En un mensaje ante cientos de estudiantes reunidos en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)-Xochimilco, Camila Vallejo, lideresa del movimiento estudiantil chileno, llamó a la unidad de los movimientos sociales en América Latina para impulsar una verdadera transformación de un
sistema de opresión, explotación, así como de control y abusoque opera de forma multidimensional. Enfrentar este modelo económico y social, afirmó, “nos demanda actuar como red
con una plataforma común de horizontes de lucha, que no implica olvidar o marginar las demandas locales, sino apuntar a una meta común de transformación. Ante alumnos de la UAM e integrantes del movimiento #YoSoy132, destacó que
nos sentimos muy emocionadas con la hermosura de la emergencia de los estudiantes, pero también reconocemos que lo hicieron de forma organizada, y cuando un pueblo está organizado, ahí está la verdadera primavera. En el acto, donde también dio un mensaje a los jóvenes Adolfo Gilly, profesor emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y colaborador de esta casa editorial, Vallejo afirmó que la movilización de miles de estudiantes chilenos a partir de mayo de 2011 cambió a su país, pero destacó que este proceso no fue de generación espontánea.
Reivindicamos nuestra historia. Somos herederos de muchas otras generaciones que lucharon por una democracia plena. Consideró como un hecho
muy importanteque #YoSoy132
haya puesto en la escena de la lucha social el papel fundamental que juegan los medios de comunicación. Es un ejemplo para la juventud latinoamericana. En un mensaje del movimiento #YoSoy132, leído por uno de sus integrantes, reiteraron su apoyo y solidaridad al movimiento estudiantil chileno, y recordaron que los une la solidaridad de los pueblos de América Latina. Advirtieron que están cansados de ser víctimas de un modelo político, económico y social que
sólo espera de nosotros que estemos callados. No perseguimos fantasmas del pasado, sino a un sistema que está más vivo que nunca. Por su parte, Gilly recordó el movimiento estudiantil del 68 y la represión con el halconazo de 1971. Explicó que los jóvenes que hoy se movilizan en las calles del país
son los mismos de siempre, los de antes y de ahora, que regresan puntuales, cuando menos se piensa y nadie los espera, cuando se les ocurre. Y aparecen y les desordenan todo a ellos, a quienes siempre toman por sorpresa.
Vengo de lejos, afirmó, desde la primera campaña que impulsó Salvador Allende en Chile en 1964, cuando nacía la gran esperanza. Estuve en el 68, en este México, en Lecumberri, cuando llegó (Gustavo) Díaz Ordaz,
el cruel presidente que nos trajo el PRI y masacró en Tlatelolco a esa misma esperanza. Estamos ahora aquí “gracias a ustedes, infinitos 132, nacidos en la Ibero cuando Enrique Peña Nieto creía que nadie se acordaba de sus crímenes contra Atenco. Estamos para ver si entre todos podemos detener el regreso de esa infamia, de hombres apaleados, de jóvenes asesinados y encarcelados, mujeres humilladas y violadas que ese gobernante desató en Atenco”. No voy a discutir entre quienes van a votar o a pronunciarse de otro modo, afirmó.
Vengo a decir que a este señor hay que detenerlo, y si votar para muchos es un medio, pues que lo hagan contra ese hombre. Se trata, agregó, de seguir diciendo la verdad de esta elección y
parar a ese señor que quiere restablecer aquel pasado. Por la mañana, durante su participación en el foro
Las universidades públicas en América Latina. El debate necesario, Vallejo alertó sobre la importancia de mantener una capacidad autocrítica dentro de los movimientos sociales para no caer en un
narcisismo social, pero también destacó la necesidad de abandonar viejos esquemas en los que
se exige a los de siempre cambios que sabemos nunca van a hacer. Reconoció que
aún no hemos resuelto cómo nos vamos a la disputa del poder, no hay plena conciencia de este proceso. Y en cuanto al papel de las redes sociales consideró que son una
herramienta dinamizadoraque se debe aprovechar para traspasar fronteras e informar, pero advirtió que la construcción de un movimiento social con capacidad de transformación social
sólo se construye persona a persona.