Alrededor de mil 500 personas se concentraron en Brasil para reclamar por la desidia de las autoridades y de la empresa Samarco ante el desastre ecológico que la ruptura de dos represas de la minera provocó el pasado 5 de noviembre en Mariana, Brasil, y donde la ola de lodo tóxico, llevada por el río Doce, alcanzó el litoral del estado de Espírito Santo y afectó la subsistencia de los pescadores de la región.
Ante esto, pescadores y pescadoras de 16 estados de Brasil organizaron un «Abrazo por la Vida del Río Doce”, como denuncia del impacto ambiental y económico que representa para los habitantes el desastre conocido como “Tragedia de Mariana”.
«Reivindicamos no sólo el trabajo, lo socioeconómico, estamos preocupados también por el medio ambiente, y solidarios con las víctimas perdidas en la tragedia. No podemos callarnos, necesitamos mostrar lo que ocurrió”, señaló Manoel Bueno, presidente de la Asociación de Pescadores de Espírito Santo y coordinador nacional del Movimiento de Pescadores y Pescadoras de Brasil (MPP).
El líder explicó que el impacto por la ruptura de las represas empeorará con el tiempo, porque el accidente ocurrió justo en la época de reproducción de los peces como robalo y la tainha. Los pescadores entienden el suceso no como un desastre natural, sino como un «delito premeditado”, indicó Bueno. «Ya había sido alertado el peligro y la empresa no hizo nada para evitar que ocurriera, ni hicieron nada para contenerlo”.
Los habitantes demandan la atención de las autoridades para las averiguaciones y el análisis de las aguas, pues va más de un mes del suceso y no se han dado explicaciones.
El número estimado de peces muertos es de 11 toneladas, pero además otras especies están apareciendo sin vida en los alrededores del río, como los pájaros, y la población está alarmada por el riesgo de enfermar ante el consumo de agua contaminada. «De aquí a unos años las personas pueden morir, mujeres embarazadas dar a luz bebés deformados y no sabremos el por qué”.
Los pescadores, ante el problema económico al que se enfrentan, exigieron el apoyo gubernamental para incrementar un 20 por ciento el salario mínimo de cada dependiente, así como una canasta básica con valor de 385 reales.
Este sábado 12 de diciembre se realizará otro acto simbólico coordinado por representantes del municipio situado en la frontera de Espírito Santo con Minas Gerais.
Con información de Adital