La lucha emprendida hace cuatro años por trabajadores despedidos de Honda de México para crear un sindicato democrático en la planta armadora de El Salto es una excepción entre las casi 300 maquiladoras de Jalisco, caracterizadas por bajos salarios y sometimiento laboral.
El 5 de febrero, tres miembros del Sindicato de Trabajadores Unidos de Honda de México (STUHM) y un activista solidario fueron detenidos por la policía municipal de El Salto cuando repartían volantes para informar a trabajadores de la empresa que una resolución legal abriría el paso a la libre afiliación sindical.
Durante horas los tuvieron incomunicados. El gobierno, aliado con la empresa y los charros cetemistas, intenta fabricarles acusaciones absurdas y desmedidas, dijo José Luis Solorio, secretario general del STUHM.
El propio Solorio fue detenido en marzo de 2012, cuando repartía volantes fuera de la armadora, en la carretera que conduce de Guadalajara a El Salto, municipio conurbado al suroriente de esta capital. Lo acusaron de robar una videopluma a un vigilante.
Según el dirigente, a los detenidos el miércoles los mantuvieron encañonados y los quemaron con cigarrillos encendidos.
Explicó que esta escalada intimidatoria
ocurre unos días después de que el STUHM obtuvo un amparo federal contra el intento del sindicato reconocido por la empresa, filial de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), de anular el registro, y cuando se espera que la autoridad laboral fije fecha para un recuento por la titularidad del contrato colectivo.
Honda es ejemplo de los bajos salarios que ofrece la industria maquiladora de Jalisco; el sueldo promedio de un obrero apenas supera 4 mil pesos mensuales.
En la planta de El Salto se ensambla la camioneta CR-V, la más vendida de la empresa japonesa, y como ha sido la constante en años recientes, en 2013 participó en el crecimiento de ventas de la firma, que incrementó su producción mundial en 12 por ciento.
En 2013 los trabajadores de la planta en El Salto hicieron un paro de más de 50 horas en demanda de reparto de utilidades acorde con la productividad, pues mientras les escamoteaba ese derecho, la empresa abrió una planta en Celaya, Guanajuato, con 3 mil empleados.
El Centro de Acción y Reflexión Laboral (Cereal), que apoya a los trabajadores e investiga las condiciones de trabajo en México, afirmó que en las maquiladoras de Jalisco privan el deterioro salarial, la falta de libertad de asociación y de estabilidad laboral. En 2002 el salario promedio en la industria electrónica era de 120 pesos diarios; actualmente es de sólo 116.
La reforma laboral de 2012, agregó, hizo aún más ambigua la subcontratación (outsourcing) por parte de empresas que proveen personal a las maquiladoras.
El Cereal también considera que la libertad de asociación de los trabajadores es casi inexistente, y los sindicatos independientes están a punto de desaparecer
, frente a por lo menos 480 afiliados a organizaciónes priístas, entre ellas la CTM, la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos y la Confederación Regional Obrera Mexicana.