“En el municipio de Victoria, al pie de la sierra se Xichú, en el noreste del estado de Guanajuato, habitan los guardianes de los cerros, herederos de las tradiciones chichimeca, ñañú y otomí. Han sido despojados de sus lenguas nativas y muchas de sus antiguas costumbres pero su fuerte vínculo y respeto hacia su madre, nuestra madre, la tierra, sigue aún vigente y es la fuerza que los ha impulsado en esta lucha”
Esta lucha, que en realidad son muchas en un extenso pedazo de territorio serrano en Guanajuato. El Colectivo Michoacán en Defensa de la Soberanía Alimentaria elaboró y publicó un reportaje especial acerca de las dos décadas de explotación y despojo de las riquezas naturales y las tierras de estos pueblos, pero del que poco se sabe fuera de esos cerros.
“La Comunidad se contactó con nosotros. Viajamos y constatamos las injusticias en varios pueblos, como La Calera, Ojo de Agua, Corralillos y el Sotolar, así como el hostigamiento que sufren por una parte de los ejidatarios y personas externas a la comunidad, que ni siquiera saben bien quiénes son, pero que también forman parte de Sopral.”
Doce ejidatarios, organizados en torno a la Sociedad de Producción Rural de Responsabilidad Limitada, Sopral, creada hace 20 años han orquestado desde entonces organizando la explotación del territorio, “aprovechándose de la ausencia de administración sobre la posesión de tierra, y con la complicidad de las autoridades locales han desplazado a comunidades indígenas y según denuncian los vecinos, han causado un ecocidio”
La primera explotación fue a las biznagas, una planta de la familia de los cactus que está protegida por la Secretaría de Medio Ambiente (SEMARNAT) que castiga su extracción y comercialización con hasta 9 años de prisión y hasta 3 mil días de salario mínimo de multa. “La ciencia desconoce muchos de los aspectos de la reproducción de esta planta, llamada echinocactus platayacacthus, que se calcula superior a los 200 años en ejemplares de más de 2 metros de altura. Es un verdadero monumento botánico endémico de la zona centro y norte del país. Como crece un centímetro al año, su cultivo controlado no es comercializable, los individuos explotables de esta especie son todos silvestres”
Según el cálculo de los pobladores de Sotolar, entre 2006 y 2015, la Sociedad Sopral cortó 22 mil biznagas gigantes de un predio de 3700 hectáreas. “Cuando le preguntamos por la precisión del conteo, nos dijeron que fueron ellos mismos los que contaron una por una las biznagas masacradas”
La biznaga se utiliza para hacer un dulce, llamado acitrón, clásico de la comida mexicana, “usado en las roscas de reyes del 6 de enero, en los chiles de nogada y en algunas clases de tamales. Cortaban las plantas, las pelaban, pudimos ver restos en los cerros, luego las transportaban en burros o camionetas, porque la zona es de muy difícil circulación. Salían por el estado de Hidalgo, para luego ser procesados en acitrón y distribuidos a los mercados de dulces del país”
Los integrantes de Michoacán en Defensa de la Soberanía Alimentaria también recabaron información acerca de la extracción de arcilla de esos mismos cerros, por parte de Sopral en asociación con una empresa multinacional llamada Daltile, que financia la explotación para abastecerse de arcilla cerámica con la que confexiona los porcelanatos y cerámicas que vende al público.
También corre peligro el manantial de agua mineralizada conocido como La Hervidora, y otros puntos que son lugares sagrados para la comunidad originaria. La información detallada sobre esta lucha puede encontrarse en el reportaje especial llamado «L@s Guardian@s de los Cerros» publicado en la red social del colectivo michoacano.
Foto: biznaga // Victoria de Cortazar, para Michoacán en Defensa de la Soberanía Alimentaria
tomar acciones y denunciar ESA DEBE DE SER NUESTRA TAREA, CRUZANDO LAS DENUNCIAS COPIA A DISTINTAS DEPENDENCIAS Y ONGs internacionales. muy E LOSchingones los comerciantes de dulces tradicionales en LEON vendiendo bisnagas en pleno centro de LEON y que decir en CELAYA y SAN JUAN DE LOS LAGOS JAL.