Poema mixteco para recordar a Bety Cariño

Francisco López Bárcenas

LA MUERTE DE LA LIDER

A la memoria de Bety Cariño

Todos la vieron caer

y nadie podía creerlo,

ahí estaba el cadáver

y decían no era cierto;

cinco balas traidoras

destrozaron su cuerpo

y ella seguía viviendo

para todo su pueblo

“Compañeros de lucha

-dijo momentos antes-

camaradas de siempre,

hermanos míos, de ideales,

tenemos que luchar

por nuestras libertades

sin claudicar jamás,

solo que a todos maten”.

Con solo estas palabras

expresó su grandeza

defendió sus ideales

con el pueblo –su fuerza-

montañas y ciudades

fueron su fortaleza

y en lo más alto de ellas

colocó su bandera.

Así vivió en la lucha

-la lucha era su vida-

odió siempre a los lobos

que a la patria querida

como liebre ante un puma

quisieran ver perdida

y le abren las entrañas

si la encuentran dormida.

Con un golpe de suerte

dado en un triste día

cinco balas traidoras

destrozaron su vida.

No pudo defenderse,

no encontró una  salida

a esa trampa mortal,

y perdió la partida.

Comenzaron a unirse

las gentes de los pueblos:

“ya levántate hermana,

el futuro aún no es nuestro”;

dijeron para ver

si era mentira o cierto.

Nadie les respondió.

La líder había muerto.

“No se hable de tristezas,

de llantos, ni de penas,

cuando la lucha es vida

la vida será eterna;

coloquémosle flores,

que descanse, no muera,

y entre todos hermanos”,

alcemos su bandera.

Así la voz del pueblo

le entonaba su canto,

así honraban su nombre;

que en ciudades y campos

luchó por verlos libres,

la muerte desafiando.

Hoy su ejemplo nos sirve

para seguir luchando.

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