En septiembre de 1968, durante la ocupación militar de Ciudad Universitaria, la protesta social y la expresión lírica llegaron a ser caminos paralelos para la poeta Alcira Soust Scaffo (Uruguay, 1924-1997). A fin de salvaguardar su vida se ocultó, aterrada, doce días en un baño del octavo piso de la Torre de Humanidades del campus universitario, desde donde observaba cómo estudiantes y profesores eran llevados a punta de bayoneta por elementos del ejército.
Para sobrevivir no tuvo más remedio que comer papel sanitario y tomar agua del lavabo. Después de esa experiencia extrema le dio escorbuto, perdió los dientes y le diagnosticaron sicosis delirante crónica.
La poeta uruguaya se distinguió por su activismo en la lucha de resistencia durante aquellos meses de 1968. Para recordar su paso por México hace 50 años, ahora es objeto de diferentes actividades culturales dentro del programa M68. Ciudadanías en Movimiento de la UNAM (culturaunam.mx/m68/).
Alcira Soust Scaffo fue profesora de educación básica en su país natal y llegó a México en 1952 con una beca del Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL), para asistir al curso de formación de Especialistas en Educación Fundamental en Pátzcuaro, Michoacán.
Posteriormente ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde repartía en los pasillos sus poemas en hojas sueltas. Participó en la revuelta estudiantil de 1968 y se convirtió en figura central del movimiento infrarrealista, que fundaron en los años 60 Mario Santiago Papasquiaro y Roberto Bolaño. El escritor chileno la tomó como personaje de sus novelas Los detectives salvajes y Amuleto.
Se dice que minutos antes de que los militares sitiaran la UNAM, reprodujo por los altoparlantes de la radio comunitaria el disco de Voz Viva de León Felipe recitando sus poemas.
Alcira desplegó una red de afectos y relaciones con escritores como León Felipe, Juan José Arreola, José Revueltas y el mismo Roberto Bolaño. También fue ayudante del pintor Rufino Tamayo y muy cercana al director de orquesta Eduardo Mata. Maestra, poeta, artista y traductora de poesía del francés al español. “En sus tardes libres, se perdía entre los laberintos de la poesía que ella misma escribía”.
El sobrino nieto de la poeta uruguaya, el cineasta Agustín Fernández Gabard, realizador del documental Alcira y el campo de espigas, retrato intimista, construido a partir de fragmentos de sus amigos de México y Uruguay, así como de su familia, recuerda que su tía abuela, a la que llamaban cariñosamente Mima, les regalaba poemas y dibujos a él y a sus hermanos. “Siempre tuvo una parte misteriosa, lugares a los que nadie accedía”.
Alcira escribió hasta sus últimos días; su obra permanece guardada en los cajones de muchas casas de parientes y amigos. Ningún libro, hasta ahora, recoge la poesía de la autora uruguaya.
Elena Poniatowska rememora que el día del entierro de Rosario Castellanos, en 1974, se fijó en una mujer alta y con el pelo empapado que repartía bajo el aguacero poemas de Rosario. Era Alcira, quien en esa ocasión “se había tomado la molestia de escribir a máquina uno por uno y los tendía bajo la lluvia”.
Hermann Bellinghausen la describe como “la omnipresente Alcira Soust. Una mujer avejentada, que siempre se cubría la parte inferior del rostro con una mano, un libro o una cuartilla de versos suyos o copiados a mano o máquina y te la ofrecía a cambio de unos centavos, una galleta, un café. Entrecana, mal peinada. Sus ojos azules y hondos mirándote derecho y luego desviándose. Todos la protegían y la evitaban. Una refugiada permanente, aunque venía del Uruguay anterior a la dictadura. Decía ser nuestra mamá. Nadie la tomaba en serio”.
La chica bohemia Auxilio Lacouture, personaje de la novela corta Amuleto, es la mismísima poeta uruguaya: alta, delgada, entregada con gran pasión a la militancia política y la poesía. Penoso fue el desenlace de Alcira, su inestabilidad emocional la aisló.
Su historia está inconclusa, hay un vacío que llenar. De ahí la propuesta de la exposición Alcira Soust Scaffo. Escribir poesía ¿vivir dónde?, que abrirá al público del 11 de agosto al 11 de noviembre de 2018 en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) del Centro Cultural Universitario (CCU), con la idea de “recuperar parte de su archivo personal para enfatizar la relación entre su militancia política y poética a través de sus poemas-acción y poemas gráficos”, a decir de los curadores Amanda de la Garza y Antonio Santos.
Otra actividad es el monodrama musical Luciérnaga, ópera de cámara para cantante, actor y ensamble con música de Gabriela Ortiz y libreto de Silvia Peláez, que narra la experiencia de Alcira Soust cuando se escondió en la Torre de Humanidades. Obra comisionada para el festival Vértice. Experimentación y Vanguardia, se presentará en la Sala Miguel Covarrubias del CCU los días 10, 11 y 13 de octubre. La dirección musical es de José Areán y la dirección escénica de Mauricio García Lozano.
Auxilio! Au Secours es una intervención escénico-poética libremente inspirada en la figura de Alcira Soust. Creación franco-mexicana del Colectivo TeatroSinParedes y el Théâtre 2 L’Acte, se presentará en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) del 15 al 25 de noviembre.
El programa M68. Ciudadanías en Movimiento es un amplio calendario de más de cien actividades artísticas, culturales y académicas organizado por la UNAM para conmemorar el 50 aniversario del movimiento estudiantil de 1968. Toda la programación la encuentras en la página culturaunam.mx/m68/.
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