Las empresas trasnacionales que instalaron parques eólicos en el Istmo de Tehuantepec lograron contratos de arrendamiento con las comunidades, a 30 años e irrevocables, a pesar de que se ha documentado que fueron obtenidos mediante engaño a los pobladores y de que sus instalaciones causan un daño ecológico.
Una radiografía sobre la operación de los parques, que crecieron durante los gobiernos del PAN, presentada por comuneros a los diputados del PRD, resalta que el pago por el arrendamiento de las tierras ejidales no se refleja con los estragos en el Istmo.
Uno de los grandes impactos ambientales es la contaminación por ruido que emiten los aerogeneradores, por lo que resulta necesaria la creación de una norma que regule los límites permisibles de ruido emitido por las aspas de los generadores de energía eléctrica por fuerza eólica, indica el documento.
Otro impacto ambiental, señala, y del cual todavía no existen estudios claros, es a las especies de aves que tienen su hábitat natural en el Istmo.
Se daña a las aves endémicas como a las migratorias que cruzan la región y que tienen su hábitat y conectividad con otros territorios de Centro y Sudamérica. El choque de las aves en las aspas motivó al Instituto de Ecología (de Oaxaca) a emitir medidas precautorias para reducir el riesgo de colisión contra los aerogeneradores, señala.
El documento detalla que cada año, en la temporada de migración 12 millones de aves de 130 especies cruzan el Istmo, y que entre éstas se encuentran la aguililla de alas anchas, la aguililla migratoria mayor y el halcón peregrino, en peligro de extinción y protegidas por las leyes de México y Estados Unidos.
Respecto del uso de las tierras, refiere que anualmente por cada hectárea las empresas pagarán 6 mil pesos y los contratos incluyen el permiso a los ejidatarios de utilizar sus terrenos para la siembra o la ganadería.Aun cuando para muchos campesinos el pago de 500 pesos mensuales por sus tierras es una salvación, para otros el engaño de las empresas a los dueños de la tierra es vergonzoso, explica.
De los 20 parques eólicos en operación en el istmo, tres son de la Comisión Federal de Electricidad (CFE): la Venta I, II y III, donde únicamente se generan 187.7 megavatios. En contraste, las empresas privadas generan 2 mil 286 megavatios. El control de la región la tienen las trasnacionales y algunas compañías mexicanas. Entre éstas, dos son propiedad de Iberdrola: Parques Ecológicos de México, en La Ventosa; y Fuerza del Viento, en El Espinal; en ambos genera 106 megavatios.
La primera opera por autoabastecimiento, es decir, es consumida por sus socios, entre cerveceras, refresqueras, papeleras, mineras y tiendas departamentales, considerados como grandes clientes, que antes tenía la CFE.
Otras empresas con parques eólicos son: Eurus/Acciona, ACS Dragados, Acciona, Electricidad del Valle de México, Fuerza del Viento Limpia, Fuerza Eólica de México, Desarrollos Eólicos de México, Gamesa, Eoliatec del Istmo, Eoliatec del Pacífico, la española Gas Natural (antes Unión Fenosa), Proyectos Sureste y Mareña Renovable.