle o prostituta. Sería simplemente arte.

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