“Nueva York no es como la pintan”

Testimonio de Diana, una migrante mexicana en Nueva York, recogido por Movimiento por Justicia del Barrio

Soy Diana. Tengo 16 años y a los 15 ya no aguantaba estar lejos de mis padres y me vine a Nueva York. Soy indígena mixteca, de Tlapa de Comonfort, Guerrero.

Antes de venirme, mi única imagen de Nueva York era las que enseñan en la televisión, como las torres gemelas y la estatua de la libertad y los edificios lujosos de Manhattan. Cuando llegué me quedé muy sorprendida porque nunca imaginé cómo era en realidad la Nueva York del pueblo sencillo y humilde. No sabía que existía otro Nueva York que lo que se promueve en la televisión. Aquí donde vivimos, en el este de Harlem, también conocido como El Barrio, es muy diferente de lo que yo creía que iba ser esta ciudad.

Esta zona está llena de paisanos mexicanos y afroamericanos. Hay muchos vendedores ambulantes y puestos donde se vende comida típica mexicana. Esta realidad me ha hecho recordar lo que me decía mi tío Ray, que “Nueva York no es como te lo pintan” y esa es la verdad. Cuando tenía dos años mi papá se fue a Nueva York a trabajar para sacarnos adelante y para ayudar a mis abuelitos. Dos años después mi madre cruzó la frontera para que en nuestra familia pudiéramos tener una vida mejor. La mayor parte de mi niñez viví separada de mis padres porque ellos trabajaban en Estados Unidos. Yo me quedé con mi tía y estudié hasta terminar la secundaria.

Aunque estaba consciente de la condición de pobreza que enfrentamos, nunca participé en una organización, pero si vi algunas marchas organizadas por estudiantes y maestros desempleados. Un día, cuando tenía 8 años, encendí la televisión y por primera vez vi a los zapatistas. De esa manera me di cuenta que había indígenas como yo que tenían problemas en otras partes de México. También me di cuenta de que estos indígenas de Chiapas se organizaban como comunidad y juntos luchaban contra el mal gobierno. A los 13 años mi mamá me empezó a contar por teléfono que en Nueva York una compañía internacional de Inglaterra estaba intentando desalojar a ella y a sus vecinos de su vivienda, porque querían cobrar rentas más altas para la gente rica. Así me di cuenta del racismo que mi mamá vivía por ser migrante.

Para luchar contra la compañía Dawnay Day, ella se integró a una organización que se llama Movimiento por Justicia en El Barrio. También me contó que esta organización apoyaba a los zapatistas. Al principio no creía que pudiera haber migrantes aquí que se atrevieran a salir a las calles a protestar y denunciar a los responsables de los problemas que enfrentamos. Pero así es. Después de haberme integrado al grupo, decidí ser una de las voceras en una de nuestras marchas. Al principio estaba muy nerviosa de dar un discurso frente a tanta gente y los medios de comunicación, pero ese miedo se fue cuando vi que era una oportunidad de sacar a la luz la verdad de estos políticos que están en contra de nuestra comunidad y nada más buscan el poder. Desde entonces sigo siendo una portavoz de nuestra organización para compartir lo que experimentamos como gente humilde.

Publicado el 01 de Marzo de 2010

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