A corazón abierto

Oscar Olivera

Nuestra Colombia, los Acueductos de Aguas para la Paz, la red Vida, La Paz…

Fotos: Red Nacional de Acueductos Comunitarios de Colombia Red Vida

Hemos conocido, hemos estado, hemos vivido en muchas ciudades, en diferentes continentes, hemos estado en la amada Colombia, algunas veces.

Pero esta última estancia, en ese territorio tan desangrado y al mismo tiempo tan heroico, tan doloroso y al mismo tiempo tan alegre, tan poblado y al mismo tiempo con familias y comunidades desplazadas, tan rico en recursos naturales y tan despojado, este viaje en particular, me inspiró de manera tal que jamás ocurrió en ninguna otra parte.

La generosidad y locuacidad del conductor joven que nos recogió en el aeropuerto, que hablaba, durante todo el trayecto hasta Medellín de las posturas con relación al Si o al No del 2 de octubre.

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La espera, casi exclusiva, de Javier para alojarnos en su casa sencilla y acogedora.

El largo y reparador sueño después de 36 horas de viaje, soñando con los emotivos encuentros que ya se venían en los próximos días.

El visitar, luego de años, los espacios queridos de Penca, soleado, cómodo y con un ambiente de “caldero a vapor” por el trabajo cotidiano de jóvenes y mayores, de mujeres y varones, realizando lo habitual y preparando el Encuentro de Acueductos Comunitarios y la Red Vida.

A bordo del auto de un hombre sabio, como don Carlos, pudimos recorrer parte de la ciudad y trasladarnos a la tienda ColYFlor, donde William y Armando, junto al equipo de compañeras y compañeros, nos abrieron, mas aún, el horizonte de lo que empezamos a hacer en Cochabamba y en otras partes, el horizonte de poder tejer reciprocidad, complementariedad y respeto entre el campo y la ciudad por medio de los alimentos y el trabajo, esa Minga de la Comunidad que se construye con las necesidades de la cotidianidad.

La increíble sencillez y alegría de las palabras de la gente de ColYFlor, de contar las historias pasadas, las enseñanzas, las dificultades y los retos de lo que viene, pusieron al descubierto los secretos de la posibilidad de emular este trabajo enorme y generoso.

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Visitando la pequeña finca de don Héctor, que le quitó tiempo a la siembra de remolachas y cebollas para que podamos recorrer su hermosa y ecológica finca, observamos desde las alturas de su casa, don Héctor se preocupa que la denominada “urbanización” va cercando su querida finca de producción agrícola, pero para parar ese avance es necesario convertir la angustia en creatividad y trabajo duro, las hortalizas, las frutas, las vacas, los filtros de agua y la solidaridad vecinal es lo que mas le ocupa el tiempo a don Héctor y su cariñosa familia.

La asistencia a las palabras, salidas desde lo mas profundo del corazón, de la máquina de mirar y el recorrido por la Colombia rural del periodista Jesús Abad Colorado nos hizo llorar a un puñado de gente y todos y todas apretamos los dientes, entre una mezcla de dolor de rabia y al mismo tiempo de compromiso de seguir avanzado en la búsqueda de esa Paz colombiana.

Y al fin el día esperado, el encontrarnos en ese 6to. Episodio, de los inacabables que vendrán, de la gente del campo y la ciudad que convive, de manera ancestral y diaria, con el AGUA, a través de los acueductos comunitarios.

Qué alegría, qué sencillez, qué cariño, qué inspiración de los centenares de mujeres y varones que hicieron un recuento de su quinto encuentro, para evaluar el camino recorrido y pisar de manera mas firme el andar de las comunidades y proteger el territorio, que es un todo, la convivencia social, la relación con la naturaleza, el ser parte de ella, la organización, la cultura, los valores, casi ya perdidos en las ciudades y vigentes y vigorosos en el campo.

La ceremonia de la mezcla de las aguas y las semillas traídas desde diversos lugares y territorios, con mucho cariño y esfuerzo fue un encuentro armonioso y generosa entre hermanos y hermanas, entre el agua y las semillas, todas y todos bajo el cobijo de nuestra Madre Tierra, que todo nos da, como mujer, como madre, como abuela.

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Las palabras vigorosas, pero al mismo tiempo sabias de Beatriz, Presidenta del Acueducto La Palma, muy al norte de Medellín, donde el río, las montañas y el cielo no tienen fronteras que los separe, dan la bienvenida a los rostros y corazones de los guardianes y guardianas del agua.

La música, el canto, el baile y las palmas de las mujeres y hombres del teatro del salón Comandante Camilo Torres de la Universidad Nacional de Medellín, llevan al extremo la alegría y el entusiasmo de verse y seguir caminando todos y todas.

Por la tarde los testimonios de los logros, dificultades, desafíos y tareas de las comunidades que gestionan de manera autónoma los acueductos, fueron una lección de hermandad, decisión, de gestión participativa y transparentes, es decir ejerciendo y construyendo el autogobierno de los Pueblos, porque sin agua no gestionas la vida, no vives del agua, convives con el agua, es decir…vives…viven…conviven pues.

Las intervenciones de las hermanas y hermanos de las Américas, incorporados en la Red Vida, pusieron en el escenario del encuentro, un emotivo llamado a la organización, la lucha, la resistencia, la creatividad y la alegría en la cotidiana construcción del mundo que queremos, el imperioso compromiso de los movimientos sociales, las organizaciones y los Pueblos del Mundo a apoyar la lucha por la construcción de la Paz que tanto reclaman y demandan colombianos y colombianas, se proclamó que nadie está sólo, menos este Pueblo y que la Paz a construirse en Colombia, significará la Paz para todo el mundo.

La clausura del 6to. Encuentro fue emotivo, lleno de palabras producto de la deliberación de este encuentro, que entre otras cosas trabajó tenazmente en la elaboración de la Ley Propia de Acueductos Comunitarios, que junto a la fortaleza organizativa de las Comunidades constituirán el blindaje para que el agua siga siendo un derecho humano, un bien común, un patrimonio de la Naturaleza y no una mercancía, en el Manifiesto leído por Javier y Jessica, el cual refleja la diversidad de gente de los acueductos de toda Colombia que asistieron a este encuentro, que de manera coincidente y oportuna se proclamó que las aguas de Colombia son también Aguas para la Paz.

Un domingo soleado y alegre, fue el momento para compartir con las hermanas y hermanos de algunos acueductos comunitarios, en nuestro caso los denominados Juan Cojo y La Meseta, en ambos lugares vimos y sentimos la enorme experiencia, conocimiento y sabiduría en la gestión de estos acueductos, en uno totalmente eficiente, organizado y con absoluta garantía de sostenibilidad, generosamente fuimos atendidos por los dirigentes de estos acueductos en todas las preguntas, por saber mas, que fueron planteadas.

En la otra, sin tener un eficiente servicio de agua, fue mas la historia de este acueducto y las palabras de los gestores de este espacio comunitario que nos inspiró y confirmó que el agua es un ser vivo, que es la Comunidad que logró establecer una relación de armonía y vida con el agua en su lucha contra el despojo y por eso ambas se cuidan ahora, el Agua y la Comunidad.

La gente de los acueductos comunitarios se fue, para volver a su cause, luego de “desbordarse” durante tres días, es que el agua no de Colombia, como ser vivo, tiene su carácter, su personalidad y se asemeja al entorno donde vive, alegre, transparente y siempre en movimiento.

Comenzó la reunión de la red Vida, un puñado bastante consistente de luchadoras, organizadoras, activistas, organizadores y luchadores, que reunid@s cada cierto tiempo, evalúan, comparten, establecen, de manera muy comprometida las tareas que les toca, en cada región de las Américas, trabajar.

Este encuentro tuvo, además, alegres y emotivas coincidencias, el participar en el 6to. encuentro de los acueductos comunitarios, la reciprocidad de compartir experiencias, alegrías y dificultades, así como los desafíos en la lucha junto al agua, marcaron huellas indelebles de trabajo comunitario, de visión y convivencia con el agua, del coraje y sabiduría de mujeres y hombres.

El encuentro de la Red Vida, que ya lleva trece años de fundación, coincidió además, con la firma de los acuerdos de Paz entre el gobierno colombiano y las FARC-EP, era el día 29 de septiembre.

En pleno encuentro, tuvimos la ocasión de presenciar, a través de la televisión, la firma de estos acuerdos, fue una ceremonia emotiva, alegre, esperanzadora, que concluyó, en nuestro lugar de reunión, en miles de abrazos, de lágrimas de alegría y de corazones de mujeres y hombres con una esperanza infinita.

Al día siguiente tuvimos la oportunidad de asistir a una marcha auto convocada por ciudadanas y ciudadanos que llamaban a la población a sumarse a la construcción de La Paz para Colombia.

Qué nos inspira el Pueblo colombiano luego de estar en su territorio durante esos días de alegría, inspiración, creatividad y movimiento?

  • Nos inspira el trabajo y su clarísima concepción del territorio, por parte de las hermanas y hermanos de los sistemas comunitarios de agua, que al igual que los y las mayores van transmitiendo su sabiduría y experiencia a las generaciones que están y que vienen..

  • Nos inspira la enorme capacidad de discusión y deliberación de mujeres, hombres, jóvenes, ancianos y ancianas en torno al agua, que al igual que los ríos que bajan de sus montañas, lo hacen con ruido y con generosidad.

  • Nos inspira la eficiencia, transparencia y caridad en la gestión de la infraestructura de los acueductos.

  • Nos inspira la calidad y calidez humana de su gente, que al igual que su aguardiente, nos produce sentimientos y apegos de aprecio, amor y solidaridad.

  • Nos inspira la belleza de su territorio.

  • Nos inspira la resistencia de su gente en contra de los enemigos comunes de nuestros pueblos, la guerra, los gobiernos, las corporaciones y el miedo.

  • Nos inspira las Beatrices, los Pedros, los Javieres, las Amalias, las Elenas, la Linas, las Claudias, los Jesuses, los Armandos, los Héctores, es decir la gente común.

  • Nos inspira la inagotable fuente de alegría y esperanza.

Es decir, en Colombia, así como en otros pueblos del mundo hemos aprendido a trabajar cotidiana e incansablemente para pasar de la REsistencia a la RE-Existencia de nuestra vida, de nuestro territorio, de nosotras y nosotros.

Medellín-Cochabamba-Abya Yala noviembre del 2016

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