Panamá firmo el Acuerdo de París, el 22 de abril del presente en la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en New York, Estados Unidos. Y el 25 de agosto la Asamblea aprobó en tercer debate, el proyecto de ley 361, la cual se ratificó dicho acuerdo, el primer pacto global contra el cambio climático.
Sin embargo, sancionar dicho acuerdo y poner en marcha el Centro de Implementación REDD+, como expreso el presidente de la República de Panamá Juan Carlos Varela el lunes 12 de septiembre, es ingenuidad o incapacidad epistemológica en la cuestión socioambiental de como se maneja el mercado del carbono en el marco de la crisis ambiental global.
No puede haber una solución al cambio climático dentro de la dinámica de un capitalismo voraz impulsado por los grandes industrias, que compensan con sus ganancias el seguir contaminando. Por ende, los REDD, REED+ y UNREDD son parte de las falsas soluciones al cambio climático, que no es más que el Comercio de Carbono, o sea compra y vende permisos para contaminar. La cual, pretende resolver la crisis climática pero más bien permite que los contaminadores paguen en lugar de reducir sus emisiones. Este mecanismo del comercio de la contaminación es un gran negocio de miles de millones de dólares que privatiza el aire y modifica la atmósfera.
Y que pese a los diálogos intergubernamentales para disminuir el ritmo de la deforestación y proteger los bosques que se realizan dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), donde los gobiernos buscan un acuerdo legal sobre reglas e incentivos económicos no han sido efectivos, y capaces de reducir los impactos que genera el cambio climático.
Por ende una legislación o pacto no es suficiente para que Panamá, exprese su beneplácito, cuando décadas atrás debido incorporarse a una plataforma de estudios científicos y socioecológico para que impulsará una mejor estrategia política de ambiente y ciudadanía. Que involucrará de manera integra actores sociales, instituciones, gobiernos locales, afectados y víctimas de las desastres naturales producto de las secuelas del cambio climático.
Ya lo hemos expresado que los REDD, MDL, servicios ambientales y otros dentro de la lógica comercial, no son soluciones verdaderas, y que por el contrario nuestra propuesta muchas más simple y sensata para los grandes problema de la contaminación será detenerla desde su origen. También se sabe que la mejor forma de cuidar el bosque es garantizar la soberanía ecológica de las comunidades campesinas, ancestrales, de la gente de la urbe y sus espacios verdes, en la transformación de una conciencia más colectiva, responsable en el consumo y conservación territorial.
Una efectiva respuesta, a los desafíos que nos depara el clima, provienen de la consulta, intercambio y la constructividad ciudadana de un mejor modelo de desarrollo, que es decir otra forma responsable de sostener el equilibrio entre crecimiento económico y la ecología.
*Ecologista. Miembro del Colectivo Voces Ecológicas COVEC