Caminos de la Memoria

Marina Mejía

Noviembre en pie de lucha

En este mes de noviembre los mexicanos nos jactamos de honrar la memoria de nuestros seres queridos que han perdido la vida, en otras palabras nos jactamos de recordar, qué mejor que este mes para recordar y honrar a quienes han muerto en pie de lucha, buscando a sus familiares, a quienes nunca dudaron en seguir caminando con todo y las constantes represiones y amenazas de ser asesinados.

Es por eso que en esta ocasión a través de este espacio honramos la memoria de las valientes e incansables personas que han dejado su vida en la búsqueda de sus seres queridos. “En pie de lucha hasta el final” son palabras de la señora María Luisa Fierro, quien se mantuvo, como bien lo dijo, en pie de lucha, buscando a su hija Olga Navarro Fierro desde que fue desaparecida el 8 de noviembre de 1978; lamentablemente la señora María Luisa falleció el año pasado sin ver de regreso a su hija.

Ante la partida de la señora María Luisa y de tantas madres y familiares que han perdido la vida en este camino de incertidumbre, es tan indispensable como urgente la construcción colectiva de la memoria, pero de esa memoria que convive en simbiosis con la verdad, por incómoda que ésta resulte.

Oscar y Aracely, hermanos de Rafael Castro Hernández, son otro ejemplo de quienes han asumido esta pesada labor y desde el 18 de noviembre de 1976 hasta la fecha no han dejado de insistir y resistir en esta lucha contra el olvido.

Rafael Castro era maestro egresado de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa Isidro Burgos, tenía 19 años cuando fue desaparecido por miembros de la Brigada Blanca. Su hermana Aracely le deja un mensaje en las huellas que resguarda el Colectivo Huellas de la Memoria: “[…] mi insistencia es caminar hasta encontrarte”.

Por su parte las autoridades ya han manifestado su incapacidad e indiferencia al respecto, desde que la señora María Luisa comenzó a buscar a su hija y mucho antes, así como del mismo modo que años más adelante lo ha dejado ver el caso de Héctor Rangel Ortiz, un joven queretano que trabajaba con su familia y fue desaparecido a los 27 años el 10 noviembre de 2009 en Monclova Coahuila. A él lo buscan sus padres y su hermana. Por si no fuera suficiente el desgaste que implica la búsqueda por sí misma, la familia de Héctor ha tenido que enfrentarse a toda clase de amenazas que atentan contra su propia integridad y la de Héctor. Esta situación lamentablemente ha venido a traducirse en un cansancio en todos los sentidos y en una enfermedad que ha puesto en peligro la vida de Brenda, hermana de Héctor.

Pese a todo la familia de Héctor no ha parado de aportar datos y pistas sobre su caso, mismas que oficialmente no son reconocidas por las autoridades, dejándonos claro a quién le toca la búsqueda honesta de la verdad, a quién la construcción de la memoria. Evidentemente le toca a quien le interesa.

El pasado 21 de octubre Héctor cumplió 39 años de edad, doce de ellos sin ver a su familia.

Sabemos que no hay verdad si no hay memoria y viceversa, y que esa es tarea de todos. Los medios nos han acostumbrado a normalizar una realidad inadmisible, minimizando a través de cifras el impacto de la violencia que se vive a diario. La manera de enunciar los hechos en los noticieros siempre es planteada de manera que el caso en cuestión nos suene muy lejano, como si se tratara de alguien que no nos incumbe. De ahí la importancia de asumirnos como una sociedad, de saber que nos necesitamos unos a otros, que somos una especie de red en la que cualquier fractura a un eslabón, por mínima que sea, nos afecta a todos.

Nos permitimos mencionar aquí a la señora Minerva Bello Guerrero, madre de Everardo Rodriguez Bello, desaparecido el 26 de septiembre de 2014 junto con sus 42 compañeros en Iguala, Guerrero.

La señora Minerva luchó hasta el último momento por ver a su hijo de regreso. La angustia y el dolor comenzaron a debilitar su salud; fue víctima de un cáncer que se complicó aún más ante la frustración de no

saber el paradero de su hijo y que finalmente acabó con su vida el 4 de febrero de 2018, después de poco más de tres años sin ver a Everardo. Con mucho respeto y admiración recordamos la lucha de la señora Minerva a través del mensaje que dejó plasmado en su huella: «seguimos buscando hasta encontrarlo». Ante su partida nos queda la convicción de que no son factibles el olvido ni la conformidad.

Son muchos los casos de desaparición en México y el mundo, tantos que resulta complicado mencionarlos a todos de continuo, pero justamente estamos para no olvidar, para la construcción de la memoria y la búsqueda de la verdad, para caminar junto a los familiares, para reconocer su valor y la solidez que caracteriza su dignidad. Mencionamos algunos de los casos de quienes fueron víctimas de desaparición forzada en el mes de noviembre y de quienes han perdido la vida con la frente en alto, buscando a sus seres queridos.

Colectivo Huellas de la Memoria

Colectivo que registra las historias de personas desaparecidas y los procesos de búsqueda de sus familiares en México y América Latina. La propuesta es grabar mensajes de lucha y esperanza en las suelas de los zapatos, usados por los familiares durante la búsqueda y denuncia de las desapariciones, y convertirlos en objetos de memoria viva.

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