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«Nuestra vida es defender los montes comunales»: defensa del bosque de Santa Ana

Aleida Alejandra Quintana Ordaz

Fotos: Aleida Alejandra Quintana Ordaz

Actualmente, comuneros de conciencia y brigadistas comunitarios nahuas de Santa Ana Tlacotenco, en la Ciudad de México, mantienen una ardua y continua lucha por la defensa del bosque, y se identifican a sí mismos como guardianes de los bosques comunales.

Santa Ana Tlacotenco es uno de los doce pueblos nahuas originarios de la alcaldía Milpa Alta, al sur de la Ciudad de México. Los montes comunales se encuentran localizados al sur de esta alcaldía y cuentan con una superficie aproximada de 17 mil 944 mil hectáreas de bosque en copropiedad con nueve pueblos. Es ese el territorio donde los comuneros y brigadistas comunitarios llevan a cabo labores de vigilancia, reforestación y protección de la flora y la fauna ante los saqueos, la tala ilegal, la caza furtiva y los incendios forestales.

¿Qué significa ser un comunero y ser un brigadista comunitario en la Ciudad de México?

Según el testimonio de varios comuneros entrevistados de Santa Ana Tlacotenco, un comunero es una persona nacida en uno de los pueblos originarios que conforman la delegación de Milpa Alta, y cuyo origen, según narran los más ancianos de la comunidad, les da la obligación de hacer comunidad, de defender la forma de vida de los lugareños, su historia, sus tradiciones, costumbres y lengua, así como los montes comunales. Sin embargo, comentan que las generaciones más jóvenes desconocen lo que significa ser un comunero lo cual pone en riesgo a su cultura:

Se está perdiendo parte de la historia, las nuevas generaciones ya no saben qué son los comuneros y nuestras responsabilidades como pobladores de estas zonas. El problema viene de la representación comunal que no se encargó de transmitir nuestro deber, de sumar a las generaciones más jóvenes al proceso de defensa de nuestro bosque. Los jóvenes de hoy en día no saben qué es una asamblea comunal o no saben que por el hecho de haber nacido en estas tierras son comuneros”

Para uno de los más jóvenes, un comunero “tiene la obligación de hacer comunidad con los suyos, ayudar a los demás”. “Desde niño mis abuelos me inculcaron el quehacer comunal, desde pequeño me enseñaron a proteger y cuidar el territorio y los bosques comunales. Un comunero rescata y lleva a la práctica la forma de vida de los abuelos”, dice el joven.

Por otra parte, existen brigadistas comunitarios, los cuales dependen de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural de la Ciudad de México, institución encargada de proporcionar los insumos e infraestructura necesarios para que se proteja el bosque. Los brigadistas comunitarios son, en suma, hombres y mujeres originarios de la comunidad y con interés en la defensa de los montes comunales.

“Ser de la brigada es un honor, ya que a través de esta participación se cumple con algunas de las obligaciones comunales, con algunas obligaciones como comunero y como indígena que ha heredado esta tierra a través de generaciones desde la época prehispánica”, añade uno de los brigadistas.

Tanto comuneros como brigadistas comunitarios son personas dedicadas a la defensa del territorio al sur de la Ciudad de México, enfrentando un sinfín de dificultades.

¿Cuáles son las principales problemáticas que enfrentan al defender el bosque?

Las y los comuneros de Tlacotenco enfrentan actualmente diversas problemáticas y riesgos derivados de la defensa de los montes comunales y el bosque en Milpa Alta.

Según su propio testimonio, en los últimos años han enfrentado no sólo los incendios forestales, sino también la tala clandestina, la presencia de cazadores furtivos en la zona, así como la violencia institucional constante de parte de instituciones de las que depende económicamente su labor.

TALA ILEGAL

Desde hace aproximadamente diez años se cuenta con la presencia de taladores clandestinos en los montes comunales de Milpa Alta, luego de que se presentó un fenómeno meteorológico que derribo varios árboles, por lo que la asamblea comunal decidió convocar a personas para retirarlos y utilizarlos como leña o bien como material para la construcción. Esto trajo como consecuencia que talamontes de la zona y originarios del estado de Michoacán acudieran al bosque, en un inicio con la finalidad de retirar los árboles derribados, y ahora para llevar a cabo la tala clandestina, lo que ha consumido una gran parte de los bosques y ha afectado de manera permanente la flora y la fauna en la zona.

En 2020, tanto brigadistas comunitarios como comuneros de Tlacotenco decidieron organizarse y defender el bosque de la tala ilegal, por lo que comenzaron a realizar operativos comunitarios de vigilancia y detenciones de taladores con la finalidad de presentarlos ante las autoridades. Derivado de dicha organización en junio de 2020 se logró la identificación de nueve taladores, motivo por el cual presentaron la denuncia PFPA/5.3/2C.28.5.2/03076 ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), con la intención de poner fin a la tala clandestina. Pese a la constante lucha por defender su territorio, las autoridades consideraron los hechos denunciados como un delito leve, dejando en libertad, seis meses después, a los talamontes identificados y colocando en una situación de riesgo a las y los comuneros denunciantes, quienes fueron igualmente identificados por los grupos de taladores.

A raíz de la puesta en libertad de los taladores, tanto comuneros y brigadistas han recibido amenazas e intimidación constante de parte de estos grupos. Por lo que ahora han tenido que emprender mecanismos de protección comunitaria para enfrentar los riesgos en que los dejó el haber denunciado la tala clandestina.

CAZA FURTIVA

Otra de las problemáticas que enfrentan las y los brigadistas comunitarios es la presencia de cazadores furtivos en los montes comunales, quienes acuden al bosque para cazar venado, coyote o armadillo principalmente.

Hace unos meses realizaron dos reportes ante la PROFEPA sobre la presencia de cazadores, la primera ocasión se trató de tres cazadores en compañía de 40 perros y la segunda ocasión ocho cazadores con el mismo número de perros, los cuales eran soltados en los montes comunales con la intención de que cazaran de manera indiscriminada diversas especies.

RESPUESTA INSTITUCIONAL

Las y los brigadistas comunitarios dependen de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural de la Ciudad de México (CORENA) a través del programa Altepetl Bienestar para el Bosque, el cual les brinda suministros e infraestructura necesarios para llevar a cabo labores de vigilancia, reforestación y limpieza de los montes comunales, como transporte, herramientas, equipo especializado para el control de los incendios forestales y una caseta de vigilancia. Sin embargo, diversos brigadistas comentan que dicha dependencia ha incurrido en irregularidades, abandono y errores que han puesto en riesgo la flora y fauna de los bosques comunales, como la reforestación de 700 mil árboles de una especie africana, acción que fue clausurada por PROFEPA en 2019.

Según la opinión de Alejandro Malagamba, maestro biólogo por la Universidad Autónoma de Querétaro, “la introducción masiva de especies de plantas exóticas puede causar un desequilibrio ecológico que afecta a especies de flora y fauna locales”, por lo que para reforestar, comenta, “es necesario un proyecto de reforestación o restauración, sustentado con un análisis previo, en el que se debería determinar cuáles son las mejores especies, los sitios prioritarios, la forma de reforestar (generalmente recolectar semilla local y se hace crecer en un invernadero)”.

En su experiencia, algunas dependencias carecen de personal capacitado o bien realizan dichas acciones de buena fe sin conocer “que sus decisiones afectan más de lo que ayudan al medio ambiente”. Por lo que su recomendación es el acercamiento a una instancia de manejo de recursos naturales (como la Conafor) que proporcione un seguimiento técnico a las acciones de reforestación y restauración que asegure los resultados beneficios al bosque que buscan los comuneros.

ABANDONO E INCUMPLIMIETNO INSTTUCIONAL

Las y los brigadistas comunitarios también han señalado que Corena ha incumplido en el mejoramiento de las instalaciones, que en la actualidad no cuenta con ventanas, chapas, instalaciones eléctricas ni sanitarios. Tampoco ha brindado colchonetas necesarias para la vigilancia nocturna y el equipo de seguridad entregado no cuenta con las condiciones necesarias para su labor. Los cascos, por ejemplo, no han sido entregados.

La última vez que recibieron botas y ropa de trabajo de parte de Corena reportaron que las tallas estaban reducidas y que no les habían quedado, “lo que hizo la institución fue agregarles un pedazo de tela a los costados”, mencionó uno de los brigadistas.

Por otro lado, las y los brigadistas comentan sentirse desprotegidos ante la situación que atraviesa el mundo en relación a la pandemia por el COVID-19, ya que su labor continúa ininterrumpidamente frente a los riesgos sanitarios. Durante estos dos años de pandemia, denuncian, sólo recibieron en dos ocasiones de parte de Corena tres cubrebocas desechables azules.

Cuando empezó la pandemia, Corena nos mandó en dos ocasiones tres cubrebocas de los azules. No nos dio más, nosotros nos tuvimos que cuidar. Vivimos con el miedo porque hay familiares en el pueblo que sí fallecieron. Corena nos subía en camionetas a dos brigadas, (21 personas juntas en una sola camioneta). Bajábamos en una farmacia a comprar alcohol y nos rociábamos todos porque no podemos llegar así a nuestras casas y contagiar a nuestras familias.”

Comentan también que debido a las condiciones de trabajo y la alta exposición a un contagio de COVID 19, tenían que lavar su ropa con mayor frecuencia, por lo que sus uniformes se desgastaban, situación que no tomó en cuenta la institución.

“Teníamos que lavar la ropa con mayor frecuencia por el COVID, por lo que se desgastaba más rápido. Algunos brigadistas llevaban su uniforme roto o con parches”, comenta un brigadista entrevistado.

Ante esta situación, las y los comuneros de conciencia y brigadistas comunitarios hacen un llamado a la sociedad, medios de comunicación e instituciones públicas para mantenerse atentos de la situación que enfrentan las comunidades indígenas de la alcaldía de Milpa Alta en la Ciudad de México, en relación a la defensa de los bosques comunales.

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