El Parque Nacional Calilegua es una reserva natural de 76 mil hectáreas en la provincia de Jujuy, en donde se encuentra uno de los ecosistemas más diversos en flora y fauna de la Argentina, la Selva de Yungas. “Es el hogar de la mitad de la mitad de las aves del país y de especies en peligro de extinción, como el yaguareté y la taruca. También alberga al tapir, el tucán, la corzuela, el coendú y el monocaí”, sostiene Greenpeace Argentina.
La denuncia la hizo esta semana el grupo de trabajadores del parque: “nos convocamos para repudiar las maniobras pergeñadas entre las autoridades de la Administración de Parques Nacionales (APN) y el Gobierno de Jujuy, por medio de las cuales pretenden desafectar el área de mayor valor de conservación del Parque Nacional Calilegua y permitir así la continuidad de la extracción petrolera ilegal en el Yacimiento Caimancito, sin ningún tipo de control ni restricción”.
Lo que se plantea oficialmente es un “rediseño” del territorio de Calilegua, ampliando la explotación del Yacimiento Caimancito sobre 20 mil hectáreas de selva. Caimancito es explotado desde hace 46 años por la petrolera argentina YPF. A pesar de eso, las poblaciones circundantes de Yuto, Bananal, Caimancito y Calilegua “nunca se han visto favorecidas a través de la actividad petrolera”. Ninguna cuenta con gas natural, por ejemplo, a pesar de vivir a las orillas de la explotación. Sostienen a su vez, que la explotación en Caimancito no tiene peso como fuente de energía en el país, ya que apenas aporta un 0,05% de lo consumido en Argentina. Es decir, no vale la pena el daño que produce y menos el que producirá si avanza sobre la selva.
No es la primera vez que los trabajadores levantan la voz sobre el peligro de que parte del parque sea destinado a la explotación. La asamblea de trabajadores ya había alertado sobre esta amenaza a fines del año pasado y nuevamente en Abril de este año. El pasado 22 de Setiembre, mediante el comunicado que enviaron a distintos medios de prensa, volvieron a denunciar la existencia de un yacimiento petrolero dentro de un Parque Nacional, que califican de ilegal. Sostienen que entre otras, viola la ley argentina de Parques Nacionales, que prohíbe la explotación petrolera en los territorios protegidos “debido a las graves alteraciones que provoca en los ecosistemas”. Greenpeace ya ha registrado y denunciado infames derrames de petróleo en los terrenos linderos al parque que pertenecen a la explotación de YPF, así como el abandono de pozos petroleros (y sus cañerías) dentro del Calilegua como el que muestra la foto que ilustra este artículo.
Según denuncian los trabajadores, la Administración de Parques Nacionales pretende ceder el control del terreno protegido al gobierno de la provincia de Jujuy, hasta que finalice el plazo de la carta de intención que éste último firmó con la empresa china JHP International Petroleum Engineering Ltd (la concesión estaría a cargo de Petro AP) que es la que pretende la explotación. Ese plazo finalizaría recién en 2037 “que luego del saqueo devolverá al estado nacional un área empobrecida, degradada y aún más contaminada”. No es el único caso en que la presión extractivista avanza sobre terrenos protegidos, “como es el caso de Auca Mahuida en Neuquén, donde la actividad petrolera en marcha pretende desafectar el área, o el PN Los Cardones en Salta, donde en 2006, avanzaron con mapas de desafectación para permitir la reactivación de minas de Uranio”.
Los trabajadores exigen todo lo contrario a lo que está planeado: que se anule la concesión de explotación y que se busque “una solución definitiva al problema de un cierre y abandono ordenado y progresivo del yacimiento”.
Por su parte, Greenpeace lanzó una campaña de recolección de firmas que según el organismo internacional lleva ya reunidas las voluntades de 200 mil argentinos.