El Mtro. Javier Riojas Rodríguez, coordinador de la Licenciatura en Sustentabilidad de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, advirtió sobre el riesgo que representa a la salud de la población la combinación de partículas PM 2.5 y de ozono, luego de que este martes se activara la Contingencia Ambiental Atmosférica Extraordinaria en la Zona Metropolitana del Valle de México.
El especialista señaló que el ozono, al provocar irritación de mucosa, de garganta, de ojos, del tracto respiratorio, hace que el organismo sea más vulnerable al efecto de las partículas PM 2.5. Esto quiere decir que nuestros organismos se vuelvan más vulnerables a ser afectados por este último contaminante, tan minúsculo que llega a la sangre. “Hacen una especie de sinergia para mal”, explicó.
“Esto puede provocar que la gente que tiene alguna enfermedad se le agudice o quienes padecen alergias se les disparen con mayor fuerza. Y quienes no presentaban algún padecimiento podrían registrar la presencia de alguna bacteria, un virus, parásitos o metales pesados que se incorporan al organismo a través del tracto sanguíneo”, señaló Riojas, quien ha trabajado en el campo de la educación y gestión ambiental pública desde hace más de 30 años.
El académico advirtió que las PM 2.5 son peligrosas y agresivas a la salud, incluso más que las del ozono, sobre todo ante exposiciones agudas como las que se viven en la Ciudad de México. Al respirarlas, atraviesan el sistema respiratorio, así como todos los mecanismos de defensa del cuerpo hasta llegar a la sangre a través de los alveolos. En tanto, el ozono es irritante a las mucosas. “En este momento se combinan dos contaminantes que todavía pueden hacer más grave el efecto en la salud”, alertó.
Riojas Rodríguez señaló que esta problemática se debe a muchos factores: el primero es porque se tiene una temporada de calor muy prolongada con temperaturas muy altas en la Ciudad de México, lo que genera que materia orgánica como hojas, leña, cartón y todo lo que se pueda quemar se vuelve más inflamable.
Esto se suma a que aún se realizan quemas agrícolas para preparar la siembra; así como como el incendio de predios de manera deliberada para cambiar el uso de suelo de ciertos terrenos. Otro riesgo es que las personas queman la basura para deshacerse de ella y hay descuido cuando se tiran las colillas de los cigarros o cuando se prenden fogatas.
“El calor, la temporada de quemas para distintos propósitos se combinó para que de pronto en tres días de incendios se acumulara una gran cantidad de partículas que no se dispersó porque no llovía ni hacía viento”, señaló el académico del Departamento de Estudios Internacionales.
El derecho humano a la calidad de aire
El especialista recordó que la calidad óptima del aire es un tema de derechos humanos. En julio del 2018, la CNDH emitió una recomendación general sobre calidad del aire, la cual está relacionada con la contaminación atmosférica urbana, pues es una situación que se presenta en reiteradas ocasiones en diversas partes del país, provocando una afectación, entre otros, a los derechos humanos, a la protección de la salud, nivel de vida adecuado, medio ambiente sano e información pública.
Los factores contaminantes más dañinos para la salud y el medio ambiente pueden clasificarse según su durabilidad en el aire. El ozono troposférico (O3) y las partículas suspendidas o material particulado (PM) están clasificados como contaminantes de larga duración de hasta cientos de años.
El PM consiste en una mezcla compleja de partículas sólidas y líquidas, especialmente dañinas al organismo de las personas. Descrito como un contaminante criterio, estas partículas contienen carbono negro que provoca impacto en el cambio climático.
Se clasifican dependiendo de su origen o tamaño: las partículas más perjudiciales son las más pequeñas, ya que pueden infiltrarse fácilmente en el organismo de las personas. Éstas se forman principalmente por la acción de los combustibles fósiles en combinación con la atmósfera, por lo que las actividades humanas juegan un papel importante en su generación.
“Las más dañinas son clasificadas por el tamaño de su diámetro en 2.5 y 10 micrómetros, las cuales son previstas tanto por la normatividad interna como internacional como contaminante criterio. El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático las consideró como un contaminante que regularmente no cumple a nivel nacional con los límites máximos previstos en la NOM23, siendo uno de los principales contaminantes”, explicó la CNDH.
Al respecto, Riojas habló de la urgencia de reformular el Programa para Contingencias Ambientales Atmosféricas, en donde las PM 2.5 se incorporen como un contaminante criterio con los que se publica la calidad del aire y con los que se definen las contingencias.
“Políticamente, no convenía una reformulación por la posibilidad de tener crisis ambientales. Ha sido una gran irresponsabilidad dejarlo así pese a las afectaciones a la salud sólo para que no se convirtiera en una crisis política. Es un problema de derechos humanos”, denunció.
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