Foto: Monumento a la Ausencia | Cuartoscuro
Ciudad de México | Desinformémonos. “Justicia es lo que queremos. No queremos dinero ni disculpas ni monumentos, queremos justicia”, exclamó Severiano Sánchez, a nombre del movimiento estudiantil de 1968, en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, a un costado de la Plaza de las Tres Culturas, donde el 2 de octubre de 1968 fueron asesinados los estudiantes organizados a manos del ejército.
«Les decimos, para los genocidas de Tlatelolco, para los asesinos de los muertos del movimiento, para los que desaparecieron los cuerpos en la guerra fría, a los compañeros estudiantes que tomaron las armas y se fueron a la guerrilla, para los que nos masacraron el 10 de junio, no hay perdón y no olvidamos», aseguró durante la ceremonia de inauguración de la instalación del Monumento a la Ausencia, por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas.
En presencia de funcionarios y autoridades universitarias, como el rector de la UNAM Enrique Graue, repudiado por la comunidad estudiantil tras los ataques porriles del pasado 3 de septiembre y la impunidad en los casos de violencia dentro de la universidad, Sánchez aseguró que a 50 años de los hechos las víctimas no olvidan el “genocidio cometido por Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, así como los altos mandos del Ejército”.
La inauguración del Monumento se llevó a cabo el pasado 1 de octubre. El Monumento a la Ausencia es un proyecto antimonumental de la artista israelí Yael Bartana, el cual consiste en una plancha de cemento con la impresión de más de 400 huellas de sobrevivientes y familiares de las víctimas y de los desaparecidos de la represión contra los estudiantes en 1968.
El 2 de octubre, la oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU-DH) y Amnistía Internacional lamentaron la “inadecuada” investigación de los hechos y la “sombra de impunidad” en el caso, lo que impide que se acceda a la justicia y se sancione a los responsables.