Cine para ver

Alberto Cortés

Octubre

Ahora que se cumplen cien años de la Revolución de Octubre, es interesante volver a ver la película Octubre (1927) de Sergei M. Einsenstein y Grigori Alexandrov, largometraje producido para celebrar los primeros diez años de la Revolución Soviética. Einsenstein con Alexandrov en el guión y Eduard Tissée en la cámara fueron los encargados de realizar el filme, un trabajo por encargo del Soviet Supremo y bajo la supervisión del mismo Stalin, ya instalado en el poder desde la temprana muerte de Lenin en 1926.

Captura de pantalla de 2017-11-04 09:29:07

Einsenstein había dirigido hasta ese momento dos largometrajes, La Huelga (1924) y El acorazado Potemkin 1925), esta última causó un gran impacto en todo el mundo, convirtiendo a su director en una figura muy influyente por su aportación a la cinematografía, el cine en ese momento era un arte joven y tenía todo por delante, él se hizo famoso tanto dentro como fuera de la Unión Soviética, es curioso que el primer director super estrella haya salido de un país comunista, de tal forma que nadie mejor que él para emprender un proyecto tan importante, se trataba nada menos que de inventar la imagen de la Revolución. Por supuesto, el camarada Einsenstein aceptó el trabajo apoyándose en la gran mirada de Tissé y la pluma de Alexandrov.

Octubre narra los acontecimientos del asalto al Palacio de Invierno durante la revolución rusa de 1917. Tenía que estar lista para octubre de 1927 pero tuvo que posponerse el estreno cinco meses porque León Trotski había caido en desgracia y hubo que sacarlo de la película en cada una de las escenas donde aparecía, sólo quedó en una: durante una acalorada reunión de los dirigentes bolcheviques, Trotski una hace una propuesta, Lenin otra, que por supuesto gana la votación, Trotski es derrotado.

La película hoy día resulta un tanto esquemática en cuanto a la caracterización de los personajes principales y lo que representan en la lucha política del momento, pero ahí están todos; bolcheviques, mencheviques, gobierno provisional, Kerensky, Lenin, Trotski, obreros, el ejército, cosacos, aristócratas, burgueses, en una narrativa que a pesar de lo complicado que puede ser llevarle el hilo a los acontecimientos y al drama de la historia, la fuerza de las imágenes y el montaje de atracciones construyen una trama emocionante que no ha perdido con el tiempo su efectividad dramática, con ese manejo genial del movimiento de las masas en una puesta en escena improbable pero magistralmente realizada, donde el pueblo es el personaje principal y colectivo, Lenin tan solo es la parte visible de esas masas que seducen con sus movimientos coreográficos, cinematográficos.

Einsenstein entregó su película con menos Trotski del originalmente planeado y sin esperarse al estreno consiguió permiso y visados para salir del país junto con su inseparable equipo con el pretexto de investigar en occidente los avances del sonido en el cine, los tres iniciaron así un viaje de más de dos años por Europa, Estados Unidos y México, en este último país logró filmar su inacabado ¡Qué viva México!, pero esa es otra película.

En nuestra historia, este extraordinario equipo de creadores cinematográficos, construyó y dejó para la posteridad en el imaginario colectivo la imagen de la Revolución, escenas filmadas desde la ficción pero que han pasado a la historia como documentales, es decir “verdaderas”, tomadas de la realidad. De cualquier forma, la película contó con miles de los protagonistas originales de esos hechos como extras para representarse a sí mismos ante las cámaras en los escenarios originales donde sucedió todo, así es que lo que se mira sorprende por su realismo que parece cierto.

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Alberto Cortés

Director de cine ganador en tres ocasiones del premio Ariel. Egresado del Centro Universitario de Estudios Cinemátográficos, entre sus películas y documentales se encuentran Amor a la vuelta de la esquina, Ciudad de Ciegos, Corazón del Tiempo, La tierra de los Tepehuas, Resistencia…somos gente del maíz, entre otros.

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