Fotos: Greta Rico / Morada Violeta
Ciudad de México | Desinformémonos. Kay Cisneros es partera en Morada Violeta, una colectiva que da atención a mujeres desde la primera menstruación hasta la menopausia y también atiende embarazos, parto y post-parto. Tiene un espacio de atención en la Ciudad de México que se centra en el modelo de partería con enfoque integral feminista frente a un sistema de salud que impone protocolos de atención rígidos.
“En los hospitales, cuando una mujer llega con trabajo de parto, no la dejan entrar hasta que tenga tantos centímetros de dilatación, si tiene menos la mandan a caminar; la llevan a una sala después de determinado tiempo, son una serie de pasos establecidos y protocolizados a los que todas las mujeres se tienen que acoplar”, expone Cisneros y añade que en el modelo de partería es al revés, pues ellas se flexibilizan a lo que cada mujer necesita.
En México, la muerte materna es un problema de discriminación que afecta principalmente a mujeres que viven situación de pobreza o que no cuentan con seguridad social, señala el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE). Actualmente, la principal causa de muerte materna en el país es por Covid-19, la Ciudad de México se encuentra entre los estados con mayor número de casos con 29 fallecimientos en lo que va del 2021, junto con el Estado de México con 55, Nuevo León con 28, Michoacán con 27, Jalisco con 23, Puebla con 16, y Veracruz con 14, según cifras de la Secretaría de Salud. El total de muertes maternas en 2021 en el país es de 305, lo que representa más de un 70% que el registrado el año pasado.
Durante la pandemia, el trabajo de las tres parteras que forman parte de la colectiva ha continuado de la misma manera, pues tiene que ser presencial pero con los cuidados necesarios, representando una alternativa para las mujeres en la Ciudad de México que no quieran exponerse a ir un hospital, explica Cisneros.
“En términos legales hay un reconocimiento de que las parteras existen”, dice la partera, y considera que no hay limitantes jurídicos que digan cómo tienen que hacer su trabajo. Explica que ellas se formaron en un plan de estudios basado en las competencias de la Confederación Internacional de Matronas y que en la norma de salud NOM-007 sobre atención en embarazo, parto y post-parto, se dice que las personas capacitadas para acompañar los partos pueden ser médicas o parteras.
Su forma de ver el acompañamiento integral y el modelo de partería con este enfoque, explica Cisneros, tiene que ver con respetar las decisiones de cada mujer y con darles información sobre beneficios y riesgos de cada una de sus opciones para que ”puedan apropiarse” de sus decisiones y tomarlas con autonomía. Se consideran un espacio libre de juicios, abierto a la diversidad de mujeres, con la visión de que las mujeres son expertas en sus cuerpos y en sus procesos, buscan dar una atención libre de prejuicios y estereotipos.
“Cuando nos preguntan cómo es un parto con nosotras, es muy difícil responder porque cada parto es un universo, hay partos de tres días, de tres horas, donde hacemos muchas cosas; hay otros donde las mujeres quieren estar más solas, entonces nos adaptamos a las necesidades de cada una”, explica la partera.
Otra característica del enfoque integral feminista, señala Cisneros, es que intentan no separar el cuerpo de la mente, “algo que ha hecho la mediciona hegemónica”, explica que existen especialistas para atender distintas partes de nuestro cuerpo y para ellas todas están relacionadas. Como parteras son expertas en atender todos los procesos sanos y acompañar desequilibrios comunes como infecciones vaginales o en vías urinarias y todo lo que no requiera una cirugía.
La partera dice que el modelo con el que trabajan se centra en la salud sexual y reproductiva de las mujeres y que, a diferencia del modelo médico, en Morada Violeta se enfocan en cada mujer, intentan conocerlas, quiénes son, cuál es su historia, cómo están emocionalmente, cómo es su alimentación, para así adaptarse a sus necesidades.
