Ola de indignación en Chile por la destrucción de la evidencia de un asesinato político

Stefanie Pacheco / Tanya Hirsch

Foto: El funeral del joven mapuche asesinado por el Comando Jungla, Camilo Catrillanca, contó con la participación de más de 4.000 personas. (Luis Hidalgo)

Una vez más se derrama sangre en la Región de la Araucanía. Y vuelve a ser sangre de una de las etnias más numerosas de Sudamérica, la mapuche. Y de nuevo, es la policía chilena la que disparó el gatillo.

El miércoles 14 de noviembre, Camilo Catrillanca, de 24 años, junto al menor de 15 años de iniciales M.P.C., conducían un tractor cuando se encontraron con 2O efectivos de Fuerzas Especiales a pie, que comenzaron a dispararles balines de goma. Según los Carabineros, un grupo de encapuchados había robado tres coches a unas profesoras de una escuela local, una situación de desencadenó el despliegue del recientemente formado Comando Jungla, un grupo antiterrorista introducido por el Gobierno en la región en junio de este año. Camilo giró el tractor para huir, y cuando ya estaban de espaldas a la policía, notaron que los disparos cambiaron.

El Comando Jungla fue entrenado en Estados Unidos y Colombia en técnicas antisubversivas y está obligado a filmar todas sus acciones

“Camilo iba manejando y me grita ‘agáchate’. Me agacho y veo hacia la izquierda y veo que estaba botando una cosa amarilla por la nariz. Paré el tractor, me bajé con los brazos en alto y grito: ‘Le dieron’, ‘le dieron’”, fue la declaración hecha por M.P.C. tras el asesinato.
Catrillanca es el decimoquinto mapuche asesinado en Chile desde el retorno a la democracia en 199O. El conflicto, en que el Estado protege a empresarios rurales en su enfrentamiento con los mapuche por las tierras de la región de la Araucanía, en el sur de Chile, es de larga data. Pero desde 2OO1 ha empezado a cobrar las vidas de los weichafe  (guerreros).

LA POLICÍA DESTRUYÓ LA EVIDENCIA

En junio, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, presentó en Temuco, la capital de la Araucanía, el Comando Jungla, una nueva policía antiterrorista que operaría en la “zona de conflicto”. Desde hace años, ciertos grupos mapuche manifiestan su demanda de autonomía y recuperación de tierras mediante la quema de camiones madereros e iglesias. El Comando fue concebido por Carabineros y el Ministerio del Interior para evitar “hechos de violencia rural de carácter terrorista” en la zona. Para ello, decenas de efectivos fueron entrenados en Colombia y Estados Unidos en cursos de cuatro meses a un costo de 3.5OO dólares por persona. Además, los dotaron con vehículos blindados, drones, y 😯 cámaras GoPro que costaron 39.O91 dólares.

Este último detalle es importante. Durante todo el conflicto regional, ha existido un problema recurrente: Carabineros detiene a mapuches por supuestos delitos y a estos se les aplica de inmediato la Ley Antiterrorista, que permite dejarlos en prisión preventiva. Pero luego no hay pruebas para probar el delito, por lo que tras el juicio (que puede durar meses o años) los mapuche deben ser puestos en libertad.El mismo ministro del Interior, Andrés Chadwick, compareciendo ante el Congreso este lunes 19 de noviembre para dar explicaciones del asesinato de Catrillanca por parte de su estrenado Comando, explicó que la función de las cámaras era justamente grabar los delitos y servir como evidencias ante los tribunales, además de ofrecer garantías de transparencia. Según sus creadores, esta era la ventaja del Comando Jungla: grabaría todo.

Sin embargo, tras el asesinato de Catrillanca, el director de Carabineros Héctor Soto anunció que los efectivos no grabaron el operativo.

El testimonio de M.P.C. dice otra cosa: “Luego me tiran al suelo y me subieron a la tanqueta. Ahí adentro un carabinero se sacó la cinta de grabación. La guardó. Puso otra cinta en la cámara y comenzó a grabar. Cuando estaba esposado va un carabinero por detrás y me pega con la [subametralladora] UZI. Viene otro por detrás, que le decían coronel, y me pegó nuevamente”.

Los policías implicados dijeron que no portaron cámaras, pero otros efectivos que llegaron después al lugar del suceso, aportaron grabaciones en las que se veía que sí llevaban

Mientras el menor entregaba su testimonio de tortura policial en la 2ª Comisaría de Collipulli, los carabineros involucrados llegaban al Ministerio Público a prestar su propia declaración. Siete horas y media duró su entrega de testimonios, hasta las 8h del día siguiente. Los involucrados directos dijeron que no portaron cámaras, pero otros efectivos que llegaron después al lugar del suceso, aportaron grabaciones en las que se veía claramente que uno de los policías que integraba la patrulla que disparó a Catrillanca sí llevaban cámaras.

La versión inicial de Carabineros se desmoronó. El ministro del Interior Andrés Chadwick se vio obligado a informar en una rueda de prensa que uno de los uniformados que participó en el asesinato sí portaba su cámara en el casco, de la que posteriormente extrajo la tarjeta de memoria y la destruyó. Paso siguiente, se pidió la baja de los cuatro carabineros del Comando Jungla que participaron en el asesinato y se aceptó la renuncia del Jefe de Orden y Seguridad de La Araucanía y del prefecto de las Fuerzas Especiales de La Araucanía. Los dos altos oficiales aún accederán a todos los beneficios del retiro una vez que salgan de la institución.

La verdad habló y respaldó la tesis del discurso que los mapuche han sostenido por años: que son los carabineros los delincuentes. Y es la tercera evidencia en lo que va del año. La institución policial se encuentra en juicio por la Operación Huracán, un montaje creado para encarcelar a los principales líderes mapuche, y un enorme caso de corrupción.

En todas las ciudades del país se siguen realizando manifestaciones, cacerolazos y performancesexigiendo la renuncia del ministro Chadwick y el retiro de las Fuerzas Armadas de la Araucanía. Al funeral en el sur asistieron alrededor de 4.OOO personas

En todas las ciudades del país se siguen realizando manifestaciones, cacerolazos y performances exigiendo la renuncia del ministro Chadwick y el retiro de las Fuerzas Armadas de la Araucanía. El renombrado poeta Raúl Zurita publicó un poema a Catrillanca, y el rostro del joven fue proyectado en la fachada de un edificio de Plaza Italia en Santiago, símil de la plaza Sol en Madrid. Al funeral en el sur asistieron alrededor de 4.OOO personas, que saludaron a la viuda embarazada y su hija de seis años, y se turnaron en discursos que coincidieron en pos de la unidad en la lucha territorial.

Sebastián Piñera se encontraba en la APEC en China, declarándose defensor del libre comercio ante los medios. Tras su regreso, el martes 2O de noviembre el intendente regional Luis Mayol dimitió, quejándose de que no había cometido ninguna falta. Del retiro de las fuerzas policiales, ni una palabra.

LA HISTORIA

El conflicto en La Araucanía no es un problema que surge en los últimos años. Este se arrastra más de 100 años y tiene su origen en el siglo XIX, del cual el principal responsable es el Estado chileno.

Es sabido que los mapuche son un pueblo que ejerció férrea resistencia al Imperio español, tanto así que obligó a los españoles a pactar con ellos. El mítico tratado de Quillin (1641), fue uno de los 36 tratados celebrados por los mapuche con la Corona española.

En los koyang, denominación indígena de parlamento, de manera diplomática se tomaron acuerdos que ratificaron la soberanía mapuche sobre su territorio ancestral. La fiesta siguió en paz. Más allá de algunos episodios esporádicos, los koyang permitieron la paz y el desarrollo del pueblo mapuche.

En el ascenso de las repúblicas latinoamericanas, los mapuche ratificaron estos tratados con los Estados que ahora dominaban donde antes lo hiciera España. Con el Estado argentino se celebraron nueve y con el chileno, once. El más significativo fue el Parlamento de Tapihue (1825), el cual resonó nuevamente el día del funeral de Catrillanca. La lonko o líder Juana Calfunao recordó que el acuerdo fue violado por Chile y que todavía está vigente, por lo tanto se debe reclamar.

Con la invasión, a los mapuche que quedan vivos se les quitó el 90% de su territorio. El Estado asume posesión de la zona e inicia un proceso donde instala a colonos europeos

El constante diálogo entre los Estados del cono sur y el pueblo mapuche se mantuvo hasta mediados del XIX. Esto se rompe, en el caso de Chile con la invasión al Gulumapu —nombre originario del territorio al oeste de la Cordillera— en 1866, cuando se dictan las primeras leyes de la campaña militar que terminaría con el despojo completo del territorio mapuche. Los intereses económicos fueron fundamentales, el espacio mapuche fue visto como un nuevo “Dorado”, cargado de recursos naturales como el bosque, y muy óptimo para implementar una agresiva agricultura que arrasó con la flora nativa y los canales de agua subterránea.

Con la invasión, a los mapuche que quedan vivos se les quitó el 90% de su territorio. El Estado asume posesión de la zona e inicia un proceso donde instala a colonos europeos —suizos, franceses e italianos—, iniciando el conflicto territorial, intercultural y económico en La Araucanía, nombre con el que se rebautizó Gulumapu.

La postguerra para el pueblo mapuche ha sido brutal, la acción del Estado chileno los ha condenado a la pobreza. La degradación fue significativa: pasó de la libertad a estar sometido a un nuevo sistema colonial donde ocupa la posición social más baja. Ni siquiera su idioma —el mapuzugun— es reconocido oficialmente por Chile. Para sobrevivir, el mapuche solo pudo aspirar a ser un pequeño campesino en las pequeñas tierras que le dejaron, muchas de ellas las de peor calidad de la zona. Fue además despojado de la gran masa ganadera que antaño poseía, un apetecido botín de guerra para Chile, parte de su estrategia militar llamada “guerra de recursos”.

De los 11 millones de hectáreas del Gulumapu en el siglo XIX, el despojo los hizo llegar al siglo XX con 500.000 ha, y eso en dictadura se redujo a apenas 300.000 ha. Por otra parte las vidas humanas que cobró este proceso en la nación mapuche son cifradas en 171 víctimas, entre ejecutados y desaparecidos por Pinochet.

En el proceso del retorno a la democracia se generaron varias promesas hacia los pueblos indígenas en Chile. El líder de la coalición tras el No a Pinochet, el democratacristiano Patricio Aylwin, convocó a los mapuche al pacto de Nueva Imperial en 1989, donde se prometió el reconocimiento constitucional, que hasta el día de hoy no se ha materializado. El siglo XXI está marcado por políticas de represión y criminalización del movimiento mapuche. Hoy el gobierno y los medios estigmatizan al mapuche como terrorista, pero la balanza de bajas humanas suma y sigue.

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